La vergonzosa fuga de Joaquín «El Chapo» Guzmán, del penal de máxima seguridad del Altiplano, Estado de México, pone en tela de juicio, la actuación de la Secretaría de Gobernación, ya que exhibe que concentrar en esa dependencia funciones políticas y policiales y convertirla en una «supersecretaría» fue ineficaz, pese a que los diputados, hace casi tres años justificaron el cambio con el argumento de que la sociedad exigía emprender acciones para promover tranquilidad y seguridad en el territorio nacional para cada persona y familia, aseguró la Arquidiócesis Primada de México.
La Iglesia capitalina, sostuvo que la subjetividad populista legislativa justificó la «supersecretaría» bajo el argumento de que «la sociedad mexicana exige emprender acciones para proveer tranquilidad y seguridad en todo el territorio nacional para cada persona y familia».
En el editorial del semanario católico «Desde la Fe», señaló que la «vergonzosa fuga de uno de los delincuentes más connotados, pone en tela de juicio la viabilidad de la forma y la concentración de funciones (policiacas) en una entidad política encargada del gobierno interior».
Destacó que la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal aprobada por los diputados en noviembre de 2012, las funciones de la Segob fueron «jurídicamente desnaturalizadas para imponer criterios ineficaces. Los legisladores del Honorable Congreso de la Unión no regatearon a la actual administración el renacimiento de la ‘supersecretaría’.
La ‘supersecretaría’ muestra ineficacia en sus acciones de seguridad pública y la efectividad del sistema de inteligencia», recalcó.
Con la fuga de «El Chapo», «la ‘supersecretaría’ vino a ser ‘minisecretaría'», y mostró la fallida administración de la Segob del sistema penitenciario de máxima seguridad, asentó la jerarquía católica.
La Arquidiócesis refirió que el colofón de estas dulces promesas de tranquilidad y seguridad se refrendaría por la presencia del «Estado mexicano fuerte» y la capacidad de sus instituciones en todo tiempo y cada rincón del territorio nacional.
La simpleza en el cambio de estrategias para fortalecer la coordinación sería factible para proseguir con éxito el combate contra el crimen organizado y la delincuencia. Todo regido por la Secretaría de Gobernación.
Desde el renacimiento de esa superdependencia, cualquier observador avezado está en condiciones de enjuiciar la labor de la entidad que concentra competencias diversas, incompatibles y dispares.
Desde coordinar a los secretarios de Estado, compilar la normatividad nacional, fijar el calendario oficial, guardar las efemérides, registrar firmas oficiales de funcionarios, publicar el Diario Oficial, censurar algunas publicaciones, registrar a la población del país, expulsar extranjeros indeseables, dirigir la política migratoria, promover el desarrollo municipal, vigilar casinos, juegos y sorteos, administrar el patrimonio insular, regular el uso del escudo, la bandera y el himno nacionales, coordinar el sistema de protección civil.
Así como vigilar a las asociaciones religiosas y culto público (por cierto, esta subsecretaría se encuentra vacante desde hace seis meses, una muestra más del gigantismo inoperante) hasta las de seguridad pública, de seguridad nacional e inteligencia, entre las que destacan desde la aprobación de las empresas de servicios de seguridad privados hasta la Coordinación del Consejo Nacional de Seguridad, la atención integral a las víctimas del delito y la fallida omnipresencia en la administración del sistema penitenciario de máxima seguridad
Fuente: Notired-Mexico