Santiago de Chile, 8 dic (PL) Corrió la sangre, pero en cantidades limitadas, sería como el mensaje tras los bochornosos disturbios el domingo en Valparaíso en un estadio de fútbol que terminó con la peor imagen del deporte en Chile.
Las reacciones fueron tímidas y poco verticales en un inicio, cuando jugadores y técnicos de Colo Colo, al saberse campeones del torneo de apertura, comenzaron a celebrar y a burlarse de los rivales.
Medios locales difundieron la noticia. Pero lo ocurrido en el estadio Elías Figueroa de la ciudad portuaria, a 140 kilómetros de esta capital, dejaba muy mal parada a la organización del balompié local.
Las imágenes de los enfrentamientos de las barras bravas le han dado la vuelta al mundo y el vergonzoso espectáculo empañó con creces el desarrollo del certamen profesional en su primera parte. Todo bajo una mirada dubitativa de las autoridades.
Hubo armas de fuego, objeto corta punzantes, palos filosos, trozos de hierro, rejas metálicas y astas de banderines de córner el domingo, y hasta los camarógrafos y fotorreporteros fueron agredidos, aunque sin consecuencias.
Colo Colo obtuvo el título en el torneo de apertura, y sin ruborizarse pasó del susto al jolgorio.
Los comentaristas deportivos chilenos se sumaron a esa insólita actitud de dividir los hechos como si fuesen cosas menores y aisladas.
Pero luego la indiferencia fue quedando atrás y se impuso la cordura, sin que llegaran todavía respuestas contundentes ante hechos delincuenciales de la peor calaña. Todos los imputados salieron en libertad a la espera de investigaciones.
Este lunes representantes del Gobierno y de Carabineros determinaron que efectivos policiales garanticen temporalmente la seguridad en espectáculos de fútbol, un regreso a las prácticas de hace tres años.
Antonio Frey, viceministro de Prevención del Delito, indicó que los carabineros se encargarán de garantizar la seguridad de los partidos de complejidad A y B’ en el perímetro del estadio, con carácter disuasivo.
En el vórtice del huracán de críticas, José Roa, jefe del estatal plan Estadio Seguro, quien descartó dimitir de su cargo, y comentó que se considerarán encuentros A y B aquellos de gran y mediano aforo de público y potencial peligrosidad.
Roa se defendió al subrayar que las medidas y la ley para combatir este tipo de manifestaciones son de resultado a más largo plazo. Aún así, los periodistas locales le piden la dimisión.
La trifulca fue entre seguidores de los clubes Colo Colo y Santiago Wanderers, que se enfrentaron en la céntrica Plaza Sotomayor de Valparaíso y siguieron con la misma agresividad en el estadio Elías Figueroa.
De tal forma, fue imposible efectuar el partido decisivo de fútbol, pero Colo Colo se hizo del título gracias a un revés de Universidad Católica en otro cotejo.
Decenas de heridos, siete de ellos hospitalizados, uno con herida de bala y otro apuñalado, fue el saldo parcial dado a conocer. También otra persona, un chofer del Metro de Valparaíso, sufría un traumatismo encéfalo craneano cerrado.
Todo ello mientras la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) se debate entre el descrédito y la inoperancia ante los escándalos de corrupción que acechan y la salida de su otrora presidente Sergio Jadue.
Jadue se encuentra en Estados Unidos y enfrenta numerosos cargos de corrupción y sobornos en un gran proceso que adelanta el FBI contra altos funcionarios de la FIFA.
Entre indiferencia e indignación: violencia en fútbol chileno
Por Fausto Triana