La Habana (PL).- En este mundo nuestro hay atletas tan extraordinarios que trascienden la dimensión de su personaje y el rol al que están destinados, a esos no hay palabras para describirlos ni imágenes para recordarlos.
En ese selecto grupo está el holandés Johan Cruyff, una de las figuras más influyentes de la historia del fútbol mundial.
Y es que muchos no nos acostumbramos a la idea de su muerte porque «El Holandés Volador», primero como jugador y luego como estratega, revolucionó la manera de apreciar el deporte y enamoró al mundo haciendo arte con un balón.
Su reciente fallecimiento, a causa de un cáncer de pulmón, dejó claro que su leyenda y legado traspasan el ámbito deportivo. Las muestras de cariño se multiplicaron por todo el planeta y adquirieron una trascendencia social superior a cualquier expectativa imaginable. El impacto de su desaparición física desbordó cualquier previsión.
El máximo representante del fútbol total tuvo una trascendental carrera como jugador. Además de ayudar a la selección holandesa a llegar a la final de la Copa Mundial de 1974, fue la figura fundamental de la llamada «Naranja Mecánica» que, con Rinus Michels como seleccionador, discutió dos títulos del orbe consecutivos.
A nivel de clubes, conquistó tres Copas de Europa al hilo con el Ajax entre 1971 y 1973, una Supercopa de Europa y ocho títulos de la Eredivisie con el conjunto de Ámsterdam. También ganó una liga con el Feyenoord, en 1984.
Pero, Ajax aparte, Cruyff será recordado en colores azulgrana. Su llegada al FC Barcelona en la campaña 1973-1974 marcó un antes y un después en la historia del club catalán.
Esa temporada, los culés conquistaron el título de la Liga española y rompieron así una sequía de 14 años sin coronarse, con el valor agregado de aquel electrizante triunfo 5-0 sobre el Real Madrid, en el mismísimo Santiago Bernabéu.
Tras retirarse en 1984, se convirtió en técnico del Ajax y en 1988 llegó al banquillo del Barcelona, donde implementó el concepto del fútbol total, una combinación del juego ofensivo, de control e innovaciones sobre el campo, con el sistema 3-4-3 como bandera.
Bajo su égida, el conjunto blaugrana conquistó su primera Copa de Europa, en 1992, además de una Supercopa continental, cuatro Ligas, tres Supercopas de España y una Copa del Rey.
Cruyff no solo fue un futbolista extraordinario o un entrenador de época. Fue, es y será mucho más: un visionario, un genio que ignoraba la lógica y veneraba la fantasía. Es un consentido de la gloria, esa que está al alcance de unos pocos elegidos.
De largo historial de éxitos, aunque sin un título Mundial del que presumir, Cruyff recogió lo mejor de la escuela holandesa para llevar el fútbol a otro nivel, como hace en la actualidad su heredero natural: el español Josep Guardiola.
Johan recibió en 2014 el Premio Presidente de la Unión de Federaciones de Fútbol Europeas, por su contribución al balompié y su compromiso para entretener al público con su propia y única manera de entender el deporte.
Yo no sabía nada de fútbol hasta que lo conocí. Nada de nada. Él me lo enseñó todo, me abrió un mundo nuevo, una película fascinante, reveló Guardiola, actual entrenador del Bayern de Munich. Tras su deceso, el club de sus amores, el Barça, le abrió un espacio para el tributo en el estadio Camp Nou. El presidente de la entidad azulgrana, Josep Maria Bartomeu, inauguró el memorial dominado por un gran retrato de la leyenda del fútbol, sonriente y con un balón en mano, flanqueado por dos grandes ramos de rosas.
Son días tristes para el barcelonismo. Son días tristes para la gente que ama el fútbol. Junto a la familia Cruyff hemos iniciado este memorial para que todo el mundo pueda expresar y dar su último adiós a esta figura, señaló Bartomeu.
Personas de todo el mundo, españoles, holandeses, pero también chinos, japoneses, marroquíes y británicos, entre muchos otros, hasta sumar más de 60 mil, pasaron a presentar sus respetos al holandés y muchas instituciones enviaron coronas de flores que se colocaron en las gradas del estadio.
Estos días son muy tristes porque, como siempre digo, hay personas que no deberían morirse nunca y una de ellas es Johan Cruyff, destacó el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quien también fue a Barcelona a despedir al «Flaco».
El astro holandés «es un poco de todos», aseguró su hijo, Jordi Cruyff, al agradecer las muestras de condolencias y cariño, tras su muerte.
Es increíble que mi padre haya tenido tanta resonancia en todos los sitios, que haya sido una inspiración para tantísima gente, ya no sólo en el mundo del fútbol, sino como era él con su aura especial, su cariño y su calor, añadió Jordi.
Por su parte, el exfutbolista y exentrenador argentino Jorge Valdano apuntó que Johan «enseñó al Barcelona a jugar de manera diferente, y a ganar. Era diferente, un genio. Su intuición lo hizo adelantarse a su tiempo. La huella que deja en el fútbol va más allá de la rivalidad. Es el iniciador de un camino nuevo que ha cambiado la historia».
Los tributos al holandés concluirán este sábado con el clásico Barcelona-Madrid, en el que realizará el visionado de un video y los jugadores de la escuadra azulgrana lucirán en el pecho de la camiseta el lema: «Gràcies, Johan», en lugar del escudo que distingue al equipo como campeón del mundo.
También se dará un hecho insólito, pues se espera que todos los expresidentes vivos del Barcelona acompañen a Bartomeu en el palco del Camp Nou, para homenajear al mito del fútbol mundial en el clásico de la Liga española.
Agustí Montal, Raimon Carrasco, Josep Lluís Núñez, Joan Gaspart, Enric Reyna, Joan Laporta y Sandro Rosell olvidarán las diferencias que los separan, en algunos casos desde hace años, y se sentarán junto a Bartomeu para despedir al genio, al creador, al principal artífice del fútbol total.
(*) Periodista de Prensa Latina; duber@prensa-latina.cu
Johan Cruyff, el hombre que revolucionó el fútbol

Por Duber Luis Piñeiro González (*)