El legado de David Bowie

Por Damián Estrada*

La Habana (PL) Los últimos días del músico David Bowie en esta tierra tuvieron ese aire teatral que le caracterizó durante toda su vida: sólo horas antes de la muerte cumplió 69 años y nos dejó un álbum como regalo.
Emulando a un sabio profeta que sabe cuándo su labor está cumplida, el natural de Brixton (Londres) sucumbió a los caprichos de un cáncer terminal que decidió llevarse a uno de los artistas más revolucionarios de la etapa dorada del rock.
Tantos álter egos, disfraces e infinidad de looks y David siempre era el mismo, pese a que se resignaba rotundamente a ser catalogado como un «simple ser humano» en cada uno de sus intentos de evadir a lo tradicional y mundano.
Ziggy Stardust, The Thin White Duke, The Halloween Jack o Aladdin Sane fueron algunos de los nombres alternativos que usó Bowie durante su carrera de más de medio siglo, cada uno con una personalidad propia que en cierta manera intentaban esconder su inapelable timidez.
El último disco que legó se titula Blackstar y en lugar de un típico CD, simple y cómodo, de esos que generalmente producen las glorias de épocas pasadas que ya se aproximan a sus 70 años, el mítico flacucho de un ojo azul y otro marrón sacó a la luz «su álbum más complicado hasta el momento», tal y como lo calificó la publicación The Times.
Dentro de los 26 fonogramas que concretó en su trayectoria, este fue grabado entre los años 2014 y 2015 y contiene siete canciones, entre ellas la que le da nombre y dura cerca de 10 minutos… tan típico de Bowie.
Tal es el cuidado estético que demostró a través de los años que una de las principales atracciones del CD es precisamente su portada: el dibujo de una estrella de color negro sobre un fondo blanco.
La silueta del astro ocupa gran parte de la imagen, exceptuando la parte inferior, en la que se puede apreciar la descomposición de la estrella en cinco partes distintas, que observadas detalladamente conforman la palabra BOWIE Âívaya detalle!
En general -tras las primeras horas de la salida al mercado de Blackstar- las críticas habían sido favorables, pero seguramente luego del lamentable deceso de su autor, las ventas se tornarán virales.

SIEMPRE EN EL PUNTO DE MIRA
Sus extravagantes atuendos y peinados, tan típicos del glam rock de su época, así como su ambigua y andrógina sexualidad, siempre mantuvieron al genial flacucho de Brixton en el ojo del huracán.
Todos querían un pedazo de él, poniendo muchas veces a un lado su rompedora música y concentrándose sólo en detalles de su vida personal y David en repetida ocasiones repostaba «mi música explica lo que siento».
Su fortuna, tasada en 180 millones de dólares, pasó a manos de su segunda y última esposa, así como a sus dos hijos biológicos; pero su música es intangible, nos pertenece a todos los incurables melómanos.
De esta manera David Bowie, cuya última actuación en vivo fue en 2006 junto a la estadounidense Alicia Keys, dejó durante su recorrido artístico fonogramas cumbres del glam rock como Space Oddity (1969) y Low (1977), con ventas de 136 millones de álbumes y un feroz impacto en la música y estética popular de esas décadas.
Además, en 2004, la revista Rolling Stone le posicionó en el puesto número 39 de su lista de los cien artistas de rock más importantes de todos los tiempos y en el puesto 23 de su lista de los mejores cantantes de todas las épocas.
También cabe resaltar que desde 1996, Bowie pertenece a ese selecto grupo de estrellas que dada su relevancia para el género han logrado ingresar al codiciado Salón de la Fama del Rock.
«A medida que envejezco, las preguntas se reducen a dos o tres. ¿Por cuanto tiempo? ¿Y qué hago con el tiempo que me queda?», expresó cuando se aproximaba a la vejez… No te preocupes David, tu legado está a salvo con nosotros.

*Periodista de la Redacción de Cultura de Prensa Latina.

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