Dicho sea de paso…Realismo para 2016

Por Fernando Urbano Castillo Pacheco

Para Claudia:
Por Un año más, que en realidad fue un año menos.

El sacerdote inglés William George Ward decía que «el pesimista se queja del viento; el optimista espera a que cambie y el realista ajusta las velas».

Al concluir el 2015, más allá de las acostumbradas remembranzas de lo que pasó en el año, es quizá el momento de ver con realismo el cómo nos pinta el 2016 para ajustar responsablemente las velas.

Es el momento en que nuestro gobierno, que se encuentra a la mitad de su gestión, dé un giro a sus políticas para hablar con sensatez y con la realidad, ajustándolas para llevar al país por el camino del desarrollo sostenido y alejarlo de esta ruta mediocre de la que parece que no salimos.

Los aspectos económicos serán los que requieran una atención especial, debido a lo complicado del entorno internacional y las repercusiones que tendrá en la economía mexicana que, a pesar de tantos y tantos logros, no logra crecer a buen nivel.

Es momento de replantear las políticas y de tener la valentía de innovar y actuar de una manera distinta.

Ante el incremento en la tasa de referencia en los Estados Unidos, nuestro país debe de tomar medidas que no solo repliquen las tomadas por nuestro vecino del norte, pues nuestras condiciones ni son iguales ni parece que las puedan soportar. Que el Banco de México replique los incrementos de la FED a sus tasas, puede traerle más problemas que beneficios a la economía mexicana.

Los propios integrantes del comité de mercado abierto de la FED en un indicador llamado «Diagrama de Puntos», en el que se plasma la expectativa de cada miembro sobre dónde terminarán las tasas en un año, señala que habrá incrementos en otras cuatro ocasiones en 2016. Si se incrementan las tasas en 100 puntos base en los Estados Unidos y esto se replica en México, creo que una tasa objetivo de 4.25% en el país será el tiro de gracia a la economía mexicana, pues aunque la inflación se estancaría, la economía no crecería. Si bien es cierto que se limitaría la salida de dólares, el dinero dejaría de circular y el crédito se volvería más caro.

El gobierno, hasta ahora, no ha tenido la capacidad para generar atractivos a la inversión, por lo que una medida así sería suicida para la economía.

Por otra parte, el próximo año es de esperarse una brutal caída de los precios del crudo, ante el exceso de oferta en el mercado, pues Irán podrá comercializar cientos de miles de barriles de petróleo al día, producto de sus acuerdos nucleares con las potencias mundiales lideradas por los Estados Unidos, sobre todo porque nuestro vecino ha modificado su legislación para permitir la exportación de crudo.

Estados Unidos ha desarrollado su industria petrolera y ha elevado su producción de 5.6 millones de barriles de petróleo al día en 2012, a 9.2 millones en 2015, además de tener una enorme cantidad de yacimientos SHALE cuyo costo de explotación ronda los 16 dólares por barril.

Sin duda, con la autorización para exportar petróleo cuyo precio aún es bajo, les permite obtener un buen margen de utilidad; los productores elevarán el petróleo disponible, bajarán el precio y, al ser un crudo ligero, le arrebatará cuota de mercado al petróleo mexicano, que es más pesado y menos codiciado.

Esto traerá consecuencias para el país: por una parte se diluirán los supuestos logros de la reforma energética; mientras que por otra, al disminuir el ingreso de divisas, el precio del dólar podría incrementarse nuevamente.

En la ronda 1-3 en la que se asignaron 25 campos petroleros bajo la figura del contrato de licencia, la regalía promedio para el Estado mexicano que se determinó en los contratos fue de 63 por ciento. Ante una caída mayor en el precio del barril de crudo estos serían incosteables, por lo que es muy probable que los contratos tengan que renegociarse.

Un menor ingreso de divisas traerá consigo un incremento del valor del dólar y el incremento de las deudas contratadas en esa moneda.

Al mes de octubre de este año, la deuda externa neta del país alcanzó los 2 billones 644,689 millones de pesos, 23.4 por ciento más que en 2014.

El año 2016 es la oportunidad de que México retome la ruta de la congruencia.

La ley de Transición Energética impone medidas irreales para un país como el nuestro, ya que el mayor daño ambiental es ocasionado por la deforestación y la falta de control de nuestros recursos naturales.

Es absurdo que mientras se pretende tomar el liderazgo en el tema del cambio climático y el cuidado del medio ambiente, imponiendo a la industria la obligación de consumir 35 por ciento de energías limpias, se autoriza, al mismo tiempo, la destrucción de manglares para dar paso a la construcción de grandes proyectos turísticos en Quintana Roo.

Pero 2016 es, sobre todo, el año en que se debe de dar un gran cambio en beneficio de los ciudadanos.

El Índice de Desarrollo Humano de la ONU nos ubicó, este 2015, en el lugar 74 por debajo de Argentina (40), Chile (42), Cuba (67) e incluso Venezuela (71).

Como bien lo decía la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en una entrevista para El Economista: “Un mejor salario en México será el indicador de que las reformas han transformado realmente la economía».

Hacer que la economía funcione e integre a todos los mexicanos en un régimen equitativo, justo y formal, es un gran reto de la autoridad y de todos los sectores y quizá el antídoto contra la amenaza populista que nos acecha. Como recientemente decía don Armando Fuentes Aguirre: «El populismo caudillista, mesiánico y autoritario cura el catarro de hoy, pero sólo para causar el cáncer de mañana».

Un año termina, pero el que comienza es una oportunidad para enderezar el rumbo de este país que, a pesar de todo y de todos, sigue siendo un verdadero paraíso.

2016.

Termina 2015 lleno de enseñanzas, logros y bendiciones.

Al finalizar el año, tengo mucho que agradecer. Le doy gracias a Dios porque siempre me ha ayudado. Gracias a mi familia y a Claudia que han estado conmigo. A los medios que me publican y, sobre todo, a ustedes los lectores que me hacen el favor de leerme.

Decía San Agustín de Hipona que «Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas, mientras te ayuda para que puedas».

Les deseo, de todo corazón que Dios los colme de bendiciones y que el 2016 sea el primer año de los mejores años de su vida.

¡Feliz año nuevo!

Síganme en Twitter: @niniodeoro

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