México (PL) En México están en marcha reformas estructurales que deben conducir a un país más próspero, competitivo e inclusivo, pero tales propósitos formulados por el presidente Enrique Peña Nieto tienen en la pobreza su talón de Aquiles.
Reformas energética, educativa, en las telecomunicaciones, hacienda, política-electoral, entre otras, muestran diversos grados de aplicación, pero lo cierto es que en el combate a la pobreza, pese a esfuerzos y recursos, el país retrocedió.
Lo dijo en julio de 2015 el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval), organismo encargado de medir la situación social y el impacto de las políticas gubernamentales.
Según Coneval, para esa fecha el número de personas en situación de pobreza aumentó en el país en dos millones. En el tercer año de la administración del presidente Peña Nieto el 46,2 de la población mexicana es pobre, unos 55,3 millones.
Ello supone un desempeño negativo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que en su momento relativizó las cifras de Coneval, lo cual parece haber decidido que el presidente mexicano relevara a la titular de entonces, Rosario Robles, por quien se desempeñaba hasta esa fecha como titular de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
El reporte de la pobreza en México, título del estudio de Coneval, afirmó que 28 millones de mexicanos tienen carencias alimenticias, un aumento de 1,4 millones entre 2012 y 2014.
PROGRAMAS DE GOBIERNO Llama la atención que las estadísticas de pobreza y hambre crecen a la par de programas que el jefe de Estado posicionó en la agenda nacional desde su toma de posesión el 1 de diciembre de 2012.
En tal sentido, Oportunidades fue un plan con recursos federales para promover la inserción productiva y laboral de familias de escasos ingresos.
Más adelante fue sustituido por el programa Prospera que, según la Presidencia de la República, además de apoyar en alimentación, salud y educación, trabaja «para lograr la inclusión financiera, laboral y productiva de las personas a través de su propio esfuerzo y trabajo, con el fin de que sientan un cambio significativo en sus vidas».
De acuerdo con la visión oficial, en Prospera se articulan 15 programas gubernamentales que van desde apoyo financiero, becas de educación, capacitación laboral, acceso preferente al empleo hasta servicios de salud a través del sistema de seguro social.
Pero antes que Prospera, con la administración de Peña Nieto nació la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNCH).
La subsecretaria de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de Sedesol, Vanessa Rubio, aseguró que a casi tres años de su implementación la Cruzada atiende a 6,4 millones de personas con dificultades para asegurar su alimentación.
Rubio, exvicecanciller a cargo de las relaciones con Latinoamérica y el Caribe, llegó a Sedesol de la mano de Meade junto a otros exfuncionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En su nueva responsabilidad presidió recientemente la segunda sesión ordinaria del Consejo Nacional de CNCH, en la cual participaron representantes de 30 organizaciones de civiles y directivos de Sedesol.
Afirmó entonces que la Cruzada llega a nueve de cada 10 mexicanos que se encontraban en situación de pobreza alimentaria en 2014.
También aseveró que el programa Prospera tiene más de 26 millones de beneficiarios de 6,2 millones de familias.
Para este año Sedesol se propone fortalecer la cobertura de la Cruzada en todos los municipios del país y focalizar su presupuesto en las personas en situación de pobreza extrema con carencia alimentaria.
Junto a ello, en septiembre de 2015 el presidente Peña Nieto presentó una iniciativa para crear polos de desarrollo e inversión en estados donde mayor se concentran los índices de pobreza, violencia y carencias de infraestructura.
El Instituto «Belisario Domínguez», del Senado de la República, consideró que la Ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE) beneficiará a las entidades federativas más rezagadas del país.
Oaxaca, Guerrero y Chiapas, por ejemplo, resultan un reto aceptado por las autoridades para la generación de empleo y el combate a la pobreza extrema, sobre todo en comunidades indígenas. Se le suman además Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche.
El titular de Sedesol así lo reconoció, como también la existencia de más de 11 millones de mexicanos que viven con esas carencias extremas.
Meade, a diferencia de su antecesora, maneja una agenda pública más abierta y por ello se le ve visitando comunidades alejadas, comedores comunitarios, conviviendo en albergues de jornaleros y tocando, de primera mano, la situación en que viven millones de sus compatriotas. Para Sedesol, y las promesas del Presidente, 2016 tendría que ser un año de resultados a fin de revertir el aumento del número de pobres en el país.
Ello ocurrirá en un escenario difícil, en el que el entorno financiero internacional, los bajos precios del petróleo y la baja en la producción del crudo de exportación de México anuncian ajustes presupuestales y reducción del gasto público.
Según el secretario de Desarrollo Social, esa dependencia contará con pequeños aumentos a su presupuesto, establecido en 109 mil millones de pesos (más de seis mil millones de dólares), lo cual permitirá mantener los actuales programas.
Para 2016 la prioridad será «tratar de alcanzar metas en materia de inclusión», apuntó y acotó que lo que a Sedesol le toca es, por la vía de la coordinación, buscar que sean más los mexicanos que puedan tener acceso a sus derechos fundamentales: vivienda, alimentación, salud y seguridad social.
México se mueve, afirma un slogan del gobierno que defiende la gestión oficial y sobre todo, la implementación de las reformas estructurales.
Falta por ver si la velocidad del movimiento da con los tiempos de la actual administración y las promesas del presidente Peña Nieto de transformar al país y hacerlo más incluyente.
*Corresponsal de Prensa Latina en México.