Luanda, 23 sep (PL) Unos dos mil animales pequeños y de gran tamaño son abatidos anualmente por cazadores furtivos en Angola, según un estudio del Ministerio de Ambiente, citado hoy medios periodísticos.
Presentado en una conferencia internacional sobre ese flagelo que tuvo lugar recientemente en la ciudad de Menongue, provincia de Cuando Cubango, el documento indica que el mayor desafío para las autoridades nacionales es la caza furtiva comercial de elefantes, cocodrilos y felinos.
De igual manera la venta ilegal de productos extirpados a partir de la persecución y muerte de estos animales.
Este año se verificó la presencia de cazadores furtivos, provenientes de Namibia y Zambia, en los parques de Mavinga y Luengue-Luiana, en la región de Cuando Cubango, a 825 kilómetros al sureste de Luanda.
«Las autoridades en Angola registraron el tráfico de especies como monos, chimpancés, palomas verdes y papagayos, principalmente provenientes de las provincias de Cabinda, Cuanza Norte y Uige, y en menor cantidad del sur del país», revela el estudio.
Denuncia que el tráfico de marfil y cuerno de rinoceronte ha implicado a ciudadanos de varios estratos de la sociedad, incitados por redes internacionales con sede en Sudáfrica, Namibia y Tanzania.
Anualmente tal tráfico mueve más de 600 mil millones de dólares en el mundo, siendo Asia y Europa del Este los mayores mercados negros, donde un kilogramo de cuerno de rinoceronte cuesta 65 mil dólares (valor superior al de la cocaína o heroína).
El pliego especifica que la proliferación de consumidores de las clases media y alta en Asia es el principal motivo de la subida de precios, pues proporciona a los productos vendidos un estatus de riqueza, aliado a la convicción de que poseen grandes propiedades medicinales, como la de curar el cáncer.
Según la investigación, «el comercio de cuernos de rinoceronte creó nuevas conexiones entre redes conocidas del crimen organizado en Asia, Europa del Este y África, que utilizan armas de elevada potencia y muchos recursos financieros».
Por esta razón se elevó el tráfico en Angola y en otros países de la región de la Comunidad de Desarrollo Austral (SADC), refiere la tesis.
Unos dos mil animales mueren al año en Angola por caza furtiva
