Líder contra colista. Una ecuación sencilla sobre el papel pero que en ocasiones se convierte en un partido trampa. No sucedió en el choque entre Córdoba y Barcelona. El más poderoso aplicó todo su arsenal para dar un golpe de autoridad camino de los tres últimos encuentros de Liga. Fueron ocho goles, pero bien pudieron ser una docena porque la diferencia entre ambos equipos fue abismal.
El Córdoba aguantó muy dignamente hasta el minutos cuarenta y dos. Juntó las tres líneas en torno a su portero y se dedicó a tapar todos los huecos con una defensa solidaria. Hasta ese momento, el Barcelona dispuso de varias y claras ocasiones en las botas de Neymar y de Messi, pero fue Rakitic el encargado de serenar los ánimos del líder.
Con ese tanto, el Córdoba se vino abajo como una torre de papel. El desmorone fue psicológico y físico, ya que el calor era asfixiante, y antes del descanso llegó el segundo gol, obra de Luis Suárez. Punto y final. El encuentro ya estaba finiquitado a falta de conocer el montante de dianas que alcanzaría la voracidad de los azulgranas.
Tras el descanso se vio que el líder no estaba dispuesto a especular. En la segunda parte, el Córdoba adelantó las líneas y el Barcelona encontró más espacios. En una Leo Messi remató un centro templadode Alves para igualar a Cristiano Ronaldo con 39 goles. No se detuvo el equipo de Luis Enrique. Luis Suárez hizo el cuarto, Piqué el quinto y Messi, el sexto. Con este último acierto, Leo volvía a ponerse por delante de CR. El vendaval no cesó y Neymar marcó el séptimo, en un penalti que le hicieron. Messi le concedió el honor al brasileño y se olvidó de esa pelea por el Pichichi. Luis Suárez puso la rúbrica con el octavo y su hat trick particular.