*Ella, solo ella, evitaría la Tercera Guerra Mundial; debe revelar las mentiras de Obama sobre Bengasi
*En un sentido muy real, está en juego el sino de la humanidad. La única opción es que Hillary Clinton de un paso al frente ahora. Ella es la testigo crucial de las mentiras deliberadas del Presidente. Ella puede dar un testimonio irrefutable, reforzado por otros funcionarios del Departamento de Estado.
La ex Secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, tiene el poder para impedir que el presidente Barack Obama inicie un conflicto estratégico con Rusia, el cual, con toda probabilidad, conducirá a una guerra de extinción termonuclear. Todo lo que tiene que hacer es dar un paso al frente y ofrecer toda la verdad sobre Bengasi, comenzando con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2012.
En las últimas semanas, Lyndon LaRouche ha advertido en repetidas ocasiones que el Obama está preparado para lanzar una provocación contra Rusia que rápidamente llevaría a una guerra general.
El lapso de tiempo más probable para dicha provocación es el mes de agosto, cuando el Congreso de Estados Unidos estará en receso, y cuando todo el Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas de la Unión Americana lleva a cabo un proceso de cambio de personal de arriba abajo.
Lo único que puede impedir esta precipitación hacia una guerra termonuclear es la remoción del cargo del Presidente Obama, o en su lugar, un descrédito absoluto del Presidente, al grado de que no pueda iniciar la provocación prevista, y que su renuncia o juicio político sea inminente.
Esa es la dura realidad de los próximos días y semanas. Y la ex Secretaria de Estado Clinton, ahora candidata a la postulación presidencial del Partido Demócrata, se halla en una posición única para detener este impulso bélico, diciendo la verdad sobre Bengasi, por fin.
LO QUE SABE HILLARY CLINTON
La tarde del 11 de septiembre de 2012, terroristas muy bien armados, afiliados a al-Qaeda, lanzaron un asalto planificado con antelación al complejo diplomático de Estados Unidos en Bengasi, Libia.
Luego de un dilatado enfrentamiento con el puñado de guardias de seguridad estadounidense que custodiaban al embajador Christopher Stevens, el complejo fue incendiado y el embajador Stevens y otro diplomático estadounidense fueron asesinados.
Otra instalación estadounidense en Bengasi, un recinto de la CIA a una milla de distancia de la misión diplomática, también fue atacada con el resultado de dos funcionarios estadounidenses muertos.
Desde el instante mismo en que se inició el ataque, los funcionarios estadounidenses en Bengasi y en la embajada de Estados Unidos en Trípoli, Libia, sabían que se trataba de un ataque terrorista.
Los cables entre Trípoli y Washington, dirigidos al Consejo de Seguridad Nacional, al Centro de Operaciones del Departamento de Estado, al Pentágono, la CIA, y a la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, identificaban a los atacantes como miembros de la célula de Ansar al-Sharia en la zona de Derna-Bengasi, afiliada a al-Qaeda
En su testimonio ante el Congreso de EU, el segundo de la misión diplomática de Estados Unidos en Trípoli, Gregory Hicks, dijo que el proporcionó una serie de informes cada quince minutos mientras se sucedían los ataques al Centro de Operaciones del Departamento de Estado, durante toda la tarde del 11 de septiembre de 2012.
En ningún momento se envió ningún informe sobre una “manifestación espontánea” fuera del complejo diplomático en Bengasi. Desde el principio, era patente que el complejo estaba bajo ataque de al-Qaeda.
Era el onceavo aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001. A unas cuantas semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
En enero de 2012, los ataques con aviones robot de Estados Unidos en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán, habían matado a un importante terrorista de al-Qaeda de Libia, Abu Yahya al-Libi; y el líder de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, había ordenado un ataque en venganza contra Estados Unidos por la muerte de al-Libi, en el aniversario del 11-S.
Había habido advertencias adelantadas de problemas en Bengasi y de amenazas a diplomáticos estadounidenses por meses, incluso antes de las amenazas de al-Qaeda.
El Comité Internacional de la Cruz Roja se había retirado de Bengasi meses antes del ataque, debido a las amenazas de seguridad y ataques recibidos.
El embajador británico con toda la misión diplomática británica había abandonado Bengasi, luego de un ataque con bazooka contra el convoy del embajador sucedido meses atrás.
Toda esta información había circulado al interior del gobierno de Estados Unidos, a través de una serie de evaluaciones de seguridad del Departamento de Estado, las cuales se actualizaban regularmente antes de los ataques del 11 de septiembre de 2012 en Bengasi.
Se dieron a conocer al público más de 100 páginas de esos cables y memos del Departamento de Estado a escasas semanas del ataque en Bengasi, con lo cual se ofreció una evidencia clara de la crisis de seguridad existente en el oriente de Libia antes del 9 de septiembre de 2012.
El escritor Edward Klein recabó los detalles, relatos de testigos de los acontecimientos en Bengasi, Trípoli y Washington sobre el 11 de septiembre de 2012.
Esos detalles los presentó en un capítulo de su libro publicado en junio de 2014, (Blood Feud). De manera independiente, (Executive Intelligence Review) corroboró muchos de los detalles decisivos del relato de Klein, antes y después de la publicación de su libro, tomando información de fuentes y documentos del gobierno de Estados Unidos.
De hecho, a la mañana siguiente de los ataques del 11 de septiembre de 2012 en Bengasi, (EIR) recibió un relato detallado sobre el ataque premeditado del día anterior, de parte de una fuente de inteligencia estadounidense, la que había recibido informes durante la noche anterior de fuentes diplomáticas desde la región.
LOS HECHOS ESENCIALES
Los hechos esenciales son los siguientes:
A las 6:00 pm del 11 de septiembre de 2012, la Secretaria de Estado Clinton y un equipo de asistentes de alta jerarquía en el Departamento de Estado, recibieron un informe del subjefe de la misión, Gregory Hicks, quien les hizo un relato actualizado del ataque armado y bien planificado contra la misión diplomática. No hubo ninguna mención sobre manifestaciones previas, sino un informe detallado sobre el ataque terrorista, y de los informes iniciales de que Ansar al-Sharia se había acreditado el hecho en Internet, de que eran los responsables del ataque. Un breve cable desde Trípoli a Washington, que circuló entre todas las oficinas pertinentes de seguridad nacional, diplomáticas y militares de Estados Unidos, señalaba el papel de Ansar al-Sharia.
De acuerdo a asistentes importantes de la Secretaria Clinton, a las 10:00 pm del 11 de septiembre de 2012, el Presidente Obama llamó personalmente por teléfono la Secretaria Clinton para ordenarle que emitiera un boletín de prensa, donde se afirmase que el ataque al complejo diplomático de EU en Bengasi fue una “protesta espontánea” en contra de le reciente publicación de un video que difamaba al profeta Mahoma.
En un artículo del 22 de junio de 2014 publicado en el diario New York Post, Edward Klein escribió un resumen de los resultados de su investigación: “Para las 10:00 pm del 11 de septiembre de 2012, cuando Hillary Clinton recibió una llamada del Presidente Obama, ella era una de las personas más cabalmente informadas en Washington sobre el desastre que se suscitaba en Bengasi, Libia. Ella sabía que el embajador Christopher Stevens y un operador de comunicaciones habían muerto, y que los atacantes habían lanzado un asalto bien coordinado con morteros sobre el anexo de la CIA, que costaría la vida de dos más estadounidenses.
“Ella no tenía ninguna duda de que se había lanzado un ataque terrorista en contra de Estados Unidos en el aniversario del 11-S. Sin embargo, cuando Hillary tomó el teléfono y escuchó la voz de Obama, averiguó que el presidente tenía otras ideas en mente. A menos de dos meses del día de las elecciones, él se jactaba todavía de que tenía a al-Qaeda en fuga”.
Klein entrevistó a uno de los principales asesores legales de la Secretaria Clinton, quien le dijo: “Obama quería que ella dijera que el ataque había venido de una manifestación espontánea provocada por un obscuro video en Internet que degradaba al profeta Mahoma. Hillary le dijo a Obama, `Señor Presidente, ese cuento no es creíble’. Él, en cambio, le dijo, `Hillary, necesito que saques un boletín del Departamento de Estado lo más pronto posible’ ”.
En últimas, la Secretaria Clinton llegó a un arreglo corrupto. Al darse cuenta de que si ella hacía lo correcto -que hubiera sido renunciar públicamente, en protesta por las órdenes del Presidente de mentir sobre el ataque terrorista más devastador contra Estados Unidos desde los taques del 11-S del 2001-Obama hubiera perdido la reelección, ella hubiera sido culpada por eso, y sus perspectivas propias de ganar la presidencia se hubieran ido a la basura, así que ella se rindió.
Poco después de las 10:00 pm de la noche del 11 de septiembre de 2012, Hillary Clinton emitió la primera declaración pública del gobierno de Obama, donde sostenía que el ataque fue “espontáneo” y provocado por el video difamador.
LA HUMANIDAD FRENTE A LA EXTINCIÓN
No se puede hacer nada para deshacer lo que hizo Hillary Clinton, por órdenes de Obama, la noche del 11 de septiembre de 2012. Hillary Clinton ha sido citada a comparecer en octubre ante la Comisión Selecta de la Cámara de Representantes sobre los hechos en Bengasi, para declarar bajo juramento.
En algún momento antes de su comparecencia, se presentará para atestiguar Cheryl Mills, que era su Jefa de Personal al momento del ataque del 11 de septiembre de 2012, y había sido antes Asesora General de la Casa Blanca en el gobierno del Presidente Bill Clinton.
No hay duda de que, en última instancia, saldrá a la luz toda la verdad sobre el infame comportamiento de Obama sobre Bengasi. La verdad fundamental es: ¿Cuando se revelará la verdad y se derribará a Obama?
Si se pospone el día del ajuste de cuentas hasta que la indagatoria del Congreso escuche los testimonios de Mills y de Clinton en octubre, quizás no haya Congreso. Quizás no haya Estados Unidos. Quizás la humanidad ya se haya extinguido en una guerra termonuclear que terminará en cuestión de días, donde gran parte de la humanidad será eliminada en el intercambio de ataques termonucleares.
En un sentido muy real, está en juego el sino de la humanidad. La única opción es que Hillary Clinton de un paso al frente ahora. Ella es la testigo crucial de las mentiras deliberadas del Presidente. Ella puede dar un testimonio irrefutable, reforzado por otros funcionarios del Departamento de Estado.
Ello significará el fin de la campaña presidencial de Hillary Clinton, pero también significará el final de la presidencia de Obama, antes de que pueda lanzar las provocaciones que pueden aniquilar a la humanidad. Para Hillary Clinton, solo hay algo correcto que puede hacer, y el tiempo se agota rápido.