Madrid, 5 mar (PL) Tras concretarse la final entre Barcelona y Athletic de Bilbao, el debate hoy en el fútbol español es sobre la sede de la final, que cada año deja pendiente la definición del estadio donde se jugará.
La fecha del partido, el 30 de mayo, se conoce desde hace meses, pero tradicionalmente los contendientes buscan jugar en el estadio con mayor capacidad, preferiblemente no el suyo, considerado de mala suerte.
Jugar una final como local trae mal fario (mala suerte). Cada final es una experiencia para la afición, que le gusta desplazarse y vivir ese momento en directo, argumentó el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu.
Los catalanes apuntan con tibieza hacia el Santiago Bernabéu (con capacidad para 81 mil espectadores), la sede del odiado Real Madrid, donde ganaron en 1997.
Sin embargo, en 2012 intentaron algo similar, y el presidente blanco, Florentino Pérez, encontró como pretexto que el estadio iba a emprender justo en esas fechas una reforma de los baños.
Ahora el Madrid tiene como excusa que si el Castilla, filial del primer equipo blanco, se clasifica para los «playoffs» de ascenso a la segunda categoría, podría exigir celebrar sus partidos en el Bernabéu.
Hace tres años, Barcelona y Athletic jugaron en el estadio Mestalla, campo del Valencia, aunque sus 55 mil asientos se mostraron insuficientes para atender las peticiones de ambos clubes.
Barcelona y Athletic de Bilbao se reunirán en las próximas fechas con la Federación Española de Fútbol (RFEF) para informarle sobre su propuesta.
Luego, la RFEF comunicará al propietario del estadio la decisión, y éste decidirá si ofrece su campo o si justifica una negativa.
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