Bloqueo de EE.UU. contra Cuba: Una historia que continúa

Por Jorge Hernández Álvarez*

La Habana (PL) El bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba permanece inamovible, pese al rechazo universal de la comunidad internacional y al inicio el 17 de diciembre de 2014 de un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países.

En efecto, durante el presente período resaltó el anuncio de la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre ambas naciones, y el reconocimiento por el presidente estadounidense, Barack Obama, de que la política de EE.UU. hacia Cuba, incluido el bloqueo, es obsoleta y debe cambiarse.

En enero de 2015, Obama exhortó al Congreso de su país a iniciar el trabajo de poner fin a tal cerco económico y como parte de los cambios en la política estadounidense hacia Cuba, anunció varias medidas dirigidas a modificar la aplicación de algunos aspectos del bloqueo.

No obstante, si bien a juicio de las autoridades cubanas tales medidas constituyen un paso en la dirección correcta, estas resultan limitadas e insuficientes ante la magnitud y alcance que tienen las leyes del bloqueo para Cuba y el resto del mundo, las cuales se mantienen en vigor y se aplican con rigor.

En ese sentido, la Cancillería de la isla denunció que a pesar del nuevo escenario, en el período se ha mantenido el recrudecimiento de esa política de cerco en su dimensión financiera y extraterritorial.

Todo ello, como demostró en el informe presentado por Cuba en Naciones Unidas sobre la Necesidad de poner fin al bloqueo, se evidencia en la imposición de multas millonarias contra bancos e instituciones financieras, como resultado de la persecución de las transacciones financieras internacionales cubanas.

Al respecto, tal como señala el texto, Cuba todavía está impedida de exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde EE.UU., no puede utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales o tener cuentas en esa moneda en bancos de terceros países.

Tampoco se le permite tener acceso a créditos de bancos en EE.UU., de sus filiales en terceros países y de las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo.

El bloqueo, por demás, afecta el normal desarrollo del país en todas las esferas de la vida económica, social y cultural, que se ve seriamente obstaculizado por los efectos de tal política hostil.

Cabe señalar que el daño económico ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, asciende a 833 mil 755 millones de dólares, a pesar de la reducción del precio del oro en comparación con el período anterior.

A precios corrientes, según la más reciente valoración de las autoridades cubanas, durante todos estos años el bloqueo ha provocado perjuicios por más de 121 mil 192 millones dólares.

Por tales razones y debido a la permanencia de esta política de asfixia económica, pese a la nueva coyuntura entre ambos países, la delegación de la isla sometió este año por vigesimocuarta ocasión consecutiva a la aprobación de la Asamblea General de Naciones Unidas el proyecto de resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo.
En ese foro, ante lo injusto y continuado de este cerco que mantiene Washington desde hace más de medio siglo contra la Mayor de las Antillas, la comunidad internacional expresó con el voto récord de 191 países su más contundente rechazo al bloqueo, frente a la solitaria postura de Estados Unidos e Israel.

EL BLOQUEO HOY: LO QUE SE PUEDE MODIFICAR

Como advierte la cancillería cubana, si bien el Congreso de Estados Unidos es el órgano facultado para revocar las legislaciones que sostienen la política de bloqueo contra Cuba y decretar su fin, este acto puede estar precedido del desmontaje de la inmensa mayoría de las restricciones que la conforman, a través de acciones ejecutivas.

De ahí el llamado permanente que hace el gobierno de la isla al presidente de EE.UU. a aplicar sus facultades ejecutivas que posibilitarían la desaparición de muchas de las limitaciones que impone el bloqueo, lo cual constituiría un serio espaldarazo al proceso de normalización de vínculos entre ambas naciones.

Entre tales acciones, Obama podría autorizar el uso del dólar estadounidense en las transacciones internacionales de Cuba, consentir que estas transacciones se realicen a través del sistema bancario norteamericano y posibilitar a entidades cubanas (bancos, empresas, etc.) abrir cuentas corresponsales en bancos de Estados Unidos.

También, puede instruir a los representantes de EE.UU. en las instituciones financieras internacionales que no obstaculicen el otorgamiento de créditos u otras facilidades en ese ámbito a Cuba y revertir la política de persecución financiera contra la isla caribeña.

De igual forma, posee la prerrogativa de permitir la concesión de créditos, préstamos y financiamientos en general a Cuba, para la adquisición de productos en el mercado de Estados Unidos (con excepción de los agrícolas, que están prohibidos por ley).

Además, puede autorizar que aviones y embarcaciones cubanas transporten viajeros, carga y correo postal entre los dos países y dar luz verde a las exportaciones directas a Cuba de productos estadounidenses.

Igualmente, el mandatario tiene la potestad de aprobar que Cuba importe desde terceros países productos que contengan más del 10 por ciento de componentes norteamericanos y autorizar a las compañías estadounidenses a realizar inversiones en Cuba.

Asimismo, podría permitir las importaciones en Estados Unidos de servicios cubanos o productos que constituyen rubros exportables de la economía cubana como el tabaco, el ron, productos de la biotecnología, incluyendo aquellos manufacturados en terceros países que contienen materias primas cubanas como níquel o azúcar.

Obama posee también la facultad de eliminar el límite al valor de los productos cubanos que pueden ser importados -para uso personal o como regalos- por los viajeros estadounidenses que visitan la Mayor de las Antillas.

En el caso del sector de la salud, el mandatario puede además autorizar a ciudadanos de Estados Unidos a recibir tratamientos médicos en Cuba.

En general, refieren funcionarios de la cancillería del país caribeño, Obama tiene posibilidades casi ilimitadas para modificar de manera significativa las restricciones vigentes y vaciar al bloqueo de su contenido fundamental mediante el ejercicio de sus prerrogativas.

Ello resulta vital, según autoridades cubanas, pues el proceso hacia la normalización de los nexos bilaterales pasa necesariamente por el levantamiento del bloqueo, el cual constituye el mayor obstáculo para el desarrollo de la isla y de sus relaciones económicas, comerciales y financieras con EE.UU. y el resto del mundo.

* Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.

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