La Habana, (PL).- Corre 2015, casi vuela. Con premura se abalanza hacia el horizonte y allí, a esta velocidad mucho más temprano que tarde, le esperan los Juegos Panamericanos, una cita que, a priori, parece encinta de intrigantes y sugestivas crónicas.
Una de esas historias, la principal puede pensarse, nacerá el 10 de julio cuando se inaugure la XVII edición de la competición, crecerá durante dos semanas y, quizás, se definirá el 26 de ese propio mes, fecha marcada para la clausura.
Se trata de la respuesta a una eterna pregunta en los meses previos a la cita multideportiva cuatrienal, organizada esta vez en Toronto, capital de Ontario y la ciudad más grande de Canadá.
¿Qué nación seguirá a Estados Unidos en el medallero de los Juegos, Cuba o Brasil? ¿Podrán los canadienses aprovechar la posición de anfitriones y secundar a los estadounidenses? ¿Acaso México es una variable importante en la aritmética para definir el orden en la tabla de posiciones?
No tengo yo las respuestas, solo algunas pistas que me convencen de considerar los XVII Juegos Panamericanos Toronto-2015, una batalla de tres por el segundo lugar.
Cuba es otra vez candidato. No osen quitarle la etiqueta de contendiente porque nunca baja los brazos y no será ahora la primera vez.
Para persuadir de subestimar a la Isla antillana ahí están Winnipeg-1999 o Río de Janeiro-2007, ocasiones en las cuales los cubanos frustraron el sueño de los anfitriones, o su condición de sempiterno escolta desde 1971 hasta 2011, excepción hecha de los XI Juegos, cuando ganaron en La Habana-1991.
Brasil también será un guerrero. Los terceros puestos en Río de Janeiro-2007 y Guadalajara-2011 ya no le satisfacen y tiene la aspiración de dar un salto de felino.
El gigante sudamericano quiere sacar provecho de conjugar el ascenso reciente de muchas individualidades con la calidad de siempre en los deportes colectivos, mientras mira de reojo, henchido de motivación, a los Juegos Olímpicos que organizará en 2016.
Canadá es la sede, condición eterna catalizadora de hazañas, que le podrían ayudar a revertir el resultado de los últimos juegos continentales, en los cuales concluyó en la quinta posición. Y puede esperarse una reacción, toda vez que dos veces en Winnipeg, en 1967 y 1999, logró ubicarse segunda y tercera, respectivamente, en medio de situaciones similares a las actuales.
Es apenas un barrunto somero que no descarta a México (aunque su plus alcanza solo para dotar de suspenso juegos centrocaribeños como los de Veracruz-2014), el progreso de Venezuela y Colombia, o la historia de Argentina.
Pero sobre todo, es una suposición a la expectativa de saber con cuál arsenal llegarán estas naciones a Toronto. De modo que aún deberemos esperar.
Toronto-2015: ¿Una batalla tripartita?
Por Rafael Junco