(N22) La Piedad Rondanini, última escultura de Miguel Ángel, se muda a Museo de Milán.
La última escultura de Miguel Ángel, La Piedad Rondanini, fue trasladada a un nuevo museo de Milán creado expresamente para albergar esta obra, en la que el maestro italiano trabajó hasta su muerte, indicó este viernes el ayuntamiento milanés.
La estatua de mármol blanco de unos dos metros de alto, que el artista dejó inacabada a su muerte en Roma en 1564, se encontraba desde 1956 en otra parte del castillo Sforzesco, situado en el centro histórico de Milán.
A partir de ahora, La Pietà Rondanini será la única obra del museo homónimo que abrirá sus puertas el próximo 2 de mayo, un día después del inicio de la Exposición Universal de Milán, indicaron los representantes del ayuntamiento en una rueda de prensa.
El sitio escogido es una sala restaurada en un antiguo hospital español, cuyos frescos en el techo y en las paredes albergaban a los soldados enfermos de peste durante la segunda mitad del siglo XVI. El arquitecto italiano Michele de Lucchi comentó que es «un lugar de mucho sufrimiento, adaptado para acoger una escultura que expresa el sentimiento intenso del dolor de una madre».
El paradero de esta obra, encontrada en la vivienda del artista tras su deceso, se desconocía hasta 1807, cuando reapareció en el palacio milanés del marqués de Rondinini (o Rondanini). La ciudad de Milán la adquirió en 1952 y desde entonces la exponía en otra sala.
Esta nueva ubicación «cambia completamente la percepción de este ícono del arte mundial y pone en valor la poderosa intensidad de la obra en la que Miguel Ángel trabajó hasta los últimos días de su vida», apuntaron los adjuntos del alcalde, Filippo del Corno y María Carmela Rozza, en un comunicado.
La preparación del traslado tomó tres años y supuso una hazaña técnica «sin precedentes», declaró Claudio Salsi, director de la superintendencia del castillo. Para protegerla de las vibraciones del metro y de los riesgos sísmicos, la estatua ha sido ubicada sobre una plataforma aislante, cuya eficacia se comprobó en un laboratorio con una réplica de esta obra de Michelangelo Buonarroti.