Washington, 30 mar (PL) El gigante tecnológico Apple encara hoy la necesidad de mejorar la privacidad de sus teléfonos iPhone, recién penetrada sin ayuda por las autoridades gubernamentales para una investigación antiterrorista.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) finalmente accedió al teléfono de uno de los autores de la masacre de San Bernardino, California, sin la colaboración de Apple, que se negaba a revelar secretos industriales.
El gobierno se niega a revelar la identidad de la persona u organización que logró «hackear» el dispositivo de Syed Rizwan Farook, autor de la matanza, en busca de pistas que ayuden a esclarecer el caso.
Apple tampoco puede revertir el «hackeo» pues el teléfono de marras sigue en poder de las autoridades, que se niegan a entregárselo a quienes se opusieron de entrada a colaborar con la investigación amparándose en el secreto industrial.
Varios empleados de la empresa que hablaron bajo condición de anonimato estimaron que antiguos compañeros podrían haber ayudado al gobierno en lo que parecía una misión imposible.