Al denunciar una supuesta red de corrupción en el Instituto Nacional de Migración (INM) que afecta a migrantes cubanos detenidos en las estaciones migratorias de Acayucan, Veracruz; la Siglo XXI de Tapachula, la de Palenque y la de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas; así como la de Las Agujas, en Iztapalapa, el sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, acusó que el tráfico de órganos, que operan bandas del crimen organizado en el norte del país, sigue creciendo y afecta principalmente a migrantes de origen centroamericano, a quien nadie reclama.
En una conferencia de prensa, el religioso acusó que en los dos últimos años han aumentado en un 200 por ciento la cantidad de robos, agresiones, violaciones, extorsiones, secuestros y sobre todo el rapto con presuntos fines de venta de órganos y la trata de personas en contra de migrantes de todas las nacionalidades.
Me duele profundamente, que esté creciendo este nuevo delito de tráfico de órganos, el cual está siendo más redituable para las bandas de criminales que operan en el país, «buscan a migrantes en la frontera que tienen papá y mamá, cuando requieren algún órgano o varios, aplican una inyección letal que no afecta al órgano en cuestión, cuando ya los extirpan aprovechan lo que más puedan y luego queman el resto del cuerpo».
En una entrevista el término de la denuncia de extorsión a los cubanos, realizada en el centro de Derechos Humanos Agustín Pro, Solalinde describió: «se maneja con donaciones simuladas, y es más hizo una pregunta a un perito, qué pasa si el órgano no es compatible, respondió: hay más órganos de repuesto, es cómo una garantía».
Recordó que esta denuncia la presentó desde el año pasado, sin embargo, no ha habido ninguna reacción ni acción de la PGR, ha habido sólo 4 denuncias penales por esta situación, es una cosa tremenda.
Solalinde Guerra precisó que esas bandas del crimen organizado operan en la frontera norte, pero se agudiza más en Tijuana, ya que ahí hay clínicas, para trasplantar órganos.
La mayoría de las víctimas son centroamericanos, que nadie los reclama, por su altísima vulnerabilidad, ya que vienen de países pobres, que no miran por ellos, es lamentable, pero quién se va a preocupar por una mamá pobre que salga de Honduras con sus tres hijos pobres».
Alguien, agregó, los captura, los engaña, los separan, los sacrifican en partes y jamás se vuelve a saber de esa familia, no hay registro, no hay nombres, no hay rastros
Fuente: notired-mexico