Washington, 12 feb (PL) Tal como lo sospechaba el científico Albert Einstein en 1916, la comunidad científica pudo constatar la existencia de ondas gravitacionales, fenómeno dado a conocer hoy al mundo.
Hemos detectado ondas gravitacionales. Por fin lo hemos conseguido. Proceden de dos agujeros negros en plena colisión afirmó David Reitze, director ejecutivo de Ligo, un laboratorio astronómico con dos detectores gemelos que operan en varios puntos de Estados Unidos.
Fue exactamente como predijo Einstein, añadió el investigador. La señal procede de dos agujeros negros en rotación cuyo movimiento está deformando el espacio tiempo. Tienen unas 30 masas solares y están a mil 300 millones de años luz de nosotros, precisó.
Hace 400 años, recordó, el científo italiano Galileo Galilei apuntó un telescopio hacia el cielo e inauguró la Astronomía moderna. Hoy estamos ante un nuevo comienzo de la Astronomía.
De hecho, después de un siglo de especulaciones científicas y algún anuncio fallido, esta es la primera vez que se consigue una detección directa de ondas gravitacionales.
Explicó en su anuncio ante la comunidad científica que los dos agujeros negros tienen treinta veces la masa del Sol y se mueven uno alrededor de otro a la mitad de la velocidad de la luz.
Al hacerlo, distorsionan el espacio, haciéndole vibrar. Esas vibraciones son, precisamente las que han detectado los investigadores. Y ello a pesar de que son extremadamente pequeñas, miles de veces inferiores al diámetro de un cabello humano.
En otro momento explicaron que en 1916, Einstein llegó a la conclusión de la existencia de estas ondulaciones en el espacio temporal sin tener a su alcance ninguno de los instrumentos de observación que existen en la actualidad.
Años después los astrónomos empezaron a localizar agujeros negros, y a estudiarlos y a tratar de averiguar si, efectivamente, éstos objetos podían emitir ondas gravitacionales.