La Habana, 13 abr (PL) La presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá es considerada hoy, incluso por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, una nueva etapa en las relaciones hemisféricas.
En un artículo publicado en el espacio Progreso Semanal el analista Jesús Arboleya subrayó que Obama fue a Panamá salvar el sistema panamericano, amenazado por la exclusión de Cuba.
El dignatario norteamericano habló casi a título personal, como si sus ideas fueran por un lado y la política de su país por otro, lo que refleja la polarización existente en el cuerpo político estadounidense, puntualizó Arboleya.
Muchos de los presidentes del hemisferio -señaló- no lo entendieron de esa manera y le recordaron tantas cosas, que Obama terminó por renegar de la historia que le contaban y se marchó desilusionado e indignado del recinto, para reaparecer, con cara de pocos amigos, en el momento de la foto colectiva, .
Si algo dejó claro la VII Cumbre de las Américas, fueron las diferencias de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, así como la inadecuación de la política norteamericana para enfrentarlas,aseveró Arboleya.
Lo que sí resultó en entredicho -en opinión de Arboleya- fue la capacidad del sistema panamericano para aunar los intereses continentales. Hasta el punto, que la Cumbre otra vez fue incapaz de adoptar una resolución final, debido a la falta de consenso con Estados Unidos y Canadá.
Varias delegaciones -apuntó-reclamaron la necesidad de reformar este sistema y
se cuestionaron el papel de la Organización de Estados Americanos.
Nada mejor que el caso de Cuba para demostrar que puede haber acuerdo en que existen desacuerdos, como dijo el presidente cubano, Raúl Castro, y
sin embargo establecer una convivencia civilizada, donde puede
discutirse cualquier tema, por espinoso que sea, argumentó Arboleya.
Ojalá que Estados Unidos comprenda de que está en presencia de un
mundo que cambió y adecue su política a esta realidad, enfatizó el analista.