Budapest, Hungría.- Las autoridades de Hungría han cerrado esta mañana durante más de una hora la estación de ferrocarriles del este de Budapest, donde cientos de migrantes intentaban subirse a trenes rumbo a Austria y Alemania.
Un portavoz gubernamental explicó a la agencia Reuters que las autoridades intentan de esta manera aplicar las normas europeas relativas al control de pasaportes y visados.
De momento, la estación reabrió al tráfico de trenes, aunque los agentes de seguridad impiden el acceso a los refugiados.
Un millar de migrantes y solicitantes de asilo permanece en los alrededores de la estación profiriendo gritos de “Alemania, Alemania”.
Muchos de ellos consiguieron comprar su billete para Múnich o Berlín, cuyo precio puede superar los 100 euros.
“Tienen que encontrar una solución. Somos miles de personas aquí, ¿adónde creen que deberíamos ir?”, se pregunta una joven siria de 20 años.
Hungría informó este martes de que unos mil 800 refugiados llegaron al país en las últimas 24 horas, mientras que la vecina Austria registró ayer otros 3 mil 650 de paso por la estación Oeste de Viena (Westbahnhof) en su camino hacia Alemania.
La enorme mayoría de estos refugiados abandonaron el mismo día la capital austríaca y viajan hacia Salzburgo, cerca de la frontera con el estado alemán de Baviera.
La Ministra del Interior austríaca, Johanna Mikl-Leitner, pidió a Alemania que aclare su postura sobre el posible reconocimiento a los refugiados sirios de un estatus especial que, de facto, significaría la suspensión unilateral del protocolo de Dublín, que regula el procedimiento de tramitación tras una petición de asilo en el espacio Schengen.
Un portavoz del Ministerio del Interior de Alemania afirmó, sin embargo, que las normas sobre asilo siguen siendo válidas y que espera que los Estados miembros las respeten.
“Quien quiera llegar a Hungría debe registrarse allí y pasar el procedimiento de asilo allí”, explicó el portavoz.
La llegada a Austria
El pasado lunes se vivieron escenas dramáticas en esta estación de ferrocarril, donde cientos de refugiados, en su mayoría sirios, lograron subirse a trenes rumbo a Alemania.
La Policía húngara, que debía controlar a los pasajeros, se retiró por la mañana, permitiendo así la salida masiva de refugiados en dirección a Austria.
Antes de la medianoche, llegaron varios trenes a Viena, que fueron recibidos con enorme júbilo por cientos de personas.
Grupos de voluntarios, entre ellos decenas de traductores de árabe, farsi y otros idiomas, organizaron un comité de bienvenida para los refugiados.
Los migrantes, visiblemente cansados y asustados en un primer momento, recibieron una comida caliente de Cáritas Austria, además de un lugar para descansar en las instalaciones de la estación.
Fuente: InsurgentePress