¿Navegar o bucear? Esa es la cuestión

Más allá de estas similitudes, otra semejanza que comparten internet y el mar es que ambos sólo han sido explorados en un veinte por ciento. En la red profunda también existen innumerables movimientos revolucionarios y contra-culturales que hacen uso de la deep web precisamente para pasar inadvertidos. Por: Verónica Lugo / @bretanicsgirl (N22) Alguna vez estando de vacaciones, contemplando la belleza del mar, pensé en la importancia de éste dentro de la sociedad.Durante siglos el ser humano ha visto con asombro y al mismo tiempo con terror el océano;el mar representa...

Más allá de estas similitudes, otra semejanza que comparten internet y el mar es que ambos sólo han sido explorados en un veinte por ciento.
En la red profunda también existen innumerables movimientos revolucionarios y contra-culturales que hacen uso de la deep web precisamente para pasar inadvertidos.

Por: Verónica Lugo / @bretanicsgirl

(N22) Alguna vez estando de vacaciones, contemplando la belleza del mar, pensé en la importancia de éste dentro de la sociedad.Durante siglos el ser humano ha visto con asombro y al mismo tiempo con terror el océano;el mar representa para muchas civilizaciones un lugar vasto en recursos naturales: de él se extrae alimento y también petróleo. Países como Japón le deben al mar gran parte de lo que son como civilización de hecho dentro del Kojiki – el libro más antiguo sobre la historia de Japón- podemos ver claramente como los nipones se refieren al mar con respeto, amor y temor.

Pero ese miedo al mar no es solamente característico entre los japoneses; también hallamos ese temor en la literatura clásica o bíblica, basta leer Moby DickLeviatán para darse una idea; o echar un vistazo a las leyendas de los pueblos nórdicos como la del Kraken e incluso prestar atención en ¿por qué los griegos y los romanos tenían sus reservas con las sirenas?: seres mitológicos de carácter traicionero y con una amplia afición para ahogar marineros.

De hecho si lo pensamos bien, el miedo a todo lo desconocido es característico de nuestra especie. Algunos filósofos como Jean- Paul Sartre creen que el miedo apareció en el momento en que nuestra  especie se volvió razonable y tomó consciencia sobre el valor de la vida y la preservación de ésta. En las sociedades prehistóricas el miedo era bien visto ya que este sentimiento salvaguardaba la integridad física –del hombre antiguo- de las fatalidades constantes del clima y de peligrosos depredadores.

Aunque,  si bien es cierto que el miedo ha estado siempre ligado a nuestra supervivencia, éste también ha sido una limitante para la civilización. A medida que las sociedades fueron avanzando, el temor y la angustia fueron empleados por los grandes poderes para controlar a las masas y así manipular a la población a su antojo.

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Foucault en su libro Vigilar y Castigar da un ejemplo claro de cómo el miedo ha sido un instrumento para manipular. El miedo es control y éste al final se traduce como poder. “El poder se basa en la demostración física de la fuerza a través del castigo y la amenaza”. Un ejemplo de la escenificación del poder, según Foucault, es el funcionamiento de las prisiones. La cárcel lejos de ser un sistema que ayude a la rehabilitación de los presos funge como un sistema de represión y control. Desde su origen el sistema de prisiones ha sido obsoleto ya que los delincuentes en lugar de redimirse se profesionalizan. Las prisiones caducaron hace mucho tiempo; no obstante permanecen y continúan.

 

Pero ¿por qué las prisiones existen a pesar de ser tan “improductivas”? La respuesta otra vez: el miedo. Al igual que la guerra, la delincuencia también cuenta con cierta utilidad económico-política en la sociedad. Si corremos la cortina de la vista podremos vislumbrar que esa utilidad mencionada es más evidente de lo que creemos: cuantos más delincuentes existan, más crímenes existirán; cuantos más crímenes haya, más miedo tendrá la población y cuanto más preceda el miedo entre la sociedad, más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial.

Ya no se trata de castigar sino de “disciplinar” a los sujetos a través de dispositivos de vigilancia. En lugar de penalizar la trasgresión, se interioriza la disciplina: se individualiza y normaliza a los individuos, a fin de evitar toda trasgresión posible. Así se genera la idea de la seguridad por encima de la privacidad  y lo que es peor esta idea se encuentra respaldad con el consentimiento de la población. Las cárceles pero también los almacenes, las fábricas, las escuelas, los hospitales y la oficina funcionan de la misma manera.

El miedo se convierte entonces en un arma poderosa para quienes gobiernan y lo emplean para controlar y a persuadir a la sociedad mundial.  Infundir el miedo; atemorizar a la población sobre cualquier tema: terrorismo, guerra, pandemias; desastres naturales; provocar crisis económicas; inflación; devaluación de la moneda e invadir países bajo la excusa de  liberación y democratización son técnicas que están relacionadas con el terror y sobretodo con la doctrina del shock.

Milton Friedman afirmaba que «sólo una crisis –real o percibida– da lugar a un cambio verdadero» y es en esta idea que se fundamenta dicha doctrina.  La «doctrina del shock» comienza con una crisis inicial, que puede ser de carácter natural o provocado con la única finalidad de llevar a la sociedad de un país a un estado de shock colectivo. Estas sociedades en estado de shock aceptan voluntariamente renunciar a valores y derechos que en otra situación defenderían, sin dudar, pero no lo hacen a causa del miedo; un ejemplo de esto podría ser la defensa de la soberanía.

Extendiendo el tema del temor; Heidegger consideraba que “el miedo tiene la característica de ser objetivo y al mismo tiempo es una emoción que se ha heredado culturalmente”: temer a una rata por miedo a ser contagiado de peste o rabia. Los argentinos le temen a la inflación del dólar porque es un miedo que han heredado a lo largo de su historia. Por otro lado la angustia es el temor a una cosa indefinida; el  temor  a los extraterrestres es porque no existe la certeza de su existencia, temer al universo porque es ilimitado es algo que sólo concierne a seres finitos como el hombre como también el sentimiento de angustia que genera la muerte. El miedo está fomentado en la inseguridad, la angustia se fundamenta principalmente en la ignorancia.

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Como bien señala Orval Hobart Mowrer –y Zygmund Bauman también– no hay especie más miedosa que la humana. Los humanos le temen a todo incluso a la libertad. Las ciudades, como señala Bauman, son metrópolis del miedo y los ciudadanos se han convertido en adictos a la seguridad; sin embargo también temen de ella.

La sociedad contemporánea acepta el exceso de seguridad sin importar que su privacidad sea violada; lo acepta como si fuera normal o inevitable a tal punto que la sociedad contribuye a normalizar el estado de emergencia. Una de estas formas en la que contribuyen los ciudadanos con la vigilancia exhaustiva del Estado es precisamente a través del uso de las redes sociales.

Me explico: además de controlar a la gente a través del temor y el miedo, los poderosos controlan a los ciudadanos mediante el placer y la distracción. Como especie el ser humano busca abstraerse de la realidad en la que está inmerso mediante una cantidad  infinita de programas de televisión; lecturas informales de toda índole; salir a correr para estar en forma y por supuesto con el uso de las redes sociales. El problema no radica en el esparcimiento, sino en la distracción ya que las sociedades contemporáneas no se entretienen por un rato, sino que viven en constante distracción.

La atracción hacia todas estas prácticas irrelevantes es mucho más llamativa para la especie humana que el interés que pueda generarle la búsqueda de la verdad, y para esto Freud tiene una explicación, pues como seres deseantes resulta normal que las personas prefieran el placer sobre la angustia.

 

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No debe caerse en radicalismos como el hecho de asegurar que la sociedad contemporánea posee un placer intrínseco por la ignorancia;  este fundamento carece de completo sentido (el ser humano es curioso por naturaleza). La ignorancia al igual que el temor está fomentada por las clases dominantes. El estado de ignorancia y de pasividad actual por el que atraviesa la sociedad ha sido creado por el poder mediante complejos mecanismos de desinformación y demás distractores. Entonces ¿qué hacer al respecto?

Una de las formas que existen para escapar del control de las clases dominantes es no dejar atemorizarse por ellas y desde luego no informarse por medio de  las mismas.

El nuevo oceáno:  deep internet

Todo esto me remite de nuevo al océano. Internet al igual que el mar es una extensa superficie que permite una conexión global. El océano por un lado conecta a los cinco  continentes del planeta tierra, e internet por otro lado es una interconexión que une de manera global toda la red mundial.

Más allá de estas similitudes, otra semejanza que comparten internet y el mar es que ambos sólo han sido explorados en un veinte por ciento.

En mis ganas de querer informarme de otra forma que no fuera mediante el repetitivo tráfico de contenidos que circulan por la red, me encontré con la internet profunda –Deep Web en inglés–  la cual se ha ido haciendo popular entre los usuarios de internet desde mediados de 2013. De hecho la deep web se ha hecho tan popular que la exitosa serie de televisión  “House of Cards” (mi favorita, sin duda) dedicó un capitulo completo a esta temática.

Pero ¿qué es la internet profunda? La deep web es todo aquello a lo que no se puede acceder a través de un buscador de internet como Google, Yahoo, Bing, Chacha o AOL. Es decir todo a lo que no se puede acceder de manera directa, todo lo que está oculto y por lo tanto no es de carácter público es parte de la deep web.

Paradójicamente empecé mi investigación acerca de la deep web en la superficie “segura” de la web. Al principio me encontré con un sinfín de artículos “periodísticos” que estaban  fundamentados en los mitos más absurdos y en un abundante mar de rumores que lo único que buscan, a mi parecer, es alejarte de la deep web a través del miedo.

Todos los artículos que revisé, con excepción tal vez de dos, se referían a la deep web como un lugar oscuro en el que sucedían las cosas más descabelladas.  En un apartado que leí, aseguraban que en este lado de internet se puede encontrar de todo, pero hacía especial énfasis en la explotación sexual, la prostitución infantil, la venta de drogas, el mercado negro, videos snuf y hasta contactar con hackers y asesinos a sueldo dispuestos a trabajar con el mejor postor.

Todo esto lejos de espantarme, dada mi formación y manera de pensar, me llevó a preguntarme ¿por qué todos estos artículos se empecinaban en infundir temor acerca de la deep web? ¿Por qué buscan alejar a los usuarios de internet de la deep web? Y bajo esta lógica me dije a mi misma: si quieren alejarte es porquedebe de haber algo más interesante que armas, sexo y estupefacientes.

Si bien es cierto que dentro de la red profunda existe una región conocida como la dark net –internet oscura– donde es fácil acceder a todo tipo de actividades ilícitas, esto no debe entenderse como sinónimo de la deep web. La internet profunda va más allá de eso y ese lugar llamado dark net forma parte de una pequeñísima parte del pastel.

Lo que no te dicen todos esos artículos que circulan por la red convencional es que dentro de la internet profunda  hay una cantidad impresionante de bases de datos de la ONU, la NASA y hasta archivos secretos del FBI. En la red profunda también existen innumerables movimientos revolucionarios y contra-culturales que hacen uso de la deep web precisamente para pasar inadvertidos. Esa es otra de las ventajas de la internet profunda: el anonimato.

Para ser más exactos la internet convencional–la que todos conocemos– funciona mediante motores de búsqueda que han sido incluidos al índice de internet, lo cual hace que los contenidos de un sitio web sean de fácil rastreo al momento de su búsqueda – es decir son indexados–. Para indexar estas claves se utilizan unos programas llamados crawlers los cuales sirven para encontrar todos los hipervínculos visibles del internet. Los URLs o hipervínculos que no están indexados, o se mantienen anónimos, forman parte de la deep web.

Por consiguiente en un mundo como la internet profunda donde el contenido de la información es mucho más grande  que el de la internet de fácil acceso, aproximadamente 500 veces más grande que lo que se encuentra en los motores de búsqueda tradicionales– no puede existir solamente depravación y crimen.

La deep web al igual que el mar esconde secretos sorprendentes que van desde lo aterrador hasta lo inimaginable. En la superficie sólo existe una parte, es en la profundidad donde se encuentra la parte más voluminosa, más significativa.

Navegadores como Tor nos permiten sumergirnos de manera anónima y segura en buscadores comoGrams un motor de búsqueda tan amigable y de fácil acceso como Google (a diferencia de que Grams te ofrece la seguridad que Google no).

 

Para entrar al internet profunda lo primero quedeben dejarse atrás son los temores, una vez abandonados los miedos es casi seguro embriagarse con los tesoros que están justo debajo de la superficie. Una de las tantas bondades de sumergirse en la red profunda es la cantidad de libros a los cuales es imposible acceder dada su carga ideológica como la trilogía de William Gibson (a la cual particularmente he podido acceder mediante costosos encargos

en librerías).

La red profunda también es el refugio de todas aquellas personas que les gusta debatir sobre temas elevados como filosofía, política y hasta física cuántica. La característica principal de la deep web es la auténtica libertad de expresión. La internet profunda permite la existencia de comunicaciones a largo plazo pues a diferencia de Twitter o Facebook, estas plataformas generadas en la internet oculta permiten a los participantes comunicarse de forma anónima garantizándoles la integridad física  de cada uno de ellos y de sus familias y seres queridos.

La deep web es un espacio donde las subculturas se encuentran pero también es un campo fértil para que los ciudadanos se empoderen y tomen el control para direccionar un verdadero cambio y así equilibrar este mundo donde domina la injusticia, el miedo y la ignorancia.

 

Al igual que el fondo del océano la red profunda no es solo oscuridad, quien ha buceado y descubierto con sus propios ojos las maravillas que se ocultan allí te va a decir, sin temor a equivocarme, que lo mejor del mar se encuentra en el fondo.

5 thoughts on “¿Navegar o bucear? Esa es la cuestión

  1. Carlos

    que articulo tan verga

  2. Carlos

    Muy buen articulo, suban mas.

  3. Veronica Lugo Castaño

    Este articulo es de mi propiedad. Citen al menos mi nombre.

  4. Hola Veronica, una disculpa por esa omisión, agregaremos ese dato.

    Gracias por leernos.

  5. Miguel

    Llegué hasta este artículo porque estaba buscando el lugar ideal para hacer buceo y aunque la nota no tiene nada que ver con este deporte de alto riesgo me alegra haber dado con el, de verdad sin exagerar es lo más reflexivo que he leído en meses, suban más contenidos como este por favooooor!!!! me hicieron la noche.

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