Quito, 13 ene (PL) Con el gobierno del presidente de Rafael Correa, Ecuador cambió para siempre, porque como bien alega el mandatario, podrán variar las políticas y los políticos pero las obras construidas perdurarán.
Tendrían que dinamitar numerosas carreteras, escuelas, hospitales, hidroeléctricas, proyectos de control de inundaciones y muchas otras estructuras creadas por el gobierno de la Revolución Ciudadana, como denomina Correa al proyecto político puesto en práctica desde su ascenso al poder en 2007.
La Revolución Ciudadana trasciende a las personas, lo comentaba el jefe de Estado ayer en un conversatorio en televisión con periodistas, y la percepción de un país mucho más equitativo igual traspasó fronteras, los organismos internacionales no han podido hacerse los de la vista gorda.
En nueve años de Revolución Ciudadana, Ecuador consiguió armar la mejor infraestructura vial de América Latina y apostó por un cambio de matriz energética con la construcción de ocho hidroeléctricas que le permitirán ahorrar 730 millones de dólares, y cambiar su antigua condición de importador de electricidad a la de exportador.
Por primera vez en la historia, Ecuador será exportador de servicios a gran escala como los energéticos, comentó el dignatario.
Sus opositores lo acusan continuamente de derrochador y califican cada inversión como gasto público, en lugar de reparar en los beneficios sociales, que según el presidente, son el fin de una Revolución en beneficio de las grandes mayorías y, sobre todo, de los más pobres.
A juicio de Correa, no hay mejor ahorro que una buena inversión y los proyectos construidos ayudarán a mitigar la caída mundial del precio del petróleo, desde hace décadas el principal rubro de exportación de Ecuador.
Los diversos proyectos de regulación hídrica para controlar inundaciones y proveer de riego a las mismas tierras en épocas de sequía, evitan pérdidas de viviendas y de cosechas, permiten un incremento de la productividad agrícola y, por tanto, de las ganancias de los cultivadores.
En nueve años de Revolución Ciudadana, el actual gobierno ha hecho en infraestructura hídrica casi el 100 por ciento de lo construido en la historia del país, y con razón Correa subraya que ahora Ecuador tiene capacidad para enfrentar desafíos como el fenómeno climático de El niño.
La caída de los precios del crudo y la apreciación del dólar aparejado a la carencia de una moneda propia han planteado retos al economista de profesión, pero su afán de hacer, de elevar los niveles de eficiencia e invertir en función de las necesidades humanas y las metas de desarrollo triunfan.
Desde su llegada a la presidencia, el Ejecutivo invirtió más de 70 mil millones de dólares en el desarrollo del país.
Gracias a las medidas adoptadas, Ecuador superó la inestabilidad política, económica y social en la que vivió durante sucesivos gobiernos neoliberales.
Miles de ecuatorianos tuvieron que recurrir al exilio, la quiebra de un grupo de bancos privados en 1999 implicó el congelamiento de los depósitos de muchas personas, mientras los responsables huían al extranjero para evadir la justicia.
El país que recibió Correa en 2007 estaba marcado por la desesperanza, las faltas y la destrucción, sin embargo, el Ecuador del que se retirará como político en 2017 es bien distinto, él lo sabe y lo dice a menudo con una sonrisa, porque habría que practicar terrorismo para poder borrar sus logros de un plumazo.
Ecuador, país de vanguardia
Por Martha Sánchez Martínez