Caballos, entre la libertad y el sometimiento

La Habana, 11 dic (PL) Signada por más de una particularidad, Caballos, la ópera prima del cubano Fabián Suárez, se inscribe hoy como cine de autor, aunque también como melodrama tricéfalo, según la clasificación de su creador.
Incluida en la selección oficial del 37 Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano, la cinta de Suárez puede leerse simplemente como una historia de amor o bien complicarse desde sus propuestas formales cargadas de referentes históricos, cinematográficos y personales.
El primero de todos, y el más recurrido, es el homenaje al fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe, cuyo alter ego se desarrolla desde la versión teatral sobre la cual se crea este largometraje homónimo, considerada por el propio dramaturgo y director como una biografía mínima.
Interrogado por sus motivos, Fabián Suárez prefirió seguir la posición de uno de sus maestros y no discutió obsesiones para rescatar una obra que le permitiría -a posteriori-recrear un diálogo con la realidad cubana.
Confluyen en Caballos negaciones y cumplidos al cine cubano -especialmente a Memorias del Subdesarrollo- que complementan la descripción de diferentes tópicos contenidos en la narración como la homosexualidad y la emigración a partir de las relaciones de poder derivadas de un triángulo amoroso.
A propósito, las intenciones del joven cineasta se explicitan a través de un filme llevado al blanco y negro con los cuidados fotográficos de Javier Labrador, y que salva cualquier precariedad desde la producción de la cinta de 95 minutos.
En ocasiones, explicó Fabián Suárez, el guión se ajustó a los actores a tenor de los inconvenientes técnicos y del sacrificio de elementos hermosos no incorporados en el filme, aunque finalmente, el blanco y negro logran una uniformidad desde el arte y la fotografía que lo complacen mucho.
Por lo pronto, Suárez comienza a adaptarse a los calificativos de una película rara, con una visualidad distintiva y cargada de símbolos como su propio título, referente de la libertad y el sometimiento, y de otras tantas lecturas en las que se resuelven las inquietudes de su director.

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