En los reclusorios de la Ciudad de México se puede vivir como en la calle, pero todo cuesta: la comida, la estancia, las visitas íntimas y la droga.
Y son las propias autoridades y jefes de seguridad quienes cobran a internos poderosos por tener las “concesiones”, para que estos las controlen y vendan al resto de la población.
Internos, ex reclusos y custodios de los reclusorios Norte, Sur y Oriente, revelan que entre las concesiones más caras están las de las Salas, espacios para los internos que buscan lugares cómodos para no estar en población abierta con familiares.
Cobran por la pura mesa desde 30 a 50 pesos y hasta 150 en las VIP; venden comida corrida, a la carta y bebidas, pero el costo de los alimentos se puede hasta triplicar comparado con la calle. Esto sucede también en otros penales del país.
Cobran a reos por servicios en cárceles de CDMX
