España decide su futuro en cruciales elecciones

Madrid, 20 dic (PL) Los españoles definirán hoy en las urnas si mantienen a los partidos tradicionales a cargo de su futuro, como ocurrió en las últimas cuatro décadas, o favorecen un histórico giro político que sepulte el bipartidismo imperante.
Más de 36 millones de ciudadanos están llamados a votar este domingo en las elecciones generales más reñidas de la democracia ante la irrupción de nuevas fuerzas que rompieron la hegemonía de los partidos Popular (PP) y Socialista Obrero Español (PSOE).
Las agrupaciones emergentes Podemos (centroizquierda) y Ciudadanos (centroderecha) serán decisivas en las negociaciones postelectorales para lograr un consenso que permita gobernar a la formación más votada.
Aunque se da por descontado que el PP liderado por el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, será el más votado, los conservadores quedarán muy lejos de la mayoría absoluta con la que gobernaron tras las generales de 2011.
Las dos nuevas formaciones, que se disputan el tercer puesto e incluso amenazan con desplazar del segundo al PSOE, según la mayoría de los sondeos, forzarán la necesidad de pactos para garantizar un gobierno estable.
A juicio de analistas, los comicios esbozarán un inédito escenario multipartidista en este país europeo, con un poder ejecutivo en minoría obligado a pactar y que tendría dificultades para acabar una legislatura de cuatro años.
Los escándalos de corrupción en los dos partidos tradicionales y la debacle económica que desangra al país desde 2008 obligaron a los gobiernos del PSOE, primero, y del PP después, a adoptar draconianas medidas de austeridad, con recortes en servicios públicos esenciales.
El malestar de la población, plasmado en manifestaciones desde 2011, cuando surgió el Movimiento 15-M o de los Indignados, fue canalizado por Podemos, agrupación fundada en 2014 y dirigida por el joven profesor universitario Pablo Iglesias.
Ciudadanos -aunque más afín a los preceptos neoliberales encarnados por los populares- de alguna manera también recogió la indignación popular con el clientelismo y la corrupción.
Su máximo dirigente y aspirante a la jefatura del ejecutivo, Albert Rivera, descartó apoyar una posible coalición o la investidura de candidatos del PP o el PSOE, partidos que, en su opinión, representan un modelo de hacer política del pasado.
Ante este panorama tan incierto, y después de una campaña en la cual su agrupación no despuntó, Rajoy recurrió al discurso del miedo frente a la posibilidad de que una alianza de izquierda le desaloje de La Moncloa, sede del poder central.
España entra desde hoy en una etapa política nueva. Nada será igual porque, según todas las previsiones, habrá un Parlamento mucho más fragmentado, con irrupción de dos partidos nuevos, en el que serán necesarios acuerdos, destacó el periódico El País.

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