(Agencias) El equipo acusó el cansancio del encuentro de la Champions ante el Bayern Munich y no cerró los nuevos tres puntos hasta la recta final con un golazo de chilena de Pedro. Ganó por dos goles a cero, renta que pudo más sulenta si Rulli no hubiese estado tan acertado en la portería de la Real.
El encuentro discurrió con lentitud, con parsimonia, como si el gol tendría que llegar tarde o temprano. Fue tan malo el choque que se llegó al descanso con empate a cero. Las únicas ocasiones fueron para el Barcelona pero ahí estaba Rulli para exhibirse y poner de mal humor a todos los delanteros estrellas.
Tras el descanso, el Barcelona entró con otra actitud y encontró el premio a los cinco minutos, cuando Neymar sacó provechó de un centro de Messi, que prolongó de manera desinteresada para que el azulgrana marcase a puerta vacía.
El tanto tuvo un efecto relajante y volvió el partido a su origen plomizo, tanto que la afición se temió un empate de la Real, cuya imagen dejó mucho que desear pues fue incapaz de generar peligro. El tanto de Pedro, de bellísima factura con una chilena, espantó a todos los fantasmas que se movían alrededor del corto resultado.