Por Luis Chimal
(n22) La vuelta en la que dejamos nuestra infancia para convertirnos en adultos se encuentra retratada en la puesta en escena Curva Peligrosa, una obra en la que el protagonista hace un viaje por sus recuerdos y rememora a sus amigos que sufrieron un accidente automovilístico, justo en el instante en el que debe reconocer sus cuerpos.
Curva peligrosa atrapó desde el principio a la directora Sandra Félix y no solo por la historia, “quería hacer un teatro para jóvenes, me pareció una muy buena oportunidad hacer una pieza que hable de los temas de la adolescencia y que trate también sobre cómo los adultos convivimos con los adolescentes”, comentó para Agencia N22.
“Es una obra a manera didáctica pero no sangrona, es decir, el autor es muy inteligente y lo pone de una manera divertida y reflexiva, para que los jóvenes se vean retratados y conozcan los riesgos que implican estas circunstancias, como el embarazo y las drogas”, agregó.
Christian Cortés, Judith Cruzado y Luis Eduardo Yee, son los actores que le dan vida a los personajes, y algo que tuvo claro desde un principio Sandra Félix es que no pareciera “como cliché, sino que deje que los actores partieran de sus propios recuerdos de esta etapa, por ejemplo: ¿Qué es lo que sentían? ¿Qué es lo que pasaban? ¿De dónde surgía su psicología? Esto para no entrar en algo caricaturizado”.
Porque para Sandra Félix “los adolescentes buscan una identidad, un lugar, una personalidad propia, no estar a la sombra de los padres. Lo que buscan son las experiencias por sí mismas, pero esto tiene un riesgo, una curva, que al querer experimentar por primera el alcohol, la droga, la alta velocidad, se crea un acto de rebeldía excesivo que se ve en la obra”.
“Hay un punto en la obra que los jóvenes imitan a sus prefectos y a sus padres de una manera dura porque ellos notan que los padres quieren ser muy autoritarios, al poner reglas soló por el hecho de ponerlas”, explicó Félix.
Esta situación refleja la visión de los adolescentes ante la vida y la persistente idea de “no me va a pasar nada porque tengo 15, nadie se mata a los 15”, “porque los adolescentes se creen inmortales”, añadió.
La obra conduce al espectador hasta su época de rebeldía, en una cruzada entre la niñez y la edad adulta, entre la inocencia y la madurez, donde los errores tienen un precio alto.
Los jóvenes y los riegos contemporáneos.
Para la directora, en la actualidad los jóvenes se encuentran inmersos en un mundo violento, por lo que se enfrentan a diferentes desafíos.
“En mi generación podíamos andar en los parques y en camiones por todos lados, actualmente estamos en un momento difícil, a los adolescentes les tocó un país muy violento, con riesgo de secuestro y cosas terribles en las que ellos pueden caer, como el narcotráfico, el tejido social está roto”.
Otro enfrentamiento que tienen los jóvenes es con las redes sociales y la información. “Hay algo bueno y malo de las redes sociales. Lo bueno es que pueden tener contacto con sus amigos, sin embargo, los alejan del tiempo cercano, eso nos pasa a todos, nos acercamos a los que están lejos y nos distanciamos de los que están cerca”.
Esta obra es para jóvenes y padres porque “los padres se enfrentan a la dificultad de saber cómo tratarlos y poner límites, mientras que los jóvenes necesitan su espacio y aprender por sí mismos, por lo que es importante ver la obra para mejor nuestras relaciones de la vida cotidiana”, comentó Sandra.
La obra es muy ágil y visualmente atractiva porque tiene tres paredes altas, donde sucede la acción y en ellas se proyectan diferentes videos al tiempo que la música original del grupo El Gabinete lo ambienta de alegría y nostalgia.
Curva Peligrosa se presentará los sábados y domingos hasta el 17 de abril en el Teatro Benito Juárez.