*Grandes… Pequeñeces
*Pleitos, no Democracia
*De los “Conquistadores”
La peor señal sobre la prolongación de un mal gobierno es corroborar que hasta en las cosas nimias existe un hilo conductor sobre la intermitente corrupción, corroídas las entrañas del sistema. Una sola muestra: la limpieza del centro histórico de la Ciudad de México, que por decreto se llamará así sin su apellido anterior “Distrito Federal”, fue encargada a una empresa particular –cuando tal función es una de las básicas del gobierno metropolitano-, Jofran Mantenimiento y Limpieza Integral de Calidad, con carencia de equipo evidente y sobrecostos exagerados por la realización de los trabajos. Naturalmente, los responsables del gobierno citadino alegarán que se trata de una campaña electorera más destinada a bajarle bonos al desesperado Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de gobierno, cuya indefinición ideológica se tradujo en su indecisión por formar parte de alguno de los partidos de izquierda.
Si siguiéramos la línea de que cualquier denuncia pública contra los funcionarios federales, estatales o municipales –las delegaciones de la gran urbe serán municipios-, debiera limitarse en aras de no perjudicar el proselitismo dentro de la estructura de la partidocracia enferma de muerte, los medios informativos sólo filtrarían noticias tan importantes como la poda de arbolitos o el cuidado y sueldos de los ex presidentes quienes, cada uno, se sienten como referentes obligados de buen hacer –en su locura egocentrista-, comparándose con el desastre actual.
Imaginemos, entonces, cómo actuarían los felones apropiados del poder público de no existir los señalamientos periodísticos o al limitarse la libre expresión de las ideas. Si ya de por sí los medios están cuestionados porque muchos de ellos, sobre todo los masivos, están supeditados o en franco maridaje con el poder central o con los mandatarios estatales, de no haber espacios para exhibir los abusos, incluso los menores, los abusos no serían siquiera conocidos, como antaño –digamos desde la era alemanista hasta la del execrable miguel de la madrid-, y no sería posible explicar el origen de las fortunas inmensas de quienes han ocupado la regia casona presidencial arrebatada a los terrenos de Chapultepec por el general Lázaro Cárdenas del Río tratando con ello de evitar que cada jefe de Estado erigiera opulentas mansiones para exaltar la “dignidad” de sus perentorios cargos. Los abusos se convirtieron en disimulados peculados contra la nación.
Y lo que falta. El abogado Francisco Sorcia me entregó, muy recientemente, la papelería que corrobora el presunto “lavado de dinero” de luis videgaray caso, secretario de Hacienda, como consecuencia del irregular procedimiento para adquirir una residencia en Malinalco, Estado de México, con supuesto dinero propio que, ni con mucho, es dable justificar en la relación salario-haberes del cuestionado miembro del gabinete en condición de presidenciable. Cuando menos existen diez distintas modalidades para tipificar el delito en cuestión como lo demostró, con amplitud en la denuncia penal correspondiente estructurada con cuatrocientas fojas. Pero, ¿eso le quita el sueño? Naturalmente que no mientras la “justicia” responda a las consignas de la superioridad.
Tal es la dimensión de las cosas. Por una parte, se airean los asuntos menores y se ocultan los mayores; por la otra, la evidente negligencia de la justicia –que nos cuesta una barbaridad a los mexicanos desde los sueldos ofensivos a ministros y magistrados-, capaz de proteger a los “intocables” –esos a quienes el señor peña sentenció asegurando que NO los admitiría en tono profundamente demagógico-, y de perseguir, de manera feroz, a los burócratas de medio pelo… y ya ni a esos. Claro, de vez en cuando, aparece un “capo”, y lo encierran o extraditan, justificando con ello la guerra entre mafias más inútil de todos los tiempos: las batallas se pierden, la pila de cadáveres aumenta y no disminuyen las exportaciones de drogas hacia el mayor mercado de consumo en el mundo. ¿Casualidades?
Por otra parte la democracia no consiste en imponer sino en impulsar a la sociedad. Esto es: si el gobierno decide, sobre todo para que los mandamases obtengan jugosas comisiones, realizar un corredor “cultural” en la Avenida Chapultepec, en la Ciudad de México, no se consulta a los vecinos al grado de que éstos, al percatarse de las irregularidades desde el inicio, salen a protestar, elevan las voces y se dicen ultrajados por una obra pública que NO desean ni les produce ni les va bien.
En democracia, es el colectivo quien determina las pautas no los acomodados miembros de un gabinete amorfo, mediocre y absolutamente renuente a condicionarse a los designios de la población. Tan es así que los “presidenciables”, colaboradores de peña todos ellos, son tan poca cosa que si mencionamos a miguel ángel osorio chong y a luis videgaray como puteros; a ellos se han sumado Aurelio Nuño Mayer, el destazador de la educación, y el despistado José Narro Robles, dispuesto a imitar a su predecesor Juan Ramón de la Fuente Ramírez –tuvo madre y por eso subrayamos su segundo apellido al que casi todos desconocen-, sin siquiera el menor conocimiento de la geopolítica nacional. ¿Puede el PRI ganar con semejantes cartas?
Me dirán que falta un “as”: Manlio Fabio Beltrones, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI por ahora, cuyos rezagos en Sonora se traducen en señalamientos por peculado con un monto de mil millones de pesos, bastante más que la deuda de Coahuila contraída por el pillastre de Humberto Moreira Valdés a espaldas del Congreso local –treinta y tres mil millones de pesos de origen-, aunque jamás se ha indagado al respecto y es difícil que a estas alturas brinque a los titulares… porque las apuestas por éste aumentan en la medida en que disminuyen los momios de los atildados ministros del presidente. Es de risa loca creer en la posibilidad de resucitar a los muertos, aunque este personaje ya lo ha hecho varias veces. ¿Tendrá pacto con algún ente maligno?
No cesan los feminicidios ni disminuye la violencia; la economía, nos dicen, “va bien aunque no tanto” –en palabras del tuerto Ernesto Torre Cantú, director del Grupo Financiero Banamex fusionado con el Citigroup, señalado como la mayor lavandería de dinero sucio en el mundo-, cuando nos precipitamos hacia un desequilibrio todavía más severa ante las fluctuaciones del precio del petróleo y las del peso ante el dólar vencedor siempre. La perspectiva general, tan severa, parece haber ocasionado una especie de marasmo entre los mexicanos a quienes se vende la torpe idea de las desviaciones menores a través de compañías que salen sobrando: la limpieza de la capital del país debe ser responsabilidad del gobierno de ésta, con instrumentos y maquinarias propias, y no mediante concesiones que generan no sólo sospechas sino evidencias de prevaricación.
Las grandes pequeñeces nos aíslan en un mar de turbulencias mayores. Como el hecho del uso mediático sobre “El Chapo”, Joaquín Guzmán Loera, cuya interminable telenovela mantiene el interés en el criminal –no se olvide ni se desdeñe este calificativo-, mediando entrevistas perfectamente orquestadas con su esposa, su hija y hasta una actriz envuelta en el torbellino, Kate del Castillo. ¿Y Sean Justin Penn? Quizá como es estadounidense se ha vuelto igualmente intocable en el globalizado mundo de hoy en el que un elemento de esta nacionalidad sigue valiendo, para los poderosos, como diez connacionales nuestros. A este indecoro nos ha arrastrado el gobierno rastrero de enrique peña.
Por todo lo anterior se explica que Nuño Mayer, el secretario devastador de la Educación, haya determinado suprimir la materia de “Historia”, diseminándola en la de Ciencias Sociales o Cívicas, minimizándola cuanto pudo, para que, además, los mexicanos pierdan la memoria y acaben por señalar que Madero es una calle peatonal y Juárez, una avenida devastada por los sismos de 1985. No falta mucho para que comencemos a escuchar semejantes respuestas.
Las grandes pequeñeces son, sin duda, un enorme camuflaje “institucional” de la mano del gobierno putrefacto. Y quien no lo crea así que aporte elementos, y no ofensas ni descalificaciones, para discutirlo.
Debate
Los pleitos de comadres, no nos confundamos, no son parte de la democracia en la cual valen los debates, incluso con ideas tergiversadas que pueden enderezarse, pero no los movimientos soterrados, envueltos en insultos, destinados precisamente a la parálisis y no a la construcción de nuevos escenarios. Entiéndase bien para que los idólatras políticos –aquellos que se imponen dioses como guías inmarcesibles, digamos AMLO, “El Bronco”, Rafael Moreno Valle, la Margarita en pal de deshojarse, o los que quieren ocupar los espacios independientes con sus largas colas aún en crecimiento por sus posiciones baladíes-, vayan entendiendo que, en cualquier actividad humana, es menester conocer de límites y concesiones a los derechos de los demás.
Va lo anterior para los tantos candidatos, sobre todo quienes se dicen de izquierda porque saltaron como chapulines de un partido a otro, cuyo proselitismo consiste en lanzar toda la mugre que puedan contra sus adversarios en lugar de dialogar seriamente con ellos si bien es razonable dirimir las controversias sobre cuestiones personales que, al saltar a la vida pública, son extensión de sus propios perfiles políticos. Sólo deben reparar en un límite: cuando la vida privada NO afecta a la pública, debe respetarse.
¡Cuánta desesperación deben sentir, ahora mismo, los ciudadanos de las doce entidades en fase de renovar gubernaturas este mismo año! En Veracruz, por ejemplo, el jaloneo es entre los Yunes con un gobernador saliente, Javier Duarte de Ochoa, en el basurero de la historia pero todavía con capacidad para ensuciarse más las manos y el alma. Y ni qué decir Tamaulipas cuya única salida es consolidar el valor colectivo para volcarse a las urnas en pro de un candidato independiente, Francisco Chavira Martínez, para intentar zanjar la tendencia hacia el estado-fallido con miras a extenderlo a todo el país. La coyuntura es gravísima.
Por desgracia, también el espacio para la ciudadanía, el de los independientes, se atrofia. En Quintana Roo, por ejemplo, tierra de los caciques Borge, un priísta dolido se convirtió en abanderado del PAN y el PRD, Carlos Joaquín González, medio hermano de Pedro Joaquín Coldwell, dueño de Cozumel y secretario de Eenergía, cargo por donde han pasado los mayores mercaderes de nuestro México: Luis Téllez Kuenzler y felipe calderón, artífices del desmantelamiento de PEMEX para abaratarlo y ofertarlo a las grandes compañías del orbe.
A este panorama ha descendido la política en el país.
La Anécdota
Sigo con los cuentos de os abogados españoles. Uno de ellos me dijo:
-Nosotros queremos a los mexicanos; pero allá no nos quieren a nosotros. ¿Para qué siguen hablando de la “conquista”?
Antes había dicho que los socialistas no habían entendido que perdieron la guerra civil en 1936. Esto es: olvido para cuanto les conviene y memoria fresca para lo que no. Y sobre la “conquista” ya va siendo hora de que se ubique bien el término: jamás fue México el conquistado sino los pueblos de Mesoamérica. Nuestra nación surgió a partir de 1821 cuando los hispanos fueron derrotados y enviados al océano. Ya basta de discordancias históricas. ¿Será por esto que ya no quieren esta materia en las escuelas?
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Tenemos que asirnos a la gran maestra de los pueblos, la historia. Sobre todo para no repetir los mismos errores de antaño –cómo la neoconquista ya en marcha, ésta sí contra México-, ni ser rehenes de los manipuladores del presente. Hablamos del fondo no de las formas.