Lima, 6 abr (PL) El impacto de una multitudinaria marcha de rechazo a la candidata presidencial favorita en Perú, Keiko Fujimori, proyecta hoy suspenso sobre los resultados de los comicios, cuya primera vuelta será el próximo domingo.
Aunque la movilización fue convocada por colectivos ciudadanos, principalmente juveniles, orgánicamente ajenos a los partidos, los llamados a no votar por la hija del exgobernante Alberto Fujimori (1990-2000) sonaron con fuerza durante la movilización, de masividad pocas veces vista en la ciudad. La hija del exgobernante encabeza las encuestas, mientras el segundo lugar y el paso a la segunda vuelta lo disputan su más clara oponente, la progresista Verónika Mendoza, con tendencia creciente, y el neoliberal Pedro Pablo Kuczynski.
La marcha se replicó en decenas de ciudades del interior y se sumaron a la distancia peruanos emigrados en diversos países de tres continentes, así como por pronunciamientos de artistas, más de 240 fotorreporteros y hasta un grupo de hinchas de un popular equipo de fútbol.
Según diversos analistas, la marcha, en la que participaron entre 50 mil y 80 mil manifestantes, según dos diarios locales, puso también un signo de interrogación sobre la viabilidad y estabilidad social de un posible gobierno de la aspirante neoliberal, habida cuenta del fuerte rechazo social que tendría que enfrentar.
La movilización evidenció además que no fue convincente el compromiso firmado en público el pasado domingo por Keiko Fujimori, de que respetara la democracia y los derechos humanos y no repetirá el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992.
La marcha fue convocada justamente en el 26 aniversario de aquel golpe que, con apoyo militar, cerró el parlamento y sometió a control gubernamental al poder judicial y al ministerio público, estableciendo un régimen calificado como represivo.
El candidato de Fujimori a la vicepresidencia, José Chlimper, quien fue ministro del último gabinete de Alberto Fujimori, intentó minimizar la masividad de la marcha y cuestionarla por no tener un carácter propositivo.
Añadió que su candidata es ajena a las culpas del padre, de quien fue primera dama, pues era muy joven entonces, sostuvo que su partido, Fuerza Popular, es mayoritario y tiene bases sociales, por lo que no se puede rechazar su acceso al gobierno por las urnas.
La postulante fujimorista al parlamento usó un tono más duro y manifestó su radical desagrado por la movilización y la acusó de racismo, por el uso del término familiar «china», como llaman seguidores y detractores a Keiko, aunque en la marcha fue acompañado por duros epítetos.
El comentarista Mirko Lauer, ajeno a la izquierda, señala por otra parte en el diario La República que la movilización de ayer tiene como principal beneficiaria a Mendoza, pues «hay algo así como una contraposición natural entre la izquierda y el fujimorismo»
«Si pasa a la segunda vuelta, con esto habrá avanzado un temprano paso en el acopio del voto antifujimorista. Si no llega, se habrá constituido en una aliada indispensable para la segunda vuelta», agrega Lauer.
La candidata Alcorta consideró prácticamente seguro que en la segunda vuelta se enfrentarán Fujimori y Mendoza, y el historiador y analista político Nelson Manrique avisora la misma final, histórica porque sería por primera vez una definición entre mujeres y sería la primera vez que se eligiera a una mujer para gobernar el país.
Manrique dijo que las tendencias registradas por las últimas encuestas «señalan que el respaldo de Verónika Mendoza ha crecido geométricamente, mientras las demás candidaturas o se han estancado o están en retroceso. De mantenerse esta dinámica, Mendoza pasará a la segunda vuelta».
Peruanos marchan contra la candidata presidencial Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori
Por Manuel Robles Sosa