Washington, 6 ene (PL) La presidenta del Caucus Hispano del Congreso norteamericano, Linda Sánchez, condenó hoy las redadas de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) que condujeron al arresto de 121 centroamericanos indocumentados el fin de semana pasado.
En un comunicado citado por el portal La Opinión, Sánchez calificó esas acciones de inhumanas e instó al legislativo a buscar soluciones alternativas a la crisis de los inmigrantes en la frontera sur.
Nuestro gobierno federal no debería estar separando padres de sus hijos, agregó la congresista demócrata por California, quien llamó a encontrar una mejor forma de bregar con las madres y niños recién llegados, y procurar que obtengan información sobre sus derechos y acceso a un abogado.
El demócrata Luis Gutiérrez también criticó las operaciones realizadas en estados como Georgia, Texas y Carolina de Norte, y consideró que fueron lanzadas para infundir miedo durante las fiestas de Navidad, Año Nuevo y el Día de Reyes.
Las redadas no traen orden, traen miseria, expresó ante el Congreso, donde adelantó que junto a otros representantes pedirá explicaciones al secretario de Seguridad Nacional sobre el motivo de efectuar esas acciones contra los inmigrantes.
De igual modo, cuestionó por qué los centros de detención que él y otros parlamentarios han intentado cerrar se mantienen llenos de nuevas familias a la espera de ser deportadas.
A su vez, el legislador demócrata por California Xavier Becerra señaló a La Opinión que los alivios migratorios están bloqueados en los tribunales por una demanda encabezada por los republicanos, y que la reforma migratoria fue frenada por esa formación.
El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, anunció en un comunicado la deportación de 121 inmigrantes que fueron detenidos el fin de semana, la mayoría de los cuales fueron trasladados primero a centros de la ICE a la espera de regresar a sus países.
Tras divulgarse esa noticia, más de 150 organizaciones enviaron una carta a Johnson y a la fiscal general, Loretta Lynch, en la que expresaron que la naturaleza violenta de las redadas supone el riesgo de agravar los síntomas del trauma que traen muchos migrantes de sus naciones de origen.
Desde el verano de 2014 aumentó el ritmo de las deportaciones desde Estados Unidos hacia América Latina, con un promedio de 14 vuelos semanales.