(N22) Durante décadas, las subculturas han sido detonantes del desarrollo social. Son modelos perfectos de la convivencia y, sin embargo, su condición de excéntricas las ha condenado a la incomprensión. Como agentes de la divergencia, quienes pertenecen a ellas se agrupan para fabricar su propio sistema de costumbres.
En “El pachuco y otros extremos”, Octavio Paz trazó el perfil del que es, quizá, el clan urbano más popular. Esa comunidad que se sabía bifurcada entre dos patrias y que encontró su identidad en la negación ancestral. Carentes de filiación social, los pachucos renunciaron a su herencia cultural, pero buscaron refugio en el desafío de lo desconocido.
Probablemente, 65 años después de la publicación de El laberinto de la soledad, los pachucos que reseña Paz han perdido vigencia. Sin embargo, mientras unos grupos se desvanecen, otros surgen.
Herederos de ese sincretismo, los cholombianos son jóvenes regiomontanos que han creado su propia subcultura como resultado de una amalgama entre el estilo atávico de los cholos y la música colombiana.
En 2014, Trilce ediciones publicó el libro Cholombianos, de la diseñadora británica Amanda Watkins, en el que registra los colores intensos, los estampados religiosos y los pantalones holgados que destacan como emblema de la comunidad regiocolombiana.
Descifradora de lo anónimo, Watkins ha dedicado los años recientes a mimetizarse con los cholombianos y a documentar con su cámara sus formas de vida. Como resultado de esa labor, a partir del 6 de agosto de 2015 se presentará la exposición Cholombianosen Centro Cultural Rich Mix en Londres. Contará con más de 150 piezas: fotografías,collages, ropa, gorras y escapularios que se exhibirán en un montaje interactivo.