Obama, tras el acuerdo: “Es un buen día para la seguridad mundial”

El presidente celebra el pacto con Irán, aunque EE UU impone nuevas sanciones

• Rohani dice que Irán abre un nuevo capítulo en su relación con el mundo
• EE UU compensará a Irán en un litigio judicial
SILVIA AYUSO Washington 17 ENE 2016 – 11:58 CST

(Agencias) “Hoy es un buen día”, celebró el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la entrada en vigor del pacto nuclear con Irán. El mundo está más seguro porque Teherán “no podrá hacerse con una bomba nuclear” y los esfuerzos internacionales podrán concentrarse ahora en otros conflictos acuciantes en Oriente Medio. Y todo ello, subrayó, a través de la diplomacia y una actitud “inteligente, paciente y disciplinada” que ha logrado impedir una nueva guerra en la región y que permitirá la resolución de otras disputas por la vía del diálogo.
La satisfacción de Obama este domingo, cuando hizo una comparecencia desde la Casa Blanca para saludar la implementación del acuerdo iraní y la inminente llegada de varios presos estadounidenses liberados por Teherán, era palpable.
“Hemos cortado todas las vías para que Irán pueda hacerse con una bomba nuclear”, afirmó Obama en varias ocasiones durante los 12 minutos en los que se dirigió a los estadounidenses para explicar lo que significa y lo que no el histórico paso dado la víspera. “Irán no podrá poner sus manos sobre una bomba nuclear, y Estados Unidos y el mundo estarán más seguros”, insistió.
“Acuerdo nuclear, implementado. Familias estadounidenses, reunidas”, resumió en referencia a la noticia de la liberación de cinco presos estadounidenses en Irán, varios de los cuales ya están en camino “a casa”, como dijo Obama. Y agregó una tercera noticia: la resolución de una millonaria disputa financiera que databa de antes de que los dos países rompieran relaciones diplomáticas, cuando Irán todavía adquiría material militar de Estados Unidos, y que estaba siendo litigada ante el Tribunal de La Haya.
“Una vez más, vemos lo que es posible con una diplomacia fuerte” y con una estrategia “inteligente, paciente y disciplinada” ante el mundo, subrayó Obama, consciente de que su decisión de iniciar conversaciones con uno de los archienemigos de Estados Unidos ha sido —y sigue siendo— una de las acciones más criticadas de su mandato por la oposición, que ha hecho de ello uno de los grandes temas de la campaña electoral.
El presidente subrayó sin embargo que el acuerdo nuclear no implica que Washington y Teherán hayan resuelto todas sus disputas. Ni mucho menos, aseveró.
Las “profundas diferencias” con Irán en muchos asuntos, como los conflictos en la región o su hostilidad hacia Israel, “persisten”, reconoció Obama. Y el acuerdo nuclear no significa que Washington vaya a bajar la guardia frente a Teherán, puntualizó. De hecho, poco antes de la comparecencia de Obama, el Departamento del Tesoro anunciaba la imposición de sanciones a 11 compañías e individuos por proporcionar suministros para el programa de misiles balísticos iraní.
“Seguiremos imponiendo estas sanciones con fuerza”, prometió Obama, que calificó la reciente prueba de Irán con un misil como una “violación de sus obligaciones internacionales”.
Pero contar con una vía de diálogo en vez del aislamiento hostil de las últimas décadas permitirá la resolución por la vía pacífica de numerosos conflictos que surgen y seguirán surgiendo, confió Obama. Como ejemplo citó la crisis que esta misma semana se produjo cuando Irán detuvo a diez marinos estadounidenses que entraron en sus aguas. Gracias a la nueva diplomacia, “logramos resolver ese incidente en menos de 24 horas”, recordó.
ULTIMO DISCURSO DE OBAMA A LA NACIÓN

El presidente Barack Obama intenta redefinir el patriotismo estadounidense. Frente a la idea de una nación elegida y única, Obama propone una alternativa: una visión autocrítica de un país excepcional, sí, pero no sólo por sus virtudes; también por sus pecados. Su versión del llamado excepcionalismo americano, patente en la reacción a los atentados de París y San Bernardino o en el acercamiento a Cuba e Irán, refleja cambios sociales de unos Estados Unidos más diversos, con una historia compleja: heroica y traumática. Y se traduce en una política exterior cauta, consciente de los límites para cambiar el mundo.
En noviembre, tras los atentados yihadistas de París, y ante las presiones para que EE UU actuase rápido y con contundencia contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), Obama dijo para defender su estrategia: “Lo que no haremos, y lo que yo no hago, es actuar para obtener beneficios políticos o para que, en un sentido abstracto, América parezca fuerte o yo parezca fuerte”.
A principios de diciembre, tras el ataque de San Bernardino (California), en el que un matrimonio inspirado por el ISIS mató a 14 personas, Obama dijo: “Lo que sabemos es que tenemos un patrón de tiroteos masivos sin paralelo en ningún otro lugar del mundo”.
En la primera declaración, Obama rechazaba el patrioterismo agresivo: la idea arrogante de que a golpe de bomba este país puede solucionarlo todo. En la segunda, señalaba una evidencia: EE UU es excepcional en muchos sentidos, pero uno de ellos es en la epidemia de muertes por armas de fuego.
Obama ve a EE UU con sus claroscuros, un contraste con la visión prevalente del excepcionalismo americano, la idea de que este país es “la ciudad brillante sobre la colina”, según la expresión de John Winthrop, uno de los primeros peregrinos en desembarcar en la Nueva Inglaterra en el siglo XVII.
Uno de los textos canónicos del excepcionalismo americano es elúltimo discurso del presidente Ronald Reagan antes de abandonar la Casa Blanca, en enero de 1989. El republicano Reagan recordó un episodio de principios de los ochenta. La tripulación de un portaaviones estadounidense avistó un barco con refugiados vietnamitas. Una lancha del portaaviones fue a rescatarlo. Cuando se acercaba al buque, uno de los refugiados dijo a uno de los marinos estadounidenses: “Hola, marinero americano. Hola, hombre de la libertad”. Esto era Estados Unidos, para el presidente Reagan: “La ciudad brillante sobre la colina”, que expresaba Winthrop, el faro de la humanidad, un imán para “los peregrinos de los lugares perdidos que se precipitan a través de la oscuridad, hacia casa”.
Obama no se cansa de repetir que EE UU es el único país que puede liderar la respuesta a grandes crisis, desde el yihadismo al ébola, pero matiza la visión de un excepcionalismo americano místico e inapelable. Sus críticos le reprochan que en 2009, poco después de llegar a la Casa Blanca, dijese: “Creo en el excepcionalismo americano, del mismo modo que sospecho que los británicos creen en el excepcionalismo británico y los griegos creen en el excepcionalismo griego”. Una de las promesas de los candidatos republicanos, en la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre, es recuperar la grandeza estadounidense, supuestamente degradada por Obama.
Con Obama, EE UU se ha abierto a dialogar con viejos enemigos como Cuba e Irán. En ambos casos, el giro se acompaña de un mea culpa, una relectura de la propia historia.
El ‘mea culpa’
“Incluso con tus adversarios, creo que debes ser capaz de ponerte en su piel”, dijo tras el acuerdo nuclear con Irán, en julio. “Si miras a la historia de Irán, el hecho es que tuvimos alguna implicación en el derrocamiento de un régimen democráticamente electo”, dijo. Era una alusión al golpe que en 1953 derrocó al primer ministro iraní, Mohammed Mossadegh. “Soy consciente de que hay capítulos oscuros en nuestra propia historia en los que no hemos observado los principios y los ideales sobre los que se fundó el país”, dijo el presidente en abril, en la cumbre de líderes americanos en Panamá. Ninguno de los que le escuchaban —algunos de ellos, dictadores y presidentes autoritarios— entonó un mea culpa similar.
Obama articula “una forma nueva y radical del excepcionalismo americano”, escribió hace unos meses The Washington Post, en un artículo que desmenuzaba el discurso del presidente en Selma(Alabama), el 7 de marzo pasado. Aquel día, cincuenta años antes, quedó en la historia de la lucha por los derechos civiles como el domingo sangriento, por la represión policial contra los manifestantes en Selma.
En el discurso, Obama enumeró una serie de referentes alternativos de la historia estadounidense que incluía a exploradores y nativos, a inmigrantes latinos y supervivientes del holocausto, a los bomberos que perdieron su vida el 11-S en la zona cero de Nueva York y a pioneros de la lucha por los derechos de los gais. El país cambia y también el panteón del patriotismo estadounidense.
“¿Qué mayor forma de patriotismo existe que la creencia en que América todavía no está acabada, que somos lo suficientemente fuertes para ser autocríticos, que cada generación sucesiva puede mirar sus imperfecciones y decidir que está en su poder rehacer esta nación para alinearla más cerca de nuestros ideales más altos?”, dijo.

“Empezamos nuestra existencia con la convicción de que éramos una nación distinta a la que Dios estaba usando para dar un nuevo comienzo de la humanidad”, escribió a mediados de siglo el teólogo ReinholdNiebuhr, uno de los pensadores de referencia de Obama y crítico con el excepcionalismo americano. “Nos cuesta casi tanto como a los comunistas creer que cualquier persona pueda pensar mal de nosotros”, decía Niebuhr en plena Guerra Fría.
No es fácil definir el excepcionalismo americano. “Significa que nosotros, los americanos, nos vemos a nosotros mismos como el nuevo pueblo elegido, seleccionado por Dios o la Providencia o la Historia para dirigir el mundo y transformarlo a nuestra imagen”, explica en un correo electrónico el historiador y exmilitar Andrew Bacevich, autor de Los límites del poder. El fin del excepcionalismo americano.
El excepcionalismo americano, dice Bacevich, no es un sinónimo de nacionalismo. Tiene un significado más amplio, dice, y está relacionado con la hybris, el término griego que designa la arrogancia desmedida. “Desde el final de la Guerra Fría, y especialmente después del 11-S”, dice Bacevich, “el excepcionalismo americano adoptó un perfil militarista y duro. Era a través del uso de un poder militar superior que Estados Unidos realizaría su misión salvadora. El presidente Obama ha reconocido el fracaso de este esfuerzo y ha intentado, en efecto, desmilitarizar el excepcionalismo americano. Pero su esfuerzo, hasta ahora, ha fracasado”.
Estados Unidos sigue atrapado en las guerras de la década pasada, en Oriente Próximo y Afganistán, y su poderío militar sigue siendo una de las bases —no la única— de su influencia mundial. “El resultado [de las elecciones presidenciales] de 2016”, dice Bacevich, “nos dará algunas claves sobre cómo se ha enmendado el concepto de excepcionalismo americano. Una cosa es cierta: persistirá en alguna forma”.

Con un pie en la Casa Blanca y otro ya en la historia, el demócrata Barack Obama reivindicó este martes la fortaleza de Estados Unidos ante la retórica apocalíptica del Partido Republicano y la inquietud de amplios sectores del país con la economía, las élites del país y la rapidez de los cambios demográficos y sociales. En su último discurso sobre el estado de la Unión, el presidente pidió superar la política del miedo que encarna el aspirante republicano a la Casa Blanca Donald Trump. Y señaló como una de las cuentas pendientes de su presidencia la necesidad de inyectar civilidad en un discurso público agrio y crispado.
Obama no habló explícitamente de Donald Trump, el magnate yshowman neoyorquino que, con una retórica agresiva contra inmigrantes latinos y musulmanes, lidera desde el verano los sondeos para la nominación republicana a las elecciones presidenciales de noviembre. No citó a Trump, ni a ninguno de los otros republicanos que han hecho del miedo —miedo a un atentado, a los inmigrantes, al cataclismo económico, o simplemente a una decadencia inexorable de la superpotencia— un argumento de campaña. Pero Trump y otros republicanos estaban en la mente de toda la audiencia.
Había un aire de despedida en el Capitolio: Obama, salvo que pronuncie un discurso imprevisto este año, no volverá a dirigirse a las cámaras del Congreso. Pero no había nostalgia. En algunos momentos sus palabras sonaban a discurso inaugural de la campaña electoral para sucederle: raramente la mayoría republicana le aplaudió. El discurso fue, en parte, un manifesto anti-Trump, erigido en incómoda figura señera del Partido Republicano, y en parte un programa para el Partido Demócrata: para la exsenadora Hillary Clinton o su rival el senador Bernie Sanders, candidatos a la nominación.
En todo momento de transformaciones, dijo el presidente, han existido personas que querían poner el freno al cambio y que prometían restaurar una imaginaria gloria pasada y amenazaban a un grupo o una idea determinada. “Debemos rechazar cualquier política que apunte a personas por su raza o religión”, dijo. “No se trata de corrección política. Se trata de entender qué es lo que nos hace fuertes”.
En vez de presentar, como es habitual, su programa legislativo para este año, Obama miró a las próximas décadas. A tres semanas del inicio de las asambleas electivas (caucus) y elecciones primarias que decidirán a los candidatos demócrata y republicano para las elecciones de noviembre, el presidente estableció los términos del debate: o desarrollar su programa político con un presidente demócrata, o la alternativa: que un republicano desmonte el legado.
Obama fijó cuatro prioridades: una economía más equitativa y segura; una tecnología que mantenga a este país en la vanguardia de la innovación y permita combatir amenazas como el cambio climático; una política exterior que garantice el liderazgo de EE UU sin ser el gendarme del mundo; y un estilo de hacer política más amable y menos polarizado.
Obama intentó persuadir a los estadounidenses de que EE UU está mejor hoy que en enero de 2009, cuando el presidente llegó a la Casa Blanca en medio de la peor recesión de las últimas décadas y con el país embarcado en dos guerras sin final. Exhibió las mejoras de la economía y logros como la reforma del sistema sanitario, que ha permitido el acceso a una cobertura médica a millones de personas. Se apuntó el éxito del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y del acuerdo con Irán, ejemplos de una política exterior basada en una mezcla de diplomacia y multilateralismo, de un lado, y capacidad para llevar a cabo guerras silenciosas con drones y comandos especiales.
“Quien sostenga que la economía estadounidense está en declive hace ficción”, dijo. También es ficción “toda la retórica que se oye sobre cómo nuestros enemigos se están haciendo más fuertes y América es cada vez más débil”, añadió más tarde. “Los Estados Unidos de América son la nación más fuerte de la tierra. Punto”.
La frase —optimista, patriótica— sonaba a Ronald Reagan, presidente de la sonrisa perenne y tótem de la derecha estadounidense. En el hemiciclo, los republicanos dudaron unos segundos si aplaudir. Al final se pusieron en pie y se unieron a los demócratas en el aplauso.

En su último informe presidencial, que marca el principio del fin de su presidencia, que ocurrirá justo en un año, Barack Obama ofreció un elogio de sus logros durante sus siete años y, con su gran talento retórico, llamó a un futuro más seguro y la necesidad esencial del liderazgo estadunidense para enfrentar los desafíos económicos, políticos y de seguridad internos e internacionales.
Pero el mensaje, sobre todo, tenía la intención explícita de expresaroptimismo frente a la retórica política pesimista de los republicanos.
En el informe anual –el llamado discurso sobre elestado de la Unión, presentado ante el Congreso y con la presencia de la Suprema Corte y el estado mayor–, Obama recordó que durante su presidencia se logró rescatar al país de la peor crisis económica desde la gran depresión, poner fin a dos guerras, evitar otra con Irán, sereinventó el sector energético, se promulgó la reforma de salud, se promovieron los derechos de las mujeres y la comunidad gay y se impulsó una nueva diplomacia internacional.
Reconoció que este año electoral y con un Congreso dominado por el Partido Republicano, que se ha destacado por frenar casi todas sus propuestas durante la mayoría de su estancia en la Casa Blanca, no anunció nuevas iniciativas de ley ni programas a impulsar con la gran excepción del Acuerdo Transpacífico (ATP) que goza de apoyo republicano y la cúpula empresarial, pero genera feroces divisiones dentro de su propio partido y amplia oposición entre algunos de los sectores claves en sus elecciones.
Afirmó que seguirá trabajando para promover cambios en varios rubros, entre ellos mejorar un sistema migratoriodescompuesto (no mencionó las redadas que le han ganado el repudio de un amplio sector de sus aliados), instó al Congreso a levantar el embargo a Cuba, y reiteró su intención de continuar el cierre del campo de detención en Guantánamo.
Hay, dijo, cuatro grandes preguntas para el futuro: dar a cada persona la oportunidad y seguridad en una nueva economía, cómo hacer que la tecnología funcione para nosotros, incluso para resolver el cambio climático, cómo mantener seguro a Estados Unidos y ser líder del mundo sin volvernos su policía, y cuarto, cómo hacer que el ámbito político refleje lo mejor y no lo peor del país.
Obama rechazó que el país se esté debilitando en términos económicos y en su liderazgo internacional, como repiten los republicanos (sin mencionarlos por nombre).Estados Unidos es el país más poderoso de la Tierra, Punto, afirmó, y señaló que los peligros no son resultado de una disminución del poder estadunidense, sino de una serie de cambios en varias regiones que requieren de un nuevo sistema internacional.
Las prioridades para ese sistema incluyen la lucha antiterrorista, pero advirtió contra exagerar la amenaza de un Estado Islámico, ya que no amenazan nuestra existencia nacional. Pero esa amenaza, argumentó, no es la única, ya que se espera que continúe lainestabilidad en varias partes del mundo durante décadas. Advirtió: no podemos tomar el control y reconstruir cada país que cae en crisis. Eso no es liderazgo; esa es una receta para el atolladero, derramar sangre y tesoro estadunidenses, que finalmente nos debilita. Es la lección de Vietnam, de Irak, y ya la deberíamos haber aprendido.
Por lo tanto, reiteró la importancia de los esfuerzos multilaterales para abordar estos desafíos mundiales, y enumeró como triunfos en este sentido el caso de Irán, la negociación exitosa del ATP, y los acuerdos alcanzados en París sobre el cambio climático.

Obama

El presidente estadunidense, Barack Obama, dio ayer su último informe presidencial ante el Congreso, en el cual recordó que en su gobierno se puso fin a dos guerras y se impulsó una nueva diplomacia internacional. Lo observan, al fondo, el vicepresidente JoeBiden y el líder de la Cámara de Representantes,
Como ejemplo de una nueva era diplomática, señaló que los 50 años de aislar a Cuba no lograron promover la democracia ypor eso restauramos relaciones diplomáticas, abrimos la puerta a viajes y comercio y nos posicionamos para mejorar las vidas del pueblo cubano. Instó al Congreso: “reconozcan que la guerra fría se acabó. Levanten el embargo”.
Esta fue la única mención de América Latina esta noche.
En otro frente, reprobó todo ataque político por motivos de raza o religión, en clara referencia a políticos como Donald Trump y otros republicanos. “Cuando políticos insultan a musulmanes…. No nos hace más seguros…traiciona lo que somos como país”.
Declaró que lo más importante es recuperar la vida cívica y política del país, buscando consensos y respetando diferencias.Más que nada, nuestra democracia se desmorona cuando la persona promedio siente que su voz no importa; que el sistema está amañado a favor de los ricos, o los poderosos, o algún interés reducido. Insistió en mayor participación, reducir la influencia del dinero en nuestra política y facilitar –no entorpecer– el proceso del voto.
Sin cambios como estos,aquellos con dinero y poder captarán más control sobre las decisiones que podrían enviar a un joven soldado a la guerra, o permitir otro desastre económico, y reducir los derechos de igualdad y de voto por los cuales generaciones de estadunidenses lucharon hasta la muerte.
Concluyó –con gran efecto retórico– que son los ciudadanos comunes y su trabajo constante, su esfuerzo, manifestantes en protestas, policías honestos, trabajadores, inmigrantes, enfermeras, maestros y más, todos los que se mantienen activos en la vida pública, quienes lo hacen confiar en el futuro del país.
Como siempre, los invitados por la Casa Blanca para sentarse junto a Michelle Obama simbolizaban algunos de los temas principales del informe. Entre ellos estaba el mexicano Óscar Vázquez, un dreamer (hijos de inmigrantes indocumentados que llegaron de niños y que han encabezado algunas de las luchas por la legalización) que a pesar de ser un estudiante estelar en ciencias no podía ir a la universidad por ser indocumentado y que se regresó a México para solicitar una visa y con el apoyo de políticos estadunidenses pudo regresar, se enlistó en el ejército y fue enviado a Afganistán, y ahora es empleado en una empresa ferrocarrilera.
Entre los invitados también estaban un refugiado de Siria, la primera mujer en convertirse en un ranger del ejército, los soldados de élite, varios veteranos de guerras, y se dejó un asiento vacío en honor a los muertos por la violencia de armas de fuego en este país.

FRASES CLAVES DEL DISCURSO DE OBAMA
Bipartidismo
“Espero que este año podamos trabajar juntos en prioridades bipartidistas como la reforma de la justicia penal y ayudar a la gente que está luchando contra la adicción a los fármacos con receta y el abuso de la heroína. Tal vez podamos sorprender de nuevo a los cínicos”.
Futuro
En mi último discurso en esta cámara, no solo quiero hablar del próximo año. Quiero concentrarme en los próximos cinco años, diez años y en adelante. Quiero concentrarme en el futuro».
Época de cambio
Vivimos en una época de cambios extraordinarios. Cambios que pueden ampliar oportunidades o ampliar desigualdades. Y, nos guste o no, el ritmo de este cambio será cada vez más rápido. Estados Unidos ya ha pasado por grandes cambios, guerras y depresiones, el influjo de inmigrantes, trabajadores que pelearon por un trato justo y movimientos que expandieron los derechos civiles. Cada vez, hubo aquellos que nos dijeron que temiéramos el futuro. Y cada vez, superamos esos miedos. Hicimos que el cambio trabajara en nuestro beneficio, siempre extendiendo la promesa de Estados Unidos hacia afuera, a la siguiente frontera, a más y más personas. Y, como lo hicimos, como vimos oportunidades donde otros vieron tan solo peligros, nos hicimos más fuertes y mejores que antes».
Cuatro preguntas clave
Primero, ¿cómo le damos a cada uno la posibilidad justa de tener oportunidades y seguridad en esta nueva economía?
Segundo, ¿cómo haremos para que la tecnología juegue a nuestro favor y no en nuestra contra, especialmente cuando se trata de resolver los desafíos más urgentes como el cambio climático?»
Tercero, ¿cómo haremos para garantizar la seguridad de Estados Unidos y liderar el mundo sin convertirnos en la policía mundial?»
Cuarto ¿cómo haremos para que nuestra política refleje nuestras mejores virtudes en vez de nuestros peores defectos?»
Economía
En la actualidad, Estados Unidos tiene la economía más fuerte y estable del mundo. Y sin embargo, a una familia trabajadora se le ha hecho más difícil salir de la pobreza, se le ha hecho más difícil a los jóvenes comenzar sus carreras y más duro para los trabajadores poder jubilarse cuando lo desean. Y si bien ninguna de estas tendencias es exclusiva de Estados Unidos, atacan nuestra creencia puramente estadounidense de que todo el que trabaja duro debe tener una oportunidad justa.
Tenemos que hacer que la universidad sea asequible para todos los estadounidenses. Porque ningún estudiante que trabaje duro debería estar endeudado.
Por eso es que el Seguro Social y Medicare son más importantes que nunca, no debemos debilitarlos, debemos fortalecerlos».
Innovación
Hace sesenta años, cuando los rusos nos vencieron en la carrera espacial, no negamos que el Sputnik existiera. No discutimos sobre los méritos científicos ni redujimos nuestro presupuesto de investigación y desarrollo. Creamos un programa espacial prácticamente de la noche a la mañana y 12 años más tarde estábamos caminando en la luna. Ese espíritu de descubrimiento está en nuestro ADN».
El año pasado, el vicepresidente Biden dijo que si hacíamos otro esfuerzo como el que nos permitió llegar a la luna, Estados Unidos sería capaz de curar el cáncer. Hagamos que Estados Unidos sea el país que cure el cáncer de una vez por todas».

Seguridad
El cambio climático es uno de los muchos temas en los que nuestra seguridad está vinculada con el resto del mundo. Y es por eso que la tercera gran pregunta que tenemos que responder es cómo mantener a Estados Unidos fuerte y seguro sin aislarnos ni dedicarnos a construir naciones dondequiera que exista un problema.
Estados Unidos es la nación más poderosa de la Tierra. Punto. Las encuestas demuestran que nuestra posición en el mundo es mejor que cuando salí elegido para este cargo, y cuando se trata de asuntos internacionales importantes, la gente del mundo no busca ayuda en Pekín o Moscú -nos llaman a nosotros-.
Al sistema internacional que creamos después de la Segunda Guerra Mundial ahora le está costando seguir el ritmo de esta nueva realidad».
Prioridades
La prioridad número uno es la protección del pueblo estadounidense y la persecución de las redes terroristas. Tanto Al Qaeda como ahora ISIS representan una amenaza directa contra nuestro pueblo, porque en el mundo actual, un puñado de terroristas que desprecian el valor de la vida humana, incluso de la propia, pueden hacer mucho daño. Usan Internet para envenenar las mentes de los individuos dentro de nuestro país y debilitan a nuestros aliados».
Si este Congreso se toma en serio el ganar esta guerra y quiere enviar un mensaje a nuestras tropas y al mundo, debería autorizar de una vez el uso de las fuerzas militares contra ISIS. Voten. Pero el pueblo estadounidense debería saber que con o sin la intervención del Congreso, ISIS aprenderá las mismas lecciones que los terroristas que vinieron antes que ellos. Si dudan del compromiso de Estados Unidos —o del mío— para vigilar que se haga justicia pregunten a Osama bin Laden. Que se lo pregunten al líder de Al Qaeda en Yemen, a quien eliminamos el año pasado, o al responsable de los ataques en Bengasi, a quien tenemos preso en una celda. Cuando alguien ataca al pueblo estadounidense, vamos a por ellos. Puede llevar tiempo, pero tenemos buena memoria y nuestro alcance no tiene límites».
Lecciones de Vietnam e Irak
Tampoco podemos intentar hacernos cargo y reconstruir cada país que entre en crisis. Eso no es ser un líder; es una manera segura de acabar en un atolladero, derramando sangre y dinero estadounidense. Es la lección de Vietnam, de Irak, y ya deberíamos haberla aprendido».
Estados Unidos siempre entrará en acción, de ser necesario por su propia cuenta, para proteger a nuestro pueblo y a nuestros aliados; pero con respecto a los temas de interés global, movilizaremos al mundo para que trabaje con nosotros, y nos aseguraremos de que otros países pongan de su parte».

Asociación Transpacífica
La Asociación Transpacífica abre mercados, protege a los trabajadores y al medio ambiente, y avanza el liderazgo de Estados Unidos en Asia. Reduce 18,000 impuestos en productos Hechos en Estados Unidos y logra mejores trabajos. Con TPP, China no determina las reglas en esa región, sino nosotros. ¿Quieren demostrar nuestra fuerza en este siglo? Hagan que se apruebe este acuerdo. Dennos las herramientas para hacerlo cumplir».
Cuba y el fin del embargo
Cincuenta años de aislamiento a Cuba no habían servido para promover la democracia, lo que nos frenó en Latinoamérica. Por eso recuperamos las relaciones diplomáticas, abrimos las puertas a viajes y comercio, y nos posicionamos con el fin de mejorar las vidas del pueblo cubano. ¿Quieren consolidar nuestro liderazgo y credibilidad en este hemisferio? Reconozcan que la Guerra Fría ha terminado. Levanten el embargo».
Trump y las políticas racistas
Necesitamos rechazar cualquier política que ataque a las personas por motivos de raza o religión. No es cuestión de ser políticamente correctos. Es cuestión de entender qué es lo que nos hace fuertes. El mundo nos respeta no solo por nuestro arsenal; nos respeta por nuestra diversidad y nuestra receptividad y por cómo respetamos todas las creencias. Su Santidad, el papa Francisco, se dirigió a ustedes desde este mismo lugar donde yo me encuentro esta noche y dijo que “imitar el odio y la violencia de los tiranos y los asesinos es la mejor forma de ocupar su puesto”.
Renovación política
El futuro que queremos, oportunidad y seguridad para nuestras familias, un nivel de vida cada vez mayor y un planeta sostenible y en paz para nuestros hijos; todo eso está a nuestro alcance. Pero solo ocurrirá si trabajamos juntos. Solo ocurrirá si podemos mantener debates racionales y constructivos. Solo ocurrirá si arreglamos nuestra política».
Brechas divisorias
El rencor y la sospecha entre los partidos ha empeorado en lugar de mejorar. No hay duda de que un presidente con los dones de Lincoln o Roosevelt tal vez hubiera conseguido cerrar la brecha que nos divide, y les aseguro que seguiré intentando ser mejor mientras ocupe mi cargo. No podemos permitirnos elegir ese camino. No nos dará la economía que queremos, ni la seguridad que buscamos, pero sobre todo contradice todo lo que nos define como la envidia del mundo».

Palabra de Martin Luther King
No va a ser fácil. Nuestra marca de democracia es difícil. Pero les puedo prometer que dentro de un año, cuando ya no ocupe este cargo, estaré a su lado como ciudadano, inspirado por las voces de la justicia y la visión, de la determinación y el buen humor y la bondad que ha ayudado a Estados Unidos a llegar tan lejos. Martin Luther King creyó que tendrían la última palabra; las voces de la verdad desarmada y del amor incondicional».

El acuerdo de París se suma a otros hitos políticos a lo largo de la Administración Obama.

• Marzo 2010. Obama promulga una reforma sanitaria que amplía la cobertura a millones de personas.
• Diciembre 2014. Washington y La Habana anuncian el restablecimiento de relaciones tras 50 años de enemistad.
• Junio 2015. La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos reconoce a nivel nacional el derecho al matrimonio gay.
• Julio 2015. Estados Unidos y otras 5 potencias llegan a un acuerdo histórico con Irán sobre su programa atómico.

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