Una disculpa, pero el amor se gana

Guillermo Robles Ramírez
Por: Guillermo Robles Ramírez

Nadie podrá olvidar la primera vez que el Papa Juan Pablo II, visito por primera vez al país, en la Ciudad de México el 26 de enero de 1979. Sus imágenes recorrieron por todo el mundo no tanto por la visita a nuestro país, sino la manera como se ganó a los mexicanos desde sus primeros pasos bajando de esa escalara de un avión comercial de AeroMéxico, en donde apenas dio su primer paso en aquella alfombra roja para tirarse de rodillas en la autopista besando el suelo de México siendo su mayor bendición pisando tierras mexicanas. Fue ahí donde estallo esa chispa que nunca se ha apagado el amor hacia el Papa Juan Pablo II, ganándose eternamente el corazón de México.

Imágenes que viajaron alrededor del mundo con un lapso de tres minutos que eran lo que se tardaban en transmitir una imagen en los antes conocidos telefax que solo eran exclusivo de periódicos con rotativa y corporativos en donde el medio de comunicación era por vía telefónica antes del uso del Internet.

Máquinas que recibían dicho nombre porque tenían una pantalla a muy escasos de ocho pulgadas en donde se veía los comandos y su muy característico golpeteo al perforar unas largas tiras de papel con agujeros que servían para almacenar los datos y se podían escuchar en toda una sala de redacción de los periódicos de antes.

Toda esa información en la época del expresidente de México, José López Portillo, se escuchaba retumbar en las salas de redacción cuando la visita del Papa Juan Pablo II.

Su visita llegó en el momento que los mexicanos necesitaban reafirmar su fé, siendo ahora sí una verdadera y auténtica, misión cumplida. Con su visita trajo consigo un parte aguas entre el vaticano y los países latinos, entre el Estado e Iglesia, la cual le correspondió o mejor dicho el que le dio seguimiento fue al expresidente Carlos Salinas de Gortari, gestionando las modificaciones en los artículos constitucionales vinculados al rubro de la religión.

Pero no solo eso dejo Juan Pablo II, sino también se llevó algo de lo muy querido y símbolo de México sin poder resistirse ante la imagen, y devoción de los mexicanos de la Morenita, al igual ante sus milagrosas peticiones que siempre fueron escuchados por sus feligreses convirtiéndolos en hechos milagrosos donde la Virgen de Guadalupe nunca falló a ninguna súplica, convirtiéndose en el primer Papa o máxima autoridad del Vaticano, en otro humilde y fiel seguidor de la Morenita.

Ahora la próxima visita del actual Papa Francisco a nuestro país, viene con la encomienda de más que reforzar la fe de los mexicanos, su visita es más que obligada por El Vaticano ante la caída de seguidores de la religión católica, en donde de acuerdo al INEGI ha tenido una caída de 98.2 por ciento en 1950ª 82.7 por ciento en 2010, fenómeno que se ha estado presentando en otros lugares del mundo como es en Europa, en donde su problema de esta caída pudiera ser considerado similar a nuestro país en donde ha bajado la natalidad de la población, y si a eso le agregamos la diversificación de otras religiones, el aumento de divorcios así como sus impedimentos de la misma Iglesia para volverse a casar, la tan lastimada e ineficiencia imagen y nula actuación de la Iglesia y autoridades mexicanas ante tanto acto de pederastia de curas o sacerdotes haciendo que muchos feligreses ante la decepción cambia de religión o muchos ante el temor prefieren mejor retirarse.

La falta de verdadera vocación de muchos sacerdotes, curas y obispos mexicanos han confundido su participación en la sociedad como parte de su misión queriendo intervenir en temas exclusivos de la política y en donde muchos de sus sermones dentro de las horas de las misas se convierten en verdaderas tribunas políticas en donde los feligreses además de aburrirse se alejan pues no están interesados en esos temas.

Cada vez son menos los sacerdotes que ante una confesión se recibía un consejo, una orientación para el buen católico y llevar una vida plena, en donde esa confesión se ha convertido en un monólogo y la penitencia en un recetario universal pues no importa el pecado cometido porque siempre será la misma penitencia: un Padre nuestro y un Ave María.

Sus mensajes tras la tan “cacaraqueada”, anunciada visita por parte de sus asesores pretende dar un mensaje de confianza y fe al anunciar que su papamóvil no será blindado y que firmó una carta donde se hace responsable de cualquier suceso que llegara a pasarle. El uso de un escalón para ofrecer una misa del cual nadie sabe más que solo el Papa el tema a tratar. Existe mucha mercadotecnia muy bien disfrazada para vender una imagen de fe, ganar confianza y con sencillez en muchas cosas como es hasta el tipo de comida como es el arroz, pollo y agua, pero simplemente el amor de los mexicanos no es un producto que se compre fácilmente porque ese se gana y nunca habrá ese amor igual con el Papa Juan Pablo II.

Deja tu comentario