Mark Spitz: el «super» deportista de Munich-1972

La Habana, (PL).- Un «super» deportista acaparó las miradas en los Juegos de Munich-1972, el nadador estadounidense Mark Spitz, el primer hombre en ganar siete medallas de oro en una edición olímpica y con igual cantidad de récords mundiales.
En la ciudad alemana, Spitz enarboló la famosa frase del emperador romano Julio César: «vini, vidi, vinci» (vine, vi y vencí), al conquistar los 100 (51.22 segundos) y 200 metros del estilo libre (1.52.78), y los 100 (54.27) y los 200 mariposa (2.00.70).
También se alzó con la corona en el relevo 4×100 (3.26.42) y 4×200 (7.35.78) libre, y la posta 4×100 (3.48.16) combinados.
Tras la magna justa germana tuvo la satisfacción de adjudicarse la nominación del Nadador Mundial del Año con el Premio Sullivan Award-1972 (mejor atleta aficionado de Estados Unidos).
Además esa excepcional hazaña le abrió las puertas al Salón de la Fama Internacional en 1977, para lo cual también se tuvo en cuenta su actuación completa en citas de verano, dos en total.
Spitz sentó cátedra en los Juegos Panamericanos de 1967 en la ciudad canadiense de Winnipeg, de donde se llevó cinco títulos y quebró dos récords mundiales en 100 (56.29 segundos) y 200 (2.06.42 minutos) metros mariposa.
También ayudó al equipo a batir la marca en los 4×200 libre
(8.00.46). Para completar, ganó oro en 4×100 libre (3.3.08) y 4×100 combinados (3.59.31).
Con ese aval acudió a las Olimpiadas de México-1968, con 22 años de edad, y demostró ya sus capacidades a nivel universal: dos medallas de oro, una de plata y otra de bronce.
En esa cita triunfó en los relevos 4×100 y 4×200 libre, consiguió el subcampeonato en los 100 mariposa y el tercer lugar en los 100 libre.
Previo al mencionado certamen, Spitz ya contaba con un nuevo
entrenador, Doc Counsilman, especialista en manejar atletas, que le llevó a obtener cuatro campeonatos nacionales y dos interuniversitarios.
Nacido el 10 de febrero de 1950 en Modesto, California, Spitz
comenzó a nadar en competencias a los ocho años y en 1959 ya tenía su propio entrenador, Sherm Chavoor. Practicaba los siete días de la semana de las 52 de cada almanaque.
Antes de cumplir 11, Spitz era titular de 17 récords nacionales en su categoría. Poco después lo inscribieron en el Club de Natación Santa Clara, en el que tuvo como preparador a George Haines, todavía más exigente que Chavoor.
«Es ahora o nunca.» Esta frase del padre, cuando Spitz tenía 14 años, fue el principal impulso para convertirlo en campeón.
Después siguió su bregar en la universidad de Indiana, momento en el cual comenzó a cosechar una reputación extendida nacionalmente, al punto que en su carrera obtuvo 24 títulos locales e implantó 35 récords para el país.
Tuvo la oportunidad de estar bajo las órdenes de los considerados tres de los más grandes entrenadores de la disciplina en Estados Unidos: Chavoor, Counsilman y  Haines, todos miembros del Salón de la Fama.
Cuentan que Spitz tuvo mejores resultados competitivos que ningún otro nadador compatriota por la eficiencia de sus brazadas, con la característica de que sus piernas y brazos trabajaban perfectamente al unísono.
Al llegar su retiro, con tan solo 22 años, el tritón sumaba 26 récords mundiales individuales y siete en relevos. Retornó dos décadas después, en los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992, pero fue un infeliz intento por sumar una presea dorada más, esa vez en 100 metros libre.
Solo existe hoy en día un tritón que ha superado aquella hazaña de Mark Spitz. Se trata de su compatriota Michael Phelps, quien consiguió ocho medallas de oro olímpicas en Beijing-08: todo un récord mundial e histórico.

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