(Agencias) Brutal golpe del Leicester. Ya no hay ninguna duda. El equipo de Claudio Ranieri va en serio, muy en serio. La victoria ante el Manchester City en el Etihad Stadium (1-3) lo afianza en el liderato, ahora con cinco puntos de ventaja sobre la escuadra que aún dirige Manuel Pellegrini, y despeja cualquier duda sobre su capacidad de conquistar la Premier. Un pensamiento salvaje hace nada, una posibilidad que se contempla como muy real ahora, en particular tras la descomunal victoria sobre los Agüero, Silva, Sterling y demás.
La irregularidad que ha caracterizado al City de Pellegrini se puso de manifiesto de nuevo ante sus aficionados. Ha ofrecido bonitas tardes, pero también partidos grises como el cielo de la ciudad. Pep Guardiola tendrá la misión de darle consistencia a un conjunto con algunas individualidades sobresalientes pero al que le cuesta empaquetar una propuesta sólida. Le faltaba De Bruyne y alguno más, pero nadie puede excusarse con ello.
Todo lo contrario que el Leicester, la más bella historia del fútbol inglés en muchos años. De repente se ha convertido en el segundo equipo de casi todos los aficionados. Si no puede ganar el propio, que gane este David que puede con todos los Goliath. Ha conquistado corazones.
UN SUPERCLASE
En una liga tan internacional, Ranieri dirige un equipo que se comporta a la británica. Asfixia al rival con una intensidad bestial. Y presiona, presiona y presiona. Y esa actitud obrera, unida a una distribución brillante sobre el campo, pareció este sábado más aplastante que nunca.
El central Huth marcó dos goles y recibirá honores en la abundante cobertura futbolística de los tabloides. Pero también será ensalzado una vez más el argelino Mahrez, un muchacho de 24 años que se ha revelado como un superclase y que llegó al Leicester por apenas 400.000 libras (unos 500.000 euros).
Marcó el segundo tanto con una acción que firmaría Neymar. El amago que le hizo a Otamendi antes de embocar el balón al fondo de la red dejó boquiabierto a las gradas del Etihad. Prácticamente le hizo un Boateng al central argentino. Solo le faltó caerse como un saco de patatas, como el defensa del Bayern de Múnich ante Messi.
Agüero, sin duda el futbolista con más talento del City, recortó la desventaja en el minuto 87. Resultó justo que fuera él quien se anotara el tanto del honor. Como habría sido justo que hubiera metido alguna Vardy, el delantero más inspirado de la Premier esta temporada. El modesto Leicester no necesitó esta vez de sus goles. El modesto Leicester prosigue con su maravilloso cuento de hadas.