Abuja, 13 abr (PL) La sociedad nigeriana y la comunidad internacional, desconocen hoy el paradero de las más de 200 niñas secuestradas por la secta Boko Haram en la localidad de Chibok hace un año.
Nadie sabe nada en el citado pueblo, estigmatizado por la trágica operación de la organización extremista.
Al respecto, organizaciones internacionales consideran que la administración del presidente, Goodluck Jonathan, no hizo todo para garantizar la seguridad de los residentes en el norte del país, donde reside la mayoría de su población musulmana.
«Su gobierno falló en la prevención de estos crímenes, en su persecución y en la protección de las víctimas», apuntó la Federación Internacional para los Derechos Humanos.
Las más de 200 escolares desaparecieron en las primeras horas del 14 de abril de 2014, cuando medio centenar de hombres armados de la secta radical llegaron en camionetas e irrumpieron por la fuerza en el centro educacional.
«El nuevo presidente tendrá que hacerlo mejor y más rápido», demandó la Federación en relación con los desafíos que deberá enfrentar el nuevo presidente, Muhamadu Buhari, quien aún no asumió el cargo, luego de ganar las elecciones 28 de marzo.
Transcurrido un año y dada la naturaleza de sus captores, parece poco probable que el Buhara esté en condiciones de hacer algo por esas niñas cautivas de los integristas, cuyo jefe, Abubakar Shekau, amenazó con vender como esclavas.
y quien sabe si su vida, en una escuela de Chibok.
Después del asalto, a las víctimas sólo se les vio en una ocasión en una grabación de vídeo difundida por la secta radical