Siempre he sido del concepto de que los seguros de gastos médicos mayores o menores son para no usarse, al igual que los hospitales, por la sencilla razón de que a quién le gusta estar enfermo o mucho menos estar internado en alguna institución de salud ya sea de gobierno o pública.
Pero cuando hay necesidad de visitar al médico y llevar un tratamiento con indicaciones de un especialista, es decir, de ingresar a la clínica u hospital para ponerse en manos de profesionistas tanto el paciente como los familiares depositan toda su confianza en ellos al igual que el resto del personal que labora ahí.
Aunque no obstante no dejan de ser manejados por seres humanos tan llenos de cualidades y defectos, pero con una mayor responsabilidad porque se trata de estar en juego salud y vida de una persona teniendo en su poder el conocimiento suficiente para curarlo o bien lo que nadie desea en esta vida sucesos lamentables.
Cuando pasa esto solo hay dos causas. La primera que es perder la vida, circunstancia en la que nadie puede hacer nada porque Dios así lo decidió y la otra en donde el ser humano cometió un error, a lo que ahora en términos legales se le castiga como negligencia médica.
Conforme han pasado los últimos años éste último ha subido el índice en donde el error del ser humano ha convertido estas negligencias médicas en una pérdida irreparable para los familiares y por el lado de los hospitales y médicos, cuantiosas demandas a las que tienen que enfrentarse en aquellos casos cuando la gente llega a tomar la decisión de denunciar ante las autoridades correspondientes.
Esto viene a colación porque desde hace poco más de dos semanas en la capital de Coahuila, el Hospital del Niño de Saltillo, ha tenido que enfrentar una serie de acusaciones sobre negligencia médica por la muerte de dos menores de edad, siendo ésta situación investigada por las autoridades correspondientes para poder deslindar responsabilidades jurídicas y determinar si lo fueron o no.
Pero este lamentable suceso no ha sido el único problema por el cual ha tenido que pasar el Hospital del Niño ya que tanto usuarios como trabajadores han denunciado de manera pública las deficiencias y carencias de insumos en las áreas de urgencias y quirófanos.
También han existido las denuncias formales sobre las corruptelas que nada más no han tenido seguimiento sobre la mala administración ni siquiera con la intervención de auditorías contables y conciliación en su inventario tanto en su plantilla laboral e insumos.
Existen innumerables quejas que solo quedan ahí, empolvadas para el mejor aliado de las soluciones, sin resolver que es el olvido hasta que la gente se canse dejándolo mejor a un lado y seguir con su vida.
Pero definitivamente la gota que derramo el vaso fue la muerte de estos dos infantes, la crisis de la influenza, casos de la zika, aunado a las irregularidades en las finanzas, en donde el Gobierno del Estado destituyó al Secretario de Salud, al Dr. Héctor Mario Zapata de la Garza, mientras continúan las investigaciones.
La medida radical sobre la sustitución sorprendió a todos, ya que la tan acostumbrada por parte de los ciudadanos en donde como disco rayado siempre comentan “nunca se hace nada”, dejó callado a una gran parte de la población y visto con buenos ojos la decisión y acción tomada por la administración del gobernador, Rubén Morera Valdez.
El nombramiento del nuevo Secretario de Salud de Coahuila, fue ocupado por el Lic. Jorge Eduardo Verástegui Saucedo, quien se venía desempeñando como Secretario de Fiscalización y Rendición de Cuentas.
Para pronto no se dejaron de escuchar aunque pocas críticas de algunos comentaristas noticiosos en radio, así como el de uno que otro editorialista en donde manifestaron la extrañes de su nuevo cargo por el simple hecho de estar titulado como Licenciado en Ciencias de la Comunicación, es decir, sin ninguna relación en cuanto a cuestiones médicas o lo habitualmente acostumbrado que los titulares anteriores en la Secretaría de Salud de Coahuila, han sido personas que cuentan con un título médico.
Hoy en día veo con tristeza que nuestra profesionalización como Licenciados en Comunicación o Ciencias de la Comunicación, se le ha menospreciado al menos para la gente ignorante que dicha carrera no se le aprecia como tal y he visto entristecido a muchos de mis compañeros homólogos de mi generación universitaria así como el de algunos otras universidades que el momento del campo laboral no tienen idea de lo que se trata nuestra carrera profesional o mucho menos para qué servimos siendo contratados muchos en áreas de ventas, cargadores de cámaras o cables de alguna televisora, escribir notas informativas, hasta de fotógrafos o hablar en público ya sea en un evento de trabajo o simplemente social porque dizque hablamos mucho, motivo por el cual estudiamos comunicación por su mente inculta piensan que en la universidad se nos enseñó precisamente eso: Hablar mucho.
El nuevo cargo de Lic. Jorge Eduardo Verástegui Saucedo, en donde aparentemente no tiene nada que ver a su carrera de tronco común, es verdaderamente una inspiración para nuevas generaciones de comunicólogos en donde no solo su experiencia laboral en diferentes empresas como lo fue en Televisa, S.A., México, D.F.; Buro de Publicidad, S.A.; ISLO, S.A.; CINSA, S.A.; Industria Confad, S.A.; y Grupo Industrial Saltillo, S.A., así como sus cursos y seminarios de especialización al igual que sus actualizaciones de las mismas.
Y en su último y primer cargo como funcionario público como Secretario de Fiscalización y Rendición de Cuentas de Coahuila, lo convierte como una persona más que calificada en donde la improvisación no tiene lugar en su estilo, vida personal ni profesional. Ejemplo a seguir y admiración para futuros comunicólogos y fuente de iluminación a los ignorantes que siguen pensando que la carrera de comunicólogo solo sirve para una sola cosa.