Alto el fuego en Siria, ¿será duradero?

Por Waldo Mendiluza

Naciones Unidas, 27 feb (PL) En Siria entró en vigor hoy a las 00:00 hora local un alto el fuego respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU, iniciativa promovida por Rusia y Estados Unidos que enfrenta muchos desafíos.
El cese de las hostilidades tiene un amplio apoyo internacional, dado el devastador impacto de cinco años de enfrentamientos, traducidos en más de 250 mil muertos, 11 millones de desplazados internos y refugiados, y 13 millones 500 mil personas necesitadas de ayuda de emergencia, según datos de Naciones Unidas.
No menos grave resultan la crisis migratoria en Europa, el auge del terrorismo encabezado por el Estado Islámico (EI) y la escalada de tensiones regionales y mundiales, con riesgo de una conflagración de mayores proporciones.
Sin embargo, no pocos son los retos para garantizar la pausa en los combates, la cual no incluye por supuesto al EI y otros grupos terroristas, sobre todo por el empeño de occidente y sus aliados regionales en el cambio de régimen para Damasco, sin olvidar la diversidad de intereses y subordinaciones de la fraccionada oposición siria.
«La pelota una vez más está en las otras partes, que están por demostrar sus buenas intenciones y compromiso para solucionar el conflicto, dejando atrás los precondicionamientos a nuestro pueblo y la interferencia en sus asuntos internos», advirtió aquí el embajador sirio, Bashar Jaafari, a propósito de la agresión que sufre el país levantino.
El diplomático intervino en el Consejo de Seguridad tras la aprobación por unanimidad de la resolución 2268, texto presentado por Rusia y Estados Unidos para respaldar el alto el fuego y fijar sus condiciones, en sintonía con el acuerdo entre las dos superpotencias, anunciado esta semana por el secretario de Estado John Kerry y el canciller Serguei Lavrov.
Jaafari reiteró que para el éxito del pacto -aceptado tanto por el Gobierno como por los principales grupos opositores armados desde el exterior- urge que los vecinos controlen sus fronteras y se detenga la ayuda a los extremistas.
Asimismo, demandó que los interesados en el cambio de régimen dejen la doble moral de abogar por la paz y a la vez alimentar el terrorismo, flagelo cuyo fin consideró clave para que el alto el fuego cumpla sus verdaderos objetivos, servir de plataforma para la salida política de la crisis.
Damasco está comprometida con dicha solución y lo ha demostrado, afirmó.
LA RESOLUCIûN 2268
El documento adoptado la víspera en el Consejo de Seguridad -bajo la presidencia mensual de Venezuela- exige el respeto al cese de las hostilidades y su inmediata implementación a partir de las 00:00 hora local del 27 de febrero.
Además, reclama el apego de los actores del conflicto a lo establecido en la resolución 2254 de diciembre pasado, una hoja de ruta para la paz, que incluye el diálogo intersirio acompañado por el alto el fuego, como pasos previos de un proceso político marcado por la celebración de elecciones en función de una nueva Constitución.
En otros de sus puntos, insta a los Estados miembros de la ONU a ejercer su influencia sobre las partes, en aras de materializar el carácter duradero y definitivo de la pausa, y reconoce los esfuerzos de Moscú y Washington, líderes del llamado Grupo de Apoyo Internacional a Siria, artífice de las dos importantes resoluciones del Consejo.
La iniciativa registrada como la 2268 de 2016 también llama a la facilitación del acceso humanitario a las víctimas del conflicto, con énfasis en la asistencia a las personas sitiadas o aisladas por los combates.
El texto refleja el apoyo a las negociaciones lideradas por el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, quien en la propia sesión del Consejo de Seguridad informó que las pláticas intersirias en Ginebra se reanudarán el 7 de marzo.
Por último, la resolución encarga al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, reportar dentro de 15 días la situación del cumplimiento de lo acordado, y después hacerlo con carácter mensual.
REACCIONES
De Mistura y Ban celebraron el alto el fuego y la decisión del Consejo, por tratarse de un paso clave en la búsqueda de la salida negociada de la crisis.
Los 15 miembros del órgano cuyas decisiones son vinculantes también destacaron el documento y pidieron a las partes su incondicional respeto.
Sin embargo, la reunión ratificó las posturas encontradas entre Estados Unidos y las potencias occidentales y Rusia.
La embajadora norteamericana aquí, Samantha Power, insistió en el cambio de régimen para Siria, bajo el argumento de que «mientras esté Bashar al Assad en el poder muchos sirios no dejarán de pelear hasta expulsarlo».
También acusó a Siria y Rusia de bombardear a los opositores, y de poner en peligro el éxito del cese de las hostilidades.
Por su parte, el vicecanciller ruso Gennady Gatilov abogó por el cumplimiento estricto e incondicional de lo reflejado en la resolución 2268, sin interpretaciones unilaterales.
En su explicación de voto en el Consejo, el funcionario defendió la urgencia de derrotar el terrorismo en el país levantino, en sintonía con la no inclusión en el cese de las hostilidades del EI, el Frente al Nusra y otros grupos extremistas.
La solución del conflicto no será posible sin la derrota del flagelo, de ahí la necesidad de que se termine el empleo de los extremistas como arma para lograr objetivos políticos y se corten las vías de suministro a los mismos, subrayó.
El alto el fuego en vigor desde hoy constituye un paso importante para el fin del conflicto, pero queda por ver la voluntad de las partes a la hora de implementarlo, sobre todo de las que siguen apostando a la injerencia.
Existe consenso en que deben imperar la calma y la postura de conversar y resolver las divergencias, únicos antídotos válidos ante las inevitables violaciones en el terreno de lo pactado, incluyendo las intencionales.
Por tanto, la fuerza de tarea creada por el Grupo de Apoyo Internacional a Siria será clave en su misión de vigilancia del cese de las hostilidades.

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