El son huasteco y Nicandro Castillo

Por Víctor Gaspar

Entiendo como son huasteco el tradicional, anónimo, el que no tiene una duración fija, el que no tiene tampoco una letra establecida, que se puede ir improvisando versos conforme la fiesta avance o al calor de ella.

(N22) El son huasteco es música abierta, alegre y en opinión de Enrique Rivas Paniagua, un género muy vivo. El investigador musical presenta su libro Nicandro Castillo. El hidalguense. Publicado por vez primera en 2003, esta segunda edición cuenta con más información y datos más precisos, más fotografías y un formato más grande. En el volumen se compilan las partituras y una ficha discográfica de cada una de ellas y que refiere a los intérpretes y versiones que se han hecho de cada una de las canciones de Nicandro Castillo, apodado Ticho.
 
Hay también una autobiografía de él, un testimonio valiosísimo desde muchos puntos de vista. El original es un manuscrito, yo tuve que paleografiarlo y hacer un cotejo y un estudio de ello con notas mías y un texto introductorio de mi parte, que consistió en el momento histórico en el que surgió Nicandro Castillo. La importancia que tiene el que él haya sido base, pilar del son huasteco tradicional, comentó Rivas Paniagua.
 
Fue en Xochiatipan, en 1914, donde Nicandro Castillo vio la luz. Afincado en la ciudad de México a los 20 años ya estaba entregado a este género, primero con los chinacos y después con los plateados. Inicialmente con piezas de dominio público y luego con composiciones propias. Es precisamente de estas dos agrupaciones que el investigador presenta también un disco compacto, grabaciones realizadas en discos de 78 revoluciones.
 
“Era muy importante, y está señalado en el libro, esta diferencia que se establece entre son huasteco y huapango. Entiendo como son huasteco el tradicional, anónimo, el que no tiene una duración fija, el que no tiene tampoco una letra establecida, que se puede ir improvisando versos conforme la fiesta avance o al calor de ella. Y el huapango de autor que tiene un tiempo establecido, una letra fija, un autor registrado y que no permite la improvisación de los versos”.
 
Enrique considera a Nicandro como una piedra angular en el género con sus más de 90 composiciones. Su música, representada en el trio huasteco con su jarana, su quinta huapanguera y su violín son los guardianes de un sonido que, además de alegre, se encuentra plenamente vigoroso en el siglo XXI.
 
“El son huasteco en general es una cultura viva, no es inducida, no es forzada. Siempre me ha parecido erróneo el estar hablando de ese término tan usual de rescate o de rescatar. No estamos rescatando nada porque no estaba perdido. Está viviendo en estos momentos el son huasteco y el huapango un auge muy importante, muy señalado, que nos avisora un futuro promisorio para este género”.
 
El libro Nicandro Castillo. El hidalguense y el disco compacto homónimo son una edición del Conaculta y el Gobierno del Estado de Hidalgo.

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