En esta última entrega de los Arieles la película más galardonada, ya todos lo sabemos, fue Güeros, cinco estatuillas por Mejor Película, Director, Ópera Prima, Fotografía y Sonido, no hay quinto malo.
Güeros es una película ambientada en la década de los años noventa, cuando la huelga en la UNAM acaparaba a muchos de los jóvenes ya fuera a favor o en contra; sin embargo también había quienes no se inclinaban hacia ningún lado, sino todo lo contrario: no estudiaban pero tampoco trabajaban (antecedente de los ninis), y justamente de ellos nos habla Alonso Ruíz Palacios en esta cinta. Chicos de la vida (ragazzi di vita, Pasolini dixit, o aquellos Olvidados de Buñuel), esos desheredados que cuando los quieren golpear por robarse la luz de los vecinos, logran escapar y emprender un viaje por la Ciudad de México en busca de un rockero retirado que les recuerda a su padre.
Una producción del cine mexicano de hoy que nos habla de creatividad y profesionalismo. Todo sumamente organizado para realizar cada una de las secuencias, de las tomas, los encuadres; locaciones hasta en la sopa -para aventar pa´rriba- extras de sobra en las escenas de la huelga, costales reales de cebolla y tiendas de campaña.
Por las aulas de la Universidad y avenidas aledañas el tráfico se detuvo (literal); mañanas, tardes, noches, madrugadas de filmación; ojos cansados, actores con piernas adoloridas, todos y cada uno de los involucrados dando más de su cien por ciento, siempre con una sonrisa en el rostro, extraordinaria producción.
Y fue entonces cuando el cine le llego de frente a la que esto escribe, su segura servidora participó en una escena como recepcionista. “Tengo un bit para ti” dijo al otro lado de la bocina Bernardo Velasco, excelente actor y uno de los coordinadores de casting de Güeros…claro que acepté, no hay papel pequeño.
TOMA ESCENA HOSPITAL.- Año 2013, Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa (¡qué bueno que alcanzó a salir!).
Once tomas de mi gloriosa escena donde informo que Epigmenio NO ESTÁ en ese hospital.
De seis a siete tomas donde le digo a Sombra que por ahí no puede pasar.
Filmada con la perfección necesaria para darle vida a un guión extraordinario, cada detalle habla, cada punto de la ciudad te recuerda algo, la fotografía… exquisita.
Nostalgia, tensión, apatía, ideales, unión, romance, celos, ilusión, risas, todo en el momento exacto. La cinta sonora está poblada con sonidos que te envuelven y convierten en tambores los latidos y al revés.
¡Gracias Alonso por ese gran talento que llena de orgullo a nuestro México… chingao!
Ya regresaron al cine y yo iré por la quinta visita a los Güeros, en lo oscurito.