¡…Guerra de papel…! El avión… el avión… se le debe de dar a López Obrador…

Por Blas A. Buendía

Si bien en materia económica la Secretaría de Hacienda anunciaba un “ajuste preventivo” al gasto por 132.3 mil millones de pesos, arremetiendo la oposición de San Lázaro que solo se trata de un “paliativo” lo que obligará a innovar otras estrategias para recuperar en la víspera lo perdido en acciones petroleras a nivel internacional, el sonsonete de una vocecita se sigue escuchando en el entorno social  mexicano.

Como dirían los chavos del pasado, tal vez las actuales generaciones ni idea tienen que ocurriera de esa manera, evocar otra vocecita, la del famoso enanito Tatoo, ese gran personaje pequeño de la serie televisiva “la isla de la fantasía”, – una serie de televisión estadounidense creada por Gene Levitt, producida por Leonard Goldberg y Aaron Spelling-, cuando gritaba “el avión… el avión…´”, en aras de que llegaría la esperanza de regresar a tierra firme.

En esta parodia se radica vergonzosamente otro personaje de la vida real, cuyo sonsonete de su vocecita no encaja con la realidad de sus siniestras consignas, es decir, el eterno aspirante a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, ahora se aventó la puntada que una vez que gane las elecciones presidenciales del 2018, “rematará” (…) el avión presidencial que actualmente utiliza el mexiquense Enrique Peña Nieto.

Presume que el nuevo avión está cotizado en varios millones de dólares, que ni el mismo jet de alta seguridad que tiene el gobierno norteamericano para proteger la vida de Obama, cuesta tanto dinero en comparación al mexicano.

El avión… el avión… se le debe de dar a López Obrador…, porque sus lucubraciones no tienen cabida cuando a pesar de la politización que se halla la sociedad en general, no le toma mucha consideración a su declaracionitis y desafíos de políticos bisoños.

Está más preocupada por conseguir un trabajo remunerativo, no con sueldos de hambre para evitar la fiambre que han venido estableciendo los malos y pésimos gobiernos federales y locales, que lastimosamente México ha tenido hasta la actualidad.

Pero para el ex candidato presidencial y dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, sigue en su Guerra de Papelpara criticar el nuevo avión presidencial, comprado en el anterior sexenio, pero que finalmente fue estrenado recientemente por el presidente Enrique Peña Nieto, parte de su gabinete y alumnos destacados, en un viaje a Hermosillo, Sonora.

«No hace falta describirlo, se pinta solo», comentó sarcástico López Obrador, junto a una de las fotos difundidas por la propia Presidencia de la República.

Y el tabasqueño mostró sus sueños una vez más: «En el 2018, lo vamos a vender», en referencia a que buscará ganar las elecciones presidenciales.

A su vez, el presidente Enrique Peña Nieto, ante la beligerante e irresponsable declaración del político sureño, dijo que la aeronave no es propiedad del titular del Ejecutivo, sino un instrumento de trabajo que está al servicio de todas las instituciones mexicanas, además de que lamentó “muchas imprecisiones y distorsiones que han corrido en distintas fuentes sobre la adquisición del avión”.

En su momento, refirió igualmente que la compra la concretó en 2011 la Fuerza Aérea Mexicana por un exhorto del Congreso de la Unión, como parte del proceso de la renovación de la flotilla de ese instituto armado, acciones que López Obrador olvida, sembrando su acostumbrado odio y discordia en contra de las instituciones que siempre ha mandado al diablo, y que no dejará de ser un permanente peligro para México.

Retomando los criterios políticos del espacio aéreo mexicano, hace más de un año se anunció la construcción de una nueva terminal aérea para la capital del país, en virtud de que hace más de 13 años se canceló la edificación de otro aeropuerto en Texcoco y de que hace dos generaciones se discute sobre la saturación de la actual terminal “Benito Juárez”.

No hay nada nuevo en el tema, la saturación llegó y es un problema de competitividad para el país. Ya se está en proceso de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y ya tiene fecha exacta de inauguración.

Pero todo eso no importa. Andrés Manuel López Obrador, el activo e insistente precandidato presidencial, eligió ese tema como la nueva bandera para posicionarse en los medios y en la discusión política nacional. Todo mundo lo escucha, pero nadie le hace caso…

Preclaro experto con un nivel de propaganda política barata, seguirá lanzando mensajes subliminales, tan simplones como  él mismo.

Habrá quienes lo aplaudan porque aún hay feligreses que lo adoran sin razón de ser; pero otros, los que tienen la figura del razonamiento, no son presas fáciles que muerdan el anzuelo del peje-engaño.

No obstante de ello, seguirá haciendo historia que hay que darle un puntual seguimiento a este amargado personaje que “ya no ve ovnis”, sino ve aviones por todos lados a muy altos vuelos, y no se diga, con exorbitantes costos multimillonarios.

Pero los gobiernos federales han sido tibios con su propio enemigo que es López Obrador, porque no le ha echado toda la caballería jurídica a pesar que guarda cuando menos 90 averiguaciones previas en los anales policiacos federales de la Procuraduría General dela República (PGR), y muchas de ellas no han prescrito.

No hay que olvidar que Andrés López perdió la gran batalla de su vida política, en el estricto sentido, cuando este país discutió en el Congreso la reforma energética, el dos veces candidato presidencial perdedor convalecía de un supuesto “ataque cardiaco” que casi le costó la vida, pero muchos no creyeron la osadía de su “muerte anunciada”.

Andrés Manuel López Obrador, a quien un reportero incómodo le escribió un libro convertido en Best Seller, denominadoCrímenes Ocultos de López Obrador -de obligada lectura donde se descubre su negro pasado, a pesar de ser un texto censurado y prohibida su circulación por parte de la Mafia del Poder-, seguirá en su gran desempeño anti-diplomático, con sus recurrentes expresiones que por fortuna ya son pocos quienes creen en él.

Lentamente está viviendo su tan anunciada muerte política, porque una vez que el mismo Estado le dio el avión…, aceptándole la creación de su propio partido político, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), su tercera faena presidencial será la vencida…

Aunque hay que remarcar que gracias a que “oficialmente ya mama del presupuesto federal”, López Obrador “ahora cobrará por su alta capacidad de esfuerzo intelectual”, como lo hiciera talentosamente en el pasado de estar siempre en contra de las instituciones, aun atentando contra del patrimonio nacional.

Basta recordar su osadía de parar pozos petroleros tabasqueños, pasarle la charola al gobierno por su “desgaste físico”, cobrando miltimillonarios embutes y sobornos para solidificar actos de evidente corrupción.

Pero sus fracasos van como el agua…, vendrán otras elecciones federales presidenciales que para el caso será lo mismo; podrá llegar a tener hasta 120 años de edad manteniéndose en la palestra de la discordia política.

O ya de plano, quedará en los anales de la historia, que para las próximas “d(g)eneraciones”, solo les será un dato anecdótico, de que alguna vez un sujeto que merece ser requerido para profundos estudios siquiátricos, puso de pestañas a los gobierno enclenques y que de laguna forma se presume sobre la existencia de complicidades compartidas.

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