A pesar de que se destruyó 85 por ciento de las armas químicas en el mundo, lo que equivale a 72 mil 500 toneladas, el catedrático de la Facultad de Química de la UNAM, Benjamín Ruiz Loyola, alertó que con 15 por ciento del restante actual se podría destruir la población.
En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el especialista comentó que esta catástrofe puede llegar, por lo que hay que hacer lo posible para que desaparezcan.
Ruiz Loyola explicó que en los arsenales se almacenan los gases sarín y mostaza; los primeros necesitan sólo 40 gotas para matar a una persona, mientras que el segundo causa ampollas en la piel y en las mucosas, lo que puede provocar la muerte por asfixia agónica.
“El gas mostaza, utilizado en la Primera Guerra Mundial, es un compuesto que provoca quemaduras extensas y dolorosas; no es letal en la mayoría de los casos, pero sí incapacitante.
“Por su parte, el sarín es un agente neurotóxico que afecta directamente al sistema nervioso e impide la transmisión correcta entre células, lo que deriva en un descontrol muscular que puede provocar desde calambres hasta un paro respiratorio”, detalló.
Para el químico, quien hace 12 años formó parte de la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como inspector del desarme del gobierno de Iraq, reconoció que los esfuerzos para destruir estas armas son insuficientes.
“Debemos exigir y recordar que el desarme no es una actitud exclusiva de los gobiernos, sino de todos”, subrayó, por lo que urgió a utilizar los conocimientos científicos para destruir y no para construir.
En la actualidad, la Convención sobre Armas Biológicas no progresó porque algunos países se niegan a que haya procesos de inspección y verificación, bajo el pretexto de secreto industrial, indicó Ruiz Loyola.
Sin embargo, dijo que ese argumento no es válido, pues se tiene demostrado a través de la Convención sobre Armas Químicas, que no se viola.
En cuanto a la supuesta destrucción de armas nucleares, el experto consideró como una burla las acciones de Estados Unidos y Rusia, pues aseguró que estos países toman sus armas viejas y las desmantelan para usarlas en nuevos misiles.
El académico de la UNAM mencionó que México debería preparar un mayor número de científicos para que trabajen en el desarme, para que nuestra sociedad esté mejor posicionada en el mundo, y sobre todo preparada.