Por Alberto Cruz
La Poeta Gorda, primera novela de José Luis Valencia, es una historia donde convergen el amor, el desamor, la corrupción, la amargura, el humor, el cinismo y la moral. Publicada por el sello Rayuela, diseño editorial, Valencia nos ofrece una novela sencilla y no por ello simple, donde los personajes desinhibidos permiten la posibilidad de burlarse de los temas subyacentes a la trama. Sí, también es comedia.
Se trata de José Alberto Medina “El Medina”, mujeriego, aspirante a escritor, que trabaja en un juzgado y escribe para una revista. El escenario es el café Caligari donde siempre están los mismos comensales haciendo lo mismo, es ahí donde conoce a la Poeta, mujer enigmática y melancólica, que se la pasa bebiendo la mayor parte del tiempo y que está metida en un pasado que le impide avanzar, pues se encuentra enamorada de Pintor, su amante.
Junto con sus compañeros de juerga, también asiduos al café Caligari, “El Medina” desahoga su amor por la Poeta, admite que lo está destruyendo poco a poco y que ella no lo puede llegar a querer, pero continua en su necesidad. Se va internando en un torbellino que lo desgasta, la Poeta lo deja cada que quiere mientras sus amigos le aconsejan que la deje ir: que no es suya y que no lo será jamás. Cada uno aporta algo distinto a la trama; identificamos a un filósofo, Vértiz, a un sociólogo, Audifaz y a Chef, que trabaja en el café y aparte es un voraz lector de novela policiaca.
Ambos protagonistas son el sin sentido de las horas, del paso irremediable del tiempo que termina por acabarlos mientras se encuentran con sus propios excesos: la mota, el alcohol y el sexo. Es vivir persiguiendo algo inalcanzable y terminar agotado. A pesar de que la historia parezca muy desarrollada, la narrativa es fluida, se desliza entre la comicidad de los personajes y sus repentinos brotes de lucidez.
La Poeta Gorda es una novela que se libra del peso de señalar un nuevo camino filosófico o social, es una analogía de una realidad oculta. Encontramos personajes con problemas verdaderos, con obsesiones embarazosas, con el cinismo como bandera y con problemas morales. José Luis Valencia retrató un mundo donde confluyen estos elementos, detalló y dio a luz una obra atractiva.