Argentina: Malvinas sin secretos

Por Martin Hacthoun

Buenos Aires (PL) La instrucción de la presidenta Cristina Fernández, de desclasificar todos los archivos de las Fuerzas Armadas Argentinas sobre la Guerra de Malvinas, completa la decisión de su Gobierno de transparentar toda la historia de ese conflicto.
El anuncio lo hizo el 2 de abril, al conmemorar el aniversario 33 de esa contienda que inició la Junta Militar de una dictadura a punto de desaparecer, y rendir tributo a los veteranos y caídos en la gesta.
La desclasificación de esos archivos se sumará al ya hecho público «Informe Rattenbach», el cual muestra la evaluación del desempeño de los militares durante esa guerra que duró del 2 de abril al 14 de junio de 1982, con saldo para Argentina de 649 muertos y cientos de heridos.
Cristina Fernández fue más allá y también adelantó la creación del Archivo Oral de las Memorias de Malvinas, con testimonios de quienes participaron en aquella guerra.
Con la desclasificación de los archivos confidenciales en causas que atravesaron el corazón del pueblo argentino, el Gobierno establece una política de apertura informativa con el fin de transparentar el pasado en pos de un presente y un futuro distinto, comentó la agencia de noticias Télam.
Entre esos casos están el atentado a la asociación judía AMIA y a la Embajada de Israel, la Guerra de Malvinas, el Plan Cóndor, a los que se suman las Actas Secretas de la Junta Militar durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).   Para el secretario de Asuntos Relativos a las Malvinas, Daniel Filmus, el estudio de la Comisión de Análisis y Evaluación de Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur, conocido como Informe Rattenbach, permitió conocer no sólo los errores militares que se produjeron sino también los excesos y las violaciones a los derechos humanos que sufrieron los soldados argentinos.
Sobre el tema Malvinas, la presidenta primero creó el 25 de enero de 2012 una comisión para que procediera a la apertura y conocimiento público del Informe Rattenbach y el 7 de febrero de ese mismo año anunció el levantamiento del secreto.
A esa carpeta se le añadieron datos de los archivos desclasificados del Reino Unido referidos a cómo se gestó la guerra.
Fueron unos tres mil 500 documentos, entre los que se incluyeron testimonios de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, textos de su oficina privada en Downing Street, del «Gabinete de Guerra», comunicaciones del Foreign Office, del Ministerio de Defensa, del Almirantazgo y todo el material que resultó en el Reporte Frank (Frank’s Report), el equivalente británico del Informe Rattenbach que se elaboró en la Argentina.
Ahora serán puestos a la disponibilidad pública todos los archivos de las Fuerzas Armadas.
Esta apertura se enmarca en la idea de generar una «nueva doctrina de la inteligencia argentina, donde los ciudadanos se sientan cuidados y no espiados», explicó el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli.
La nueva documentación que será desclasificada incluye miles de grabaciones, informes de agentes en estaciones del exterior y todo el país, así como cables de las embajadas argentinas y de la región.
Toda esa información reconstruye la historia desde distintos organismos oficiales gracias a la decisión política de la Casa Rosada, ejecutada por los ministros desde las diferentes áreas.
En opinión del ministro de Defensa, Agustín Rossi, la desclasificación «aumenta la transparencia de las acciones del Estado al permitir que los archivos estén al servicio del conjunto de los argentinos» y evaluó que es un «fomentador enorme en la construcción de la memoria histórica del país».
El anuncio de la mandataria el 2 de abril en Ushuaia, Tierra del Fuego, frente a las aguas del Canal de Beagle, suscitó gran satisfacción en grupos de derechos humanos y de veteranos.
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, manifestó que siempre solicitaron la desclasificación y la digitalización, no sólo en Argentina sino también en todos los países, de esa documentación.
La revelación de los archivos de las Fuerzas Armadas muy probablemente ayudará a sustentar la causa que presentará próximamente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el Centro de ExCombatientes de Islas Malvinas de La Plata (Cecim).
Los miembros del Cecim adoptaron esa decisión luego que la Corte Suprema de Justicia de Argentina se negó a investigar las acusaciones por delitos de lesa humanidad cometidos contra soldados conscriptos por militares argentinos en las Islas Malvinas durante el conflicto con Gran Bretaña en 1982.
Entre los delitos que reclaman figuran torturas, estaqueamientos y asesinatos cometidos en las islas en perjuicio de soldados conscriptos. El máximo tribunal rechazó la indagatoria pese a que hay 120 denuncias, 87 acusados y más de 300 soldados que quieren declarar.
La mayoría de los argentinos asumen hoy la disputa por las Malvinas y la guerra de 1982 de forma diferente a partir de la política de impulsar el diálogo y la paz que sigue el gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
El programa Arte por la Paz, con el cual el Museo Malvinas celebró el Día del Veterano y los Caídos en la Guerra, muestra esa visión.
«Este es un día de mucho revoltijo en el alma; homenajeamos a nuestros muertos, pero no lo queremos hacer desde la tristeza, ni con una actitud pasiva ni deprimida», puntualizó Jorge Giles, director de esa institución, en declaraciones a Prensa Latina.
«Queremos comenzar a conmemorar esta fecha a partir de ahora de una manera bien popular en la que abracemos esa memoria colectiva que tenemos todos los argentinos con canciones de amor, con poesía, que sea un canto a la vida», afirmó el director del Museo.
El reclamo de soberanía de Argentina sobre sus islas del Atlántico Sur se ha convertido en un elemento de unidad e integración entre los países latinoamericanos, que lo ven como una causa común.
Para Rossi, «vivimos como un logro muy importante que todos los países desde México hacia abajo, de América Latina acompañen la postura del país», según afirmó en declaraciones a Radio Rivadavia.
El ministro tiene la convicción de que, en la medida en que se generen mayores escenarios de aislamiento de la posición de Reino Unido, la situación de poder sentarse a dialogar y ese diálogo incluya la cuestión Malvinas, es una situación que finalmente va a terminar de madurar.
Hasta ahora Londres ha rechazado más de 40 resoluciones de la ONU y otros foros internacionales que exhortan a las negociaciones como vía para hallar una solución a esta disputa territorial que Naciones Unidas considera un caso colonial.
El exviceprimer ministro John Prescott precisó, en reciente artículo en el diario Daily Mirror, que Londres gasta anualmente 100 millones de dólares en las Malvinas y desde 1982 hasta la fecha ha invertido más de mil 540 millones de dólares en mantener a los isleños.
En días recientes, el secretario de Defensa británico, Michael Fallon, anunció ante el Parlamento de su país que incrementarán sensiblemente su inversión en armamentos con destino a las islas, y pidió una partida adicional de 268 millones de dólares.
Ante esa política que desconoce resoluciones de foros internacionales, Argentina en cambio aboga por el diálogo y la paz, al tiempo que aumenta sus gestiones diplomáticas.
Rossi remarcó que gracias a la política llevada adelante en los últimos años de reclamar la soberanía sobre las Islas Malvinas por la vía diplomática, hoy «hay una mayor cantidad de países que reconocen y acompañan la posición argentina».

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