ARTURO SANTANA POETAMIGO.-
POEMA URGENTE
No hay mucho espacio para decirlo
no hay mucho aliento
(una voz pide
por el amor de dios y las metáforas
sobran cuando el vacío arruga
el sentido de las palabras)
no hay mucho tiempo
la petición de una anciana viene
del cerco de incertidumbre del pan
más duro de hoy
mi voluntad no vacila por tres monedas
sin detenerme
(urge llegar)
pero la vieja no ha comido aún
cuando el poema termina.
Arturo Santana nació en Jalisco en 1949, desde hace más de tres décadas vive en la ciudad de Querétaro. Maestro titular de la UPN (Universidad Pedagógica Nacional), durante años promotor cultural y coordinador de talleres literarios, su blog Desde el Asombro da muestra de su trabajo como académico y estudioso del lenguaje y la literatura.
Hoy lo presentamos como uno más de los colaboradores de lagazzettadf, un poeta, un amigo siempre será materia prima de la vida y la creación.
Pasamos con otro de nuestros hermanos de letra y su nutricia colaboración…
LO QUE VENDRÁ
Por Salvador Mendiola
Poetas en cierne. Son promesa pura. Esperanza de bulto.
Son cinco y muy jóvenes; todavía están muy al principio del camino; pero ya están. Les falta mucho para ser perfect@s. Así tiene que ser. Difícil es cocinarse como poeta esencial al primer hervor.
Tres se mueven dentro de la media actual entre la gente joven, son parte de la moda de poesía eslamera e infrarreal chillona; ninguno amerita más mención de mi parte. Les falta madurar. Que el tiempo decida.
L@s otr@s dos sí se salen de la burbuja de esta modita performancera; la desbordan y superan hacia el pasado y el futuro, lo que les vuelve novedad en el presente. Hacia el pasado, porque sus versos están cargados de memoria, son voz de la más antigua tradición; y hacia el futuro porque dicen lo abierto, lo sin límite, lo que nos lleva al mañana, de allí la importancia de su ser promesas todavía.
El conjunto de poetas de que aquí hablo integra una muy breve antología que lleva por título Contra-canto, selección y edición de Proyecto Almendra. L@s dos poetas que me parece necesario mencionar por nombre propio son: Brenda Cedillo y Juan Martínez, ambos menores de veinte años.
Poeta intelectual en pos de la poesía pura, Martínez participa en este librito nada más con un texto titulado «Un poema», composición de 148 versos de metro y rima libre, organizados en estrofas de diversa extensión. Lo encabezan epígrafes de Eliot, Marx y Scott Fitzgerald donde se reflexiona sobre el tiempo y los retumbes o regresos del pasado. El relato es un soliloquio dialogante de amor desdichado; una reflexión donde el amante habla o cree hablar con quien ha dejado de amarle. Cuando ambos regresan al estado del antes de enamorarse.
No hay queja. Porque no hay víctima ni victimario. Solamente se cumplió el ciclo y hay que reconocerlo así; porque el amor entre dos personas siempre nace y muere, es amor mortal, como Romeo y Julieta. Todo es representación y repetición en la vida humana, todo es farsa y tragedia: «paradoja barata». Sobre todo el amor de dos.
El discurso de Martínez es reflexivo, filosófico. No hace imágenes nada más para deslumbrar o por asociación libre; él filosofa de verdad, con voz propia.
La poesía de Brenda Cedillo se mueve en otra dirección. También es de carácter lírico y reflexionante. Pero su centro no es el sueño de amor entre dos personas, y su tiempo de acción no es el recuerdo y el regreso del pasado, sino el presente como revelación mística, revelación donde el tiempo y el espacio se borran por completo. Donde el filosofar no alcanza.
Cedillo participa en esta antología con cuatro poemas de verso libre y regular extensión. A mi entender, el primero, «Xochicuicatl», es el más contundente. No es promesa; es cumplimiento total, certeza definitiva. Un texto propio de la nueva poesía de las mujeres emancipadas. Se dice el ser esencial de la mujer más allá de la maternidad y el patriarcado: «Dibujante del ser, / marcas contornos sonantes / con tu pincel de hoja.» Es la mujer árbol que da frutos del pensar. La mujer sabia en verdad.
Los otros tres poemas de Brenda Cedillo antologados en Contra-canto hablan de su deseo de ser una poeta auténtica, se titulan: «Necesitaba el embriagante sabor agridulce», «Sueña que escribo» y «Sobrevivencia». La forma y el relato de cada uno son diferentes; pero el contenido es la búsqueda de la propia voz para poetizar, el despertar en sí de la conciencia poética. Porque en los tres habla de modo barroco con su propia conciencia, Momentos donde la joven escritora deja fluir las palabras para convocar la epifanía del ser, el punto de revelación poética en donde se dice la verdad de las cosas para encontrarse a sí misma.
Son ejercicios propios de alquimia del lenguaje. Figuras de un pensar que se conflictúa, para deshacer la ilusión del sujeto individualista. Que no hay realidad sin conflicto.