Coahuilense de corazón

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Una de las preguntas más importantes del ser humano sobre la vida es seguramente nuestro origen. ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes son nuestros antepasados?, son algunas de las muchas interrogaciones que surgen cuando queremos saber sobre nuestra existencia. Mismas preguntas, pero a una menor escala cuando queremos saber de quienes somos descendientes y se investiga todo el árbol genealógico familiar.

La importancia de tener una propia identidad soportada con un historial de descendencia parece algo sin importancia a su primera impresión, sin embargo, cuando descubrimos que en nuestro árbol genealógico existió un familiar de “sangre azul”, es decir, de abolengo o que participó en al hecho histórico de nuestro país o aún más si fue algo que sucedió en el extranjero no falta que aflore el malinchismo, siendo muy típico el escuchar: “yo vengo de familia española, o bien, yo vengo de familia inglesa”.

Pero si ese no es su caso en particular, tampoco hay necesidad de sentirse mal o ni tampoco se preocupe porque no tiene un legado familiar que respalde para sentirse orgulloso. Al menos todos los coahuilenses debemos sentirnos orgullosos no solo por vivir en esta entidad, sino también por haber nacido en Coahuila.

No faltará lector alguno que se esté preguntando el por qué o que simplemente estoy exagerando, pero para ser honestos el responder una pregunta o dar una explicación difícilmente podría hacerlo en una sola línea y a lo que escriba a continuación me quedaré muy corto para satisfacer mi orgullo de ser coahuilense.

Durante años hemos sido una entidad ejemplar en donde se nos ha copiado innovaciones en sistemas de producción, industrial, textil, gastronómica y sistemas educativos. Ahora es necesario tener que seguir el camino ejemplar de otros estados del país en donde sus principales y ancestrales costumbres y tradiciones, culturales y artesanales, son declaradas patrimonio del Estado.

Coahuila tiene muchas cosas de qué sentirse orgulloso y que solo en éstas tierras cuyos orígenes de casi 440 años se traslada a los tlaxcaltecas, en donde dieron nacer a más pobladores.

Nuevo León, Zacatecas, Hidalgo, Tlaxcala y otras Entidades de la república mexicana desde hace tiempo han decretado patrimonio de su Estado entre otras actividades artículos artesanales, dulces regionales, platillos comestibles o pan.

¿Por qué no hacerlo, antes de que se nos adelanten los asiáticos?, es decir, ellos no podrán considerarlo como un patrimonio pero nadie puede negar que no tienen impedimento alguno para poder patentarlo con un registro de marca como lo hicieron con el Escudo Nacional de México en su diseño del Instituto Nacional del Seguro Social, adjudicado por la empresa de juegos, juguetes, artículos de gimnasia y deporte de la empresa de mercadotecnia y publicidad Shanghái Express, adjudicado el 4 de enero de 2010 y terminando hasta el 3 de enero de 2035, información proporcionada por el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual conocido por sus siglas el IMPI de México, por solo 12 mil 730 pesos según la constancia del expediente número 535196.

Quién nos asegura que no puedan hacer lo mismo con el pan de pulque, también conocido como el pan de fiesta llevando como ingredientes pulque y anís. También el sarape icono de la ciudad Saltillo o bien los deliciosos tamales o la nieve que hacen los ramosarizpenses o lo que sería, pero cualquier otro tipo de artesanía y costumbres de las distintas cabeceras municipales

Es muy común que cuando uno pasa por Saltillo o que un saltillense visita alguna amistad o familiar, no falta el encarguito del panecito que hace romper cualquier disciplina de dieta por ser tan irresistible (y más si va remojado con leche y mejor si el remojo va con todo y parte de los dedos de una mano).

Existen pocas panaderías que trabajan el pulque o vino de tierra conocido así por nuestros antepasados los mazahuas y otomíes, quienes hacían el agua miel para su comercialización, fiestas, celebraciones religiosas, e inclusive para remedios medicinales.

Coahuila tiene una gran variedad de usos del pulque, cuya producción lamentablemente se viene abajo cuando es afectada por alguna tempranera y sorpresiva helada de las que ya ha sufrido la Entidad, congelando gran cantidad de magueyes de donde se extrae el agua miel para procesarlo.

Persistimos, ¿por qué no declarar patrimonio de Coahuila el pan de pulque, el de acero, los tamales, las reconocidas e igual de tradicionales “Panochas” también conocidas como “Pan de Campo” de Torreón, esas gigantes y redondas tortillas de harina de trigo que llegan a medir hasta más de medio metro y que rellenas de algún guisado, que por años deja satisfechos a los estómagos de los laguneros coahuilenses, ahí están los reconocidos dulces de Parras, sobre todo los de leche quemada, de higo, membrillo, manzana o durazno.

Hay mucho de que los coahuilenses podemos jactarnos y sentirnos muy orgullosos con una propia identidad en donde cualquiera de nosotros llevamos en nuestro corazón la marca registrada de ser coahuilense.

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