Geomalabarismos: México o de la vocación por el letargo

Por Salvio Juliano

Han sido muchos los esfuerzos por conquistar el fracaso y….no se ha logrado aún.
México es entidad que aún no sabe de la conquista de sí misma ni concibe que hacer ni
que rumbo tomar, como no sea el rumbo y meta ajenos. Pensar y hacer por cuenta propia
no son acciones ancladas en nuestra conciencia : son sólo remedos, simulaciones y retazos
de quehaceres concebidos en otras latitudes, generalmente contrarios no yá a nuestros inte-
reses sino a nuestra sobrevivencia que, en sí, es todo un milagro. De que tamaño el transcurso de esa sobrevivencia tullida y su porqué sigue siendo un misterio. Si nuestro presente es incierto nuestro mañana lo parece mas. Si de iniciativa se tratase, ajenos somos a ese mundo de las decisiones con parénquima propio, surgidas de la confianza y pujanza internas. Si no hay energía y conciencia de si mismo no hay nada, ni consistencia ni existencia, tan sólo misteriosas y oscuras siluetas como las del mito de la caverna Platónica. Ha llegado el momento de ensayar el ensayo, de apostarle al fracaso una y otra vez, con seguridad y confianza de perdedor en peligro de extinción, quien quita y en una de esas, le sorrajamos un
palo al éxito, al triunfo y a la gloria de saberse vencedores de la abulia. La gran conquista de
Aníbal fue la conquista de sí mismo al trasponer los Alpes: el afán de doblegar a los Romanos
era una conquista secundaria. Conjuremos al Aníbal que todos llevamos dentro, antes de que
Latinoamérica perezca en las fauces de algún monstruo voraz surgido de ultramar. Resolvamos
nuestras carencias por nosotros mismos y en nuestro espacio propio. Está claro que queremos
ser antes que extinguirnos. Ayudémonos los unos a los otros antes que robarnos recíproca-
mente. Elevemos nuestras miras y reconozcamos al que leer sabe, reconozcamos el valor del
saber y la cultura como cimiento de toda acción ulterior. Cultivemos nuestro idioma a la par del pensamiento y hagamos de la pedagogía una idea rectora. No dejemos que el imperialismo sajón acabe con la educación. Limpiemos la comarca magisterial actual para iniciar la educación real de un país sumido en el confesionario y en el dudoso altar de la ignorancia,
en la sacristía estéril de la violencia instigada y financiada por extraños. Conquistémonos a nosotros mismos y promovamos la resurrección de Aníbal y de su voluntad de poder.
¡Viva el mole de guajolote!

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