Consigue presidente afgano objetivos de visita a Estados Unidos

Kabul, 25 mar (PL) El presidente afgano, Ashraf Ghani, consiguió sus objetivos de aplazar la retirada total del Pentágono, tras entrevistarse y convencer a Barack Obama de que esa medida apuntalará años de ocupación extranjera.
Ghani concluirá hoy dos días de permanencia en Estados Unidos, adonde llegó para obtener apoyo de Washington, en tanto que la nación asiática amenaza en convertirse en ingobernable.
Reportes sobre reclutamientos para el grupo extremista Estado Islámico (EI), aumento de la violencia y de la insurgencia a cargo del movimiento político, social y militar del Talibán, resultaron los argumentos del gobernante afgano a fin de cambiar la decisión de Obama.
El presidente del país asiático viajó acompañado por el primer ministro Abdullah Abdullah y otros integrantes de su gabinete, en procura de lo que al final obtuvo: casi 10 mil soldados estadounidenses seguirán en el territorio, contrario a la reducción de la mitad de esa cifra a fines de 2015.
Afganistán sigue siendo un lugar muy peligroso, argumentó Obama, al referirse a la inestable situación del país asiático.
Los grupos extremistas islámicos se fortalecieron en Iraq tras la salida de Estados Unidos y se teme, apuntó el mandatario norteamericano, una repetición.
Sin embargo, Obama no olvidó su promesa de traer a casa a finales de 2016 y principios de 2017, el remanente de tropas de su país, que en un momento sumaron más de 100 mil militares.
En un intento por evitar lo ocurrido en Iraq, el Pentágono analiza el entrenamiento de hasta 320 mil afganos hasta 2017, según el secretario de Defensa, Ashton Carter, quien aseguró que hay un compromiso inquebrantable en la fuerte y estratégica alianza con Kabul.
Washington tampoco quiere abandonar del todo al Estado asiático, tomando en cuenta su ubicación estratégica; en la retaguardia de antiguas repúblicas soviéticas y fronteras con China y Pakistán.
En cualquier caso, la sociedad afgana observa que la presencia de los invasores no propició el ansiado fin del conflicto, como resultado del cual en poco más de una década acumuló un saldo de unos 100 mil muertos.
Para invadir y ocupar Afganistán, la Organización de Naciones Unidas (ONU) emitió una resolución que ofrecía patente de corso a una coalición de unos 50 países aglutinados en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, para sacar del poder al régimen del Talibán.
Empero, al concretarse en 2001 la derrota y posterior apartamiento de ese Gobierno, en 2003 la OTAN, encabezada por el Pentágono, tomó las riendas de la ocupación bajo el pretexto (todavía lo esgrime) de evitar el resurgimiento de la red Al Qaeda.
De 2001 a la fecha, los soldados norteamericanos cometieron numerosos actos delictivos o crímenes de lesa humanidad, entre ellos el protagonizado por el enajenado sargento Robert Bales, quien mató a 16 civiles, incluidos nueve niños, durante sendas incursiones a aldeas afganas.
La presencia de 100 mil soldados de la ISAF en Afganistán, en un momento con más de 60 mil estadounidenses, con el presunto objetivo de garantizar seguridad y estabilidad, no ha conseguido ninguno de sus propósitos.
Según denuncias del gobierno de Irán, la producción afgana de opio se ha cuadruplicado desde la invasión y ocupación por las fuerzas foráneas, pues si en 2001 se reportaban dos mil toneladas, hoy día la cifra llega a ocho mil.
Teherán es uno de los más afectados por el consumo de opio que se elabora a partir de la amapola, en tanto se ubica en una de las tres principales rutas de los narcotraficantes, a saber, la del sur por Pakistán hasta los puertos de Gwadar y Karachi, y la del norte que cruza las exrepúblicas soviéticas de Kirguistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán.
La amapola la cosechan con altos rendimientos en las provincias de Kandahar y Helmand, y luego de convertida en opio o heroína es moneda de cambio por armas como los fusiles AK-47 o la versión más moderna, los AK-74, conocidos como Kalakov.
Se cotiza así: un kilogramo de droga compra 15 Kalashnikov o 10 Kalakov y en otro tipo de trueque se ofrece el mismo peso de estupefacientes por cinco o seis de esos fusiles.
En opinión de los mercaderes, resultan más redituables las armas que las drogas, aunque las cifras reflejan que en cualquiera de los casos todos ganan, incluidos nacionales de la coalición de los países invasores y ocupantes.

Deja tu comentario