El frío de la región se contrarresta al interior de los comedores comunitarios a donde acuden niños, ancianos y mujeres, con el calor de los vecinos de la comunidad, quienes ponen su sabor en la comida para garantizarles una alimentación adecuada.
Además del apoyo que da la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) con productos no perecederos que aportan contenido calórico y nutrimental, lo que se busca es “complementarles de aquí, de la región, lo que serían nopalitos, quelites y estas cosas”, señaló la cocinera voluntaria María Monserrat Bustillos Hermosillo.
Al entrar a la casa construida de madera, propia de la región de la Sierra Tarahumara, el calor que despide el fogón abastecido con leña brinda el sazón característico de los platillos que se ofrecen dos veces al día, cinco días de la semana por una cuota de recuperación de cinco pesos.
Sin embargo, el esfuerzo de las comunidades no termina sólo al ofrecer su trabajo al interior de las cocinas, si no que aquellos que incluso no pueden llegar a pagar esa cantidad, aportan su trabajo para la limpieza y cortar leña, entre otras actividades de servicio.
Además, como el caso de algunos ancianos que ya pueden realizar dichas labores ni pagar, la comunidad les aporta la comida de manera gratuita.
Por lo que “aquí es el plato del buen comer básicamente, porque se hace con mucho amor”, indicó el director general adjunto de Participación Social de la Sedesol, Rogelio Fournier Montiel, quien destacó que lo básico de este programa es la confluencia de la institución con el factor más importante que es la organización social y el trabajo obsequioso de las personas.
Manifestó que se entregan productos para un menú estándar que incluye aceites, cereales y enlatados, pero enfatizó que este programa se está regionalizando, por lo que el próximo año iniciará un proceso en todo el país donde el abasto se adaptará a las costumbres culinarias locales.
Señaló que este comedor comunitario llamado “Bajío de Palmas” es uno de los 76 que se tiene en nueve municipios.
Agregó que la dependencia cuenta con cuatro mil 740 comedores comunitarios distribuidos en 414 municipios de 17 entidades del país, en donde participan 66 mil voluntarios y se atiende a 441 mil personas con dos raciones diarias.