Restos del futuro

Por Yoe Suárez

La Habana (PL) Suiza creó un satélite de limpieza espacial desarrollado por la Escuela Politécnica Federal de Lausanne. El proyecto, denominado Clean Space One pretende «cazar» con una red cónica al pequeño satélite SwissCube, para después destruirlo en nuestra atmósfera.
El aparato, comparado con un camión de residuos, detecta autónomamente  sus objetivos gracias a cámaras que lleva incorporadas. Diez millones de libras se invertiran en el proyecto, que promete maniobrar y lanzar los desechos hacia el planeta azul para que se desintegren.
Los entusiastas del que también ha sido comparado con un Pacman del cosmos, esperan ponerlo en órbita en 2018. El objetivo del Clean Space One es el SwissCube, un satélite con cinco años orbitando alrededor del planeta. Los suizos no quieren que se convierta en un trozo más de basura espacial.
Por otra parte, con un peso aproximado de cuatro toneladas, ya Rusia planeó su Voltus 5 contra la basura espacial. El ser humano crea máquinas para eliminar los desechos de máquinas que había creado antes. Otros países como Japón y Estados Unidos también buscan soluciones ante estas amenazas espaciales.
La promesa de Moscú de que en seis meses podría eliminar mediante un cañón láser diez satélites desusados, lo hace emular con los animados de nuestra infancia.
Un año atrás la agencia espacial Roscosmos aseguró que destinaría diez mil 800 millones de rublos (unos 300 millones de dólares estadounidenses) para crear un aparato capaz de eliminar todo tipo de basura espacial de la órbita terrestre.
Esa especie de «Liquidador» se especializaría en la limpieza a 36 mil kilómetros sobre el nivel mar, la altura a la que estacionan los satélites de comunicación y televisión. La estrategia del Kremlin es consecuente con el grave problema que, literalmente, rodea al planeta: más de 500 mil elementos que suponen un riesgo tanto de caer como de colisionar con satélites, naves o estaciones espaciales.
Más de nueve mil objetos artificiales tienen un peso total que supera las cinco toneladas, una masa que los convierte en verdaderas amenazas, capaces no ya de abollar sino de destruir los blindajes más resistentes.
NO SE TRATA DE TEORÍA
El 14 de noviembre próximo caerá en la Tierra un desecho espacial que los expertos denominan WT1190F, según reflejó un artículo de la revista especializada Nature.
La publicación explicó que el misterioso trozo de basura recién descubierto tendrá en el Oceáno Índico su encuentro con la superficie terrestre. Lo raro del caso es que WT1190F es una «pieza perdida» de los desechos espaciales en órbita más allá de la Luna, que permanecía sin identificación ni seguimiento antes de ser vislumbrado por un telescopio a principios de octubre.
Esta especie de karma cosmonáutico le devuelve a los terrícolas los desperdicios que ya no solo generan en el planeta sino que extienden por el espacio exterior, y ha propiciado una campaña de observación que está tomando forma para seguir el objeto a medida que se sumerja a través de la atmósfera terrestre.
Gerhard Drolshagen, directivo de la oficina de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea, en Holanda, estima que el evento ofrece no sólo una oportunidad científica, sino que también pondrá a prueba los planes de los astrónomos para cuando un objeto espacial potencialmente peligroso aparezca.
«WT1190F fue detectado por el Catalina Sky Survey, un programa destinado a descubrir asteroides y cometas que se mueven cerca de la Tierra. Al principio, los científicos no sabían qué pensar de este cuerpo extraño», expresa el artículo.
El desarrollador independiente de software de astronomía Bill Gray, que estuvo trabajando para hacer un seguimiento de los escombros espaciales con el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, subrayó que la preparación ante el evento pasó por calcular la trayectoria del cuerpo luego de recoger observaciones previas.
WT1190F recorre una órbita elíptica, balanceándose dos veces más lejos que la distancia Tierra-Luna, según Gray. Los cálculos muestran que caerá a unos 65 kilómetros de la punta sur de Sri Lanka; en el océano Índico, aunque gran parte, si no todo, se quemará en la atmósfera.
El objeto tiene de uno a dos metros de tamaño, y su trayectoria muestra que es de baja densidad, tal vez hueco, estiman los investigadores.
«Eso sugiere que se trata de un objeto perdido de la historia espacial que ha regresado», apuntó Jonathan McDowell, un astrofísico en el Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos.

Deja tu comentario