ALERTAN GUERRA TERMONUCLEAR

POR BLAS A. BUENDÍA (blasalejo@gmail.com)

*LaRouche advierte de la versión termonuclear de los ‘Cañones de agosto’ si no sacan a Obama; hoy más que nunca, peligra la paz del mundo

Lyndon LaRouche advirtió ayer públicamente que, si no sacan al Presidente Obama de su cargo, o si no se le quita toda independencia política, él va a aprovechar el receso de agosto del Congreso norteamericano como el momento de oportunidad para provocar una confrontación con Rusia que podría llevar a una guerra general, incluso a una guerra de extinción termonuclear.
Con el receso del Congreso en agosto “estamos llegando a un punto”, advirtió LaRouche, “en el que Obama estará libre para lanzar una guerra, sin ninguna oposición. Y eso es extremadamente peligroso… Y esa guerra significaría probablemente una guerra termonuclear; Rusia no lanzaría una guerra, pero Rusia estaría preparada para reaccionar al lanzamiento de esa guerra, de inmediato. Esa es la situación. Y eso puede significar la extinción de mucha gente sobre el planeta”.
La única opción viable para evitar la guerra en este momento tardío, agregó LaRouche, es sacar a Obama de su cargo, o que se le anule mediante la divulgación de sus delitos de tal modo que se le incapacite para actuar.
“Tenemos que entender, primero que todo, que tenemos que impedir que Obama esté a cargo de iniciar una guerra cuando el Congreso salga de Washington en agosto”, subrayó LaRouche. “Eso es peligroso. Hay otras consideraciones que son igualmente peligrosas; que algún partido erróneo se meta en la guerra, por ejemplo, y complicaciones de ese tipo. Todo eso está en lo posible”.
LaRouche señaló en particular la cada vez mayor participación de Turquía en el actual conflicto en Siria, como uno de los ejemplos primarios de este tipo de provocaciones que están en marcha, igual que la activación del Sector Derecha en Ucrania, que puede servir como pretexto para que Obama lance un ataque sobre Rusia.
“Y eso va a exigir de nuestra parte, yo pienso, más tensión de la que hayamos experimentado antes, a fin de cumplir con las exigencias que representa la seguridad razonable para impedir una guerra termonuclear. En esa situación estamos”.
Entre las opciones para desmontar los planes bélicos de Obama, que Lyndon LaRouche mencionó en su diálogo semanal con el Comité Político de LaRouchePAC, se cuenta la posibilidad de que Hillary Clinton diga lo que sabe de las mentiras deliberadas del Presidente Obama con respecto al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2012 en Bengasi, que resultó en los asesinatos del embajador Chris Stevens y tres funcionarios estadounidenses más.
“Está el caso de Hillary. El caso de Hillary es sumamente importante en este punto, porque la cuestión es si ¿mintió ella en la cuestión del papel de Obama en el asunto de Bengasi? Y si fue así, se puede parar a Obama, si Hillary es honesta. Si no es honesta, entonces tenemos un problema. Y hemos visto recientemente que en estas cuestiones, ella no es honesta. En el caso de la Glass-Steagall, por ejemplo, ella no es honesta”.
LaRouche subrayó que el reto que está en el orden del día, de inmediato, es tomar las medidas necesarias para impedir una guerra, una posible guerra de extinción, impedir que el Presidente Obama inicie una guerra. “Eso es lo que me preocupa: ¿Cómo podemos impedir que suceda esto? No si ocurrirá la guerra, sino ¿cómo actuamos a fin de asegurarnos de que esto no suceda?”, señaló LaRouche.
“Y por lo tanto, si no logramos algún liderazgo, en términos del gobierno de Estados Unidos, y si no hacemos la tarea antes de que el Congreso termine sus sesiones, entonces alcanzamos el peligro máximo, a menos que se saque a Obama de antemano. Esa es la situación en que estamos”, puntualizó.

GUERRA NUCLEAR

Según Wikipedia, la guerra nuclear es un tipo de guerra que se llevaría a cabo mediante el empleo de armas nucleares, una clase de arma de destrucción masiva. Puede tratarse de una guerra nuclear limitada o una guerra nuclear total. Este tipo de conflagración tiene sus propias teorías, estrategias, tácticas y conceptos, distintos de los de la guerra convencional, que han ido variando a lo largo de las décadas. Puede librarse en la tierra, el mar, el aire, el espacio e incluso en el subsuelo, a distintas escalas, con medios muy diferentes.
Se ha postulado que, en una guerra nuclear total, la radiación y el cambio climático que ésta produciría, dejarían la atmósfera de la Tierra muy afectada y posiblemente la especie humana y el resto de seres vivos del mundo sufrirían los efectos de un invierno nuclear. Los supervivientes deberían realizar la reconstrucción de las infraestructuras del planeta en unas condiciones muy difíciles. La flora y la fauna serían afectada por múltiples mutaciones.
Hasta el momento, el único ataque con armas nucleares de la historia ha sido unilateral y se ha efectuado en el bombardeo estratégico de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos, que condujeron a finalizar la Segunda Guerra Mundial. Estas dos bombas causaron en torno a 200.000 muertes y un número aún mayor de heridos y afectados, la mayoría civiles. A pesar de ello, el escaso número y reducida potencia de estas armas primitivas no permiten colegir los resultados de una guerra nuclear a gran escala con armamento contemporáneo. https://www.youtube.com/watch?v=gvyrSVQiXHk
Algunos autores apuntan que una guerra nuclear a gran escala equivaldría a un evento ligado a la extinción. Sin llegar a este extremo, existen pocas dudas sobre su capacidad para aniquilar pueblos, naciones y modelos de civilización enteros, con cientos e incluso miles de millones de bajas.
La posibilidad de una destrucción completa de la civilización humana como consecuencia de la guerra nuclear inspiró también el movimiento pacifista contemporáneo, a partir de los trabajos del Comité de Emergencia de los Científicos Atómicos, compuesto por numerosas personalidades que habían participado en el desarrollo de las primeras armas de este tipo y eran plenamente conscientes de sus posibilidades aniquiladoras. Entre estos, se contaban Albert Einstein, Harold C. Urey, Linus Pauling y Leó Szilárd.
Debido a su enorme poder devastador, las armas nucleares han sido frecuentemente objeto de numerosos tratados y negociaciones internacionales, y están sujetas a regímenes de vigilancia, protección e inspección especiales.
La guerra nuclear es un recurso utilizado comúnmente en la literatura de ciencia ficción que se puso de moda durante la Guerra Fría debido a la tensión entre las dos superpotencias, ambas poseedoras de armas nucleares, lo que derivó en multitud de relatos en los cuales las armas nucleares y sus efectos eran las protagonistas.
La aparente inevitabilidad de este conflicto en caso de un enfrentamiento entre grandes potencias ha conducido a muchas personas a considerar que guerra nuclear y Tercera Guerra Mundial son sinónimos en la práctica.
La guerra nuclear ha inspirado también a numerosos autores y artistas como símbolo del mal, el abuso de la razón de estado, la violencia, la muerte o la destrucción absolutos.

MEDIOS UTILIZADOS PARA SU LANZAMIENTO

Prueba de los vehículos de reentrada MIRV del cancelado ICBM norteamericano LGM-118A Peacekeeper, 8 disparados desde un solo misil (podía llevar 10). Cada traza indica el descenso de una cabeza de ataque, y cada una tenía una potencia comparable a 25 bombas como la de Hiroshima. En la actualidad, hay en servicio armas similares.
Normalmente, al hablar de armas nucleares nos referimos tanto a estos explosivos atómicos como a los medios utilizados para llevarlos hasta su blanco, y generalmente también a los medios de apoyo para lograrlo. Así, entendemos las armas nucleares como un sistema integrado complejo, científico, industrial, militar y humano, que culmina cuando el blanco es alcanzado por una explosión nuclear. Entre estos medios, cabe destacar de manera significativa los vectores de lanzamiento: la llamada tríada nuclear. Clasificándolas por estos lanzadores, pues, las armas nucleares suelen dividirse en:
Armas nucleares con base en tierra. Se trata de cohetes, normalmente guiados, con diversos alcances y capacidades, operados desde tierra firme en plataformas fijas o móviles. Los conocidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) pertenecen a esta categoría, pero también otros proyectiles de menor alcance para su uso táctico en el campo de batalla, incluso disparados desde piezas de artillería. Estos vectores se tienden a considerar, en general, como una forma de artillería terrestre superpesada. Los ICBM son verdaderos cohetes espaciales, que vuelan fuera de la atmósfera de la Tierra y pueden recorrer miles de kilómetros en pocos minutos. Algunos de ellos pueden lanzar varias ojivas MIRV simultáneamente, con un explosivo nuclear cada una, utilizando un solo vector.
Armas nucleares con base en el mar. Se trata de cohetes similares a los que tienen base en tierra, pero que se lanzan desde plataformas navales de superficie o submarinas. Esto les aporta una capacidad de maniobra y ocultación generalmente superior a los misiles con base en tierra, pero también puede exponerlos a riesgos superiores. Los misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM, un ICBM naval) pertenecen a esta categoría, así como ciertos torpedos, misiles de crucero y otros misiles más generalistas para guerra naval. Algunos de estos vectores se suelen considerar como una forma de artillería naval superpesada. Al igual que los ICBM, los SLBM viajan por el espacio y pueden atravesar continentes en menos de treinta minutos, así como lanzar cabezas MIRV múltiples.
Armas nucleares de lanzamiento aéreo, que suelen ser bombas de aviación o misiles de crucero o de otros tipos lanzables desde aeronaves en vuelo (normalmente, bombarderos supersónicos). Se considera una forma más arriesgada y lenta de liberar armas nucleares, debido a la posibilidad de que los aviones sean derribados y a la inherente lentitud comparativa de los proyectiles atmosféricos; pero también un método más flexible y adaptativo.
Existen otros lanzadores posibles, prohibidos por Tratado, como los sistemas de bombardeo orbital fraccional (FOBS), desde satélites artificiales que pueden iniciar el ataque por sorpresa aproximándose por cualquier ángulo y trayectoria.
Pruebas para proteger un Boeing 747 de mando contra ataque de pulso electromagnético de gran altitud (HEMP). El HEMP tiene la capacidad de destruir todos los equipos eléctricos y electrónicos que carezcan de protección especial en miles de kilómetros a la redonda.
Armas nucleares de propósito especial, además, se han producido armas nucleares de propósito especial, como las siguientes:
La bomba de neutrones, también llamada bomba N, bomba de radiación directa incrementada, bomba de fisión-fusión o bomba de radiación forzada, cuyo objetivo es causar una mayor mortandad directa por irradiación incrementada contra los seres vivos, con una menor destrucción de los objetos inertes. Este tipo de arma fue objeto de grandes polémicas durante la Guerra Fría, debido a la percibida indignidad moral de matar a grandes cantidades de personas y otros seres vivos mientras se protegen los bienes materiales.
La bomba de pulso electromagnético, también llamada bomba E, HEMP o 0arco iris debido a las auroras boreales artificiales que induce. Se trata de una explosión en el espacio exterior que, por efecto Compton de electrones, degrada o disloca los sistemas eléctricos y electrónicos a escala continental. Por su capacidad de paralizar instantáneamente las sociedades atacadas, se considera que estas armas constituirían el compás de apertura de una guerra nuclear.
La bomba de oscurecimiento o iónica, que detona en las capas superiores de la atmósfera para bloquear por ionización electromagnética las señales radioeléctricas de los sistemas de comunicaciones y teledetección, con el objeto de dislocar la defensa enemiga y las guías de sus sistemas antimisil.
La bomba radiológica o bomba sucia, para causar gran mortandad mediante la diseminación de grandes cantidades de radiación contra las personas o sus fuentes de alimentos y agua potable. Considerada en general un arma barata y de baja tecnología para hipotéticos terroristas nucleares, sus versiones de alta tecnología, utilizadas por las potencias, podrían incrementar enormemente los efectos demográficos de un arma nuclear.
Se ha postulado una llamada bomba ultravioleta con objeto de esterilizar los pastos y campos de cultivo, cuyo grado de realización en la práctica es desconocido.
Leo Szilard propuso también una bomba de cobalto o bomba del juicio final, capaz de diseminar dosis letales de radiación en áreas enormes o incluso en toda la Tierra.
En síntesis, solo a un dirigente demente pondría en peligro de extinción a la humanidad mundial, según alertan científicos en materia nuclear.

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