Compensar a la Amazonía, una cuestión de justicia en Ecuador

Por Martha Sánchez*

Quito (PL) Con expresiones serenas, los representantes de las comunidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana contemplan la ceremonia de celebración de la cosecha de la chonta, una tradición ancestral.
Algunos turistas les preguntan por sus collares, de qué animal son los colmillos impresionantes: De zorrillo, responde uno.
Pero ya no hay ese animal, aclara. Estos collares los heredamos de nuestras familias, precisa con una mezcla de tristeza y orgullo.
La Amazonía, atestada de riquezas naturales, minerales y biológicas, de animales feroces y leyendas ancestrales, no ha conocido mayor depredador que el hombre.
Ecuador posee un pedacito de esa región prodigiosa y saqueada durante siglos, y el actual gobierno intenta promover un poco de justicia, basada en un razonamiento simple: si todos los recursos extraídos de la Amazonía se hubieran invertido en ella, hoy sería uno de los territorios más desarrollados del planeta. Sin embargo, la zona deviene la viva imagen de la pobreza, con casas de madera, levantadas varios centímetros del suelo para evitar animales e inundaciones en un territorio de bosques húmedos donde puede llover hasta varias veces al día.
Basta ver la ropa tendida y las estructuras de viviendas para comprender la precariedad.
La región Amazónica en Ecuador representa el 48 por ciento de su territorio, y comprende las provincias de Orellana, Pastaza, Napo, Sucumbíos, Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
A lo largo de ellas, unas tuberías corren como venas, muchas veces a escasos metros de las viviendas. Durante décadas han transportado petróleo a bolsillos ajenos.
El gobierno encabezado por Rafael Correa, líder de un proyecto político conocido como la Revolución Ciudadana, intenta cambiar esta realidad.
LA FIESTA DE LA CHONTA
Un ejemplo ilustrativo lo constituye la comunidad indígena Cofán, en la provincia de Sucumbíos, donde el Ejecutivo dispuso la construcción de un grupo de 108 viviendas con las regalías del petróleo de la zona.
Gracias a una inversión superior a los siete millones de dólares, a fines de diciembre de este año, unas 420 personas dejarán de vivir en casas indigentes para ocupar a pocos metros una residencia con todos los servicios: sistema de agua potable, electricidad, alcantarillado sanitario, entre otros beneficios.
El proyecto incluye mitigación ambiental, mobiliario urbano, viabilidad (senderos), estructura de telecomunicaciones, servicios de salud y una escuela intercultural, a fin de garantizar la educación.
La comunidad Cofán, que ha vivido toda su vida en áreas petroleras explotadas por grandes empresas y víctima de la contaminación ambiental ocasionada por esa industria, solo ahora recibirá beneficios a modo de compensación, comentó el ingeniero Yofre Martín Poma.
El también exalcalde del cantón Lago Agrio de la provincia de Sucumbíos explicó que previo al inicio del proyecto se realizó un levantamiento de las costumbres de la comunidad y se preguntó a sus habitantes qué diseños y materiales preferían para construir las casas.
Así que las moradas en edificación por la empresa estatal Ecuador Estratégico responden a las necesidades de un grupo auténtico de la zona que vive mayormente de la pesca en el río Aguarico, la producción de artesanías y el cultivo de la chonta, un fruto que produce una palma y sirve de alimento.
La tala y la agricultura son actividades prohibidas en la región, pero el cultivo ancestral de la chonta se mantiene, y en abril y mayo kichwas, cofanes, shuares y achuares se reúnen para celebrar la cosecha de un producto tan utilitario.
Según experiencias, el fruto de cáscara roja y masa anaranjada sirve como repelente contra mosquitos, alimento para animales, materia prima para artesanías, con él se elabora la chicha de chonta, una bebida muy refrescante, y hasta un dulce exquisito.
De la palma de hasta 20 metros de altura los indios aprovechan todo, la madera dura y fuerte en construcciones, las hojas en techos y el gusano que crece en el tronco como alimento.
La cosecha de la chonta enmarca un ritual de comunión de cantos y bailes con el propósito de agradecer a la naturaleza por su generosidad.
Aunque durante décadas las fiestas fueron eventos exclusivos de la comunidad, en años recientes las autoridades de Lago Agrio convencieron a los cofanes de compartirlas con personas de diversas procedencias para sensibilizarlos con su cultura.
Visitantes nacionales y foráneos cruzan en canoa el río Aguarico por esta época a fin de arribar a la comunidad Cofán y disfrutar de sus rituales, bailes, comidas y hasta de actos de espiritualidad, con el propósito de limpiar el cuerpo, así se ha abierto una puerta al turismo.
ECUADOR ESTRATÉGICO
El representante de la empresa Ecuador Estratégico Ángel Sallo, presente en estas celebraciones, destacó la responsabilidad gubernamental de reinvertir los recursos petroleros en el bienestar de las poblaciones, pues de ese modo se le puede cambiar la vida a mucha gente.
Una de las cruzadas esenciales del actual gobierno ha sido la lucha contra la pobreza y el impulso del ideal del Buen Vivir como una meta expuesta desde la más reciente versión de la Carta Magna, en 2008.
En consecuencia, una de las vías planteadas fue el aprovechamiento responsable de los recursos naturales y la redistribución equitativa de los ingresos generados.
Hasta 2017, Ecuador Estratégico deberá dotar de infraestructura educativa, vivienda, servicios básicos, salud, telecomunicaciones y seguridad, entre otros, a más de mil comunidades en el país que fueron históricamente olvidadas.
La inversión supera los 940 millones de dólares en más de mil 200 obras en desarrollo, con el objetivo de compensar viejas políticas, de carácter meramente extractivas.
Sallo y otras autoridades locales lo resumen en una frase corta pero contundente: cuestión de justicia.
*Corresponsal de Prensa Latina en Ecuador

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